Capítulo 4

3.3K 261 86
                                    


—¿Quién eres para mi hermana?— Preguntó Tommy. Armin se rió ante su pregunta.

—Soy su compañero de juegos, el segundo jugador— respondió riéndose—, soy como el que sigue al personaje principal de un lado a otro en un juego.

—¿Cómo se conocieron?— Esa vez fue Kentin quien habló. Esos dos juntos son mi peor pesadilla. No es por nada malo pero si me veían al menos diciéndole hola a un chico, me caían del cielo, por no decir que se me aparecían de la nada. Siempre tenían que meterse en mi vida aunque no sea muy divertida o al menos para ellos.

—Si le van a hacer un interrogatorio al estilo Conan, al menos invitenlo a pasar y sentarse en el mueble— les sugerí tomando a Armin del brazo y jalandolo adentro.

—¿Estás invitando un hombre a tu casa?— Cuestionó Tom en forma de burla. Me sonrojé un poco al pensarlo a su estilo y luego miré a Armin quien se encontraba con una expresión algo problemática.

—Si, si piensenlo de la forma que quieran. Yo sé que no es así y eso me basta— me levanté del asiento y me dirigí a la cocina para beber agua y llevarle un vaso de jugo de naranja a Armin, el error número uno que cometí: Dejarlo solo con el dúo.

Volví a la sala y vi que el castaño con rizos le estaba mostrando mis fotos de la primera convención de videojuegos a la que fui. Esa vez mis mejillas si estaban ardiendo, pude sentir como si mi piel estuviera a punto de deterrirse a tal punto de vergüenza. En esas fotos tenía 11 y no era como soy ahora. Solía usar lentes de pasta de los grandes porque me habían diagnosticado con una enfermedad en los ojos por resequedad —por jugar a cada rato— teniendo que bajar las horas de juego y usar esos horrendos lentes por la eternidad, sin mencionar que usaba frenos.

Me lancé hacia ellos, pero antes dejando el vaso en una mesita, para adentrarme en la travesía que sería quitarles aquellas fotos. Kentin pudo predecir mis movimientos y agarró todas las fotos alejándolas de mi. En ese instante mi estatura comparada con él no me ayudaba mucho y empecé a darle golpes en la panza, segundo error. Les pasó las fotos a Armin a quien no me atrevería a ponerle un dedo encima.

—Pero si te ves muy cool. Los lentes se te ven fantástico; pareces hasta sacada de un manga con esas dos coletas que llevabas— admitió el pelinegro con una hermosa sonrisa. No sé si se estaba burlando de mi ó si tan solo me quería hacer sentir mejor, pero me quedé con la segunda opción.

—Gra...gracias— no era un cumplido que se oía todos los día así que lo acepté mientras me arreglaba los lentes.

—Hey ¿Quién es éste chico en esta foto?— Señaló una que me tomé junto a un grupo de niños de mi edad en ese tiempo. Entre ellos se encontraba un pelirrojo medio naranja con el cabello rizado, ojos verdes algo rellenito y con pecas; a su lado izquierdo estaba una chica de piel clara, pelo rubio largo y los ojos azules, una nariz fina al igual que sus labios rosados; a su otro lado estaba yo y junto a mi un chico pelinegro de ojos azules alto sacando la lengua— ¿Ese soy yo?— Armin se burla de si mismo.

—No puede ser, ¿todo éste tiempo ese chico has sido tu?— Sabía que se me hacían familiar sus ojos pero no recordaba nada al respecto. Al parecer nos conocíamos mucho antes de el día en que compré el juego.

—Si eso creo...— su voz se fue volviendo un susurro hasta callar. La expresión feliz que siempre veía plasmada en su rostro por unos segundo se esfumó, dejando ver una mirada plagada de melancolía en sus ojos.

Realidad virtual, Solo un juego CDM #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora