– Hola, guapa. –Esa voz me saco de mis pensamientos, esa voz hizo que volviera a la realidad, al ahora, pero sobre todo, fue esa voz la que me anuncio sin así quererlo que de ahora en adelante las cosas no serán lo mismo.
– ¿Qué haces aquí?, se supone que te habías ido del país. –dije volteándome a verlo con desprecio, y parándome firmemente.
– ¿Y qué, acaso no puedo volver porque quiero ver a mi novia? –dijo claramente refiriéndose a mí y acercándose un par de pasos.
– ¿Novia? Yo no soy tu novia, sácate eso de la cabeza. No desde que intentaste hacerme eso. –un escalofrío recorrió mi cuerpo al momento que el recuerdo inundo mi mente.
*FLASHBACK*
Era el día de la fiesta de Luisa, y estábamos celebrándolo a lo grande con mis amigos y algunos de los de mi salón. Había ido con Juan, mi novio por ese entonces.
Luego de tomar un par de refrescos me dieron ganas de ir al baño, me dirigí a este por los pasillos de la casa de Luisa, que era, por cierto, bastante grande. De repente unas manos me empujan hasta una habitación que está a oscuras, solo entraba un poco de luz lunar por una ventana.
–Estas preciosa hoy, Sophie. –dijo en mi oído, al tiempo que ponía sus manos en mi cintura.
–Creo que ya me habías dicho eso hoy, Juan. –le dije al tiempo que me volteaba para colocar mis manos en su cuello y darle un beso, su boca sabía a alcohol, a mucho alcohol, cosa que me embriago por un momento. Juan estaba tomado.
Poco a poco el beso se fue tornando más salvaje, sus manos recorrían mi espalda, hasta llegar a mi trasero, el cual apretó un par de veces antes de ayudarme a tomar impulso para enredar mis piernas en su cadera, seguíamos besándonos hasta que Juan tropezó con el borde de la cama, se sentó en esta y mis piernas quedaron a sus costados.
El aire comenzó a faltar en nuestros pulmones lo que hizo que nos separáramos para tomar eso que es vital, no paso mucho tiempo hasta que Juan volvió a unir su boca con la mía, sus manos recorrían mis piernas desnudas, mi vestido se había subido un poco, pero aún me tapaba lo suficiente, y mis manos se movían por su cabello, despeinándolo con fiereza y de vez en cuando dándole pequeños jalones.
Juan me tomo por la cintura e hizo que quedara recostada en la cama al tiempo que él estaba encima de mí apoyando su peso en sus brazos. Seguimos besándonos hasta que Juan subió mi vestido por encima de la cintura y me dijo:
–Sophie, quiero hacerlo... –sabia obviamente a que se refería, pero yo no estaba segura aun de querer dar este paso, y menos con él en esta condición, pues capaz al día siguiente no recordaría nada. Y yo quedaría desvirgada por mi novio que ni siquiera estuvo consiente cuando lo hicimos por primera vez.
–Juan, creo que este no es el momento adecuado, además, estas borracho, ven, mejor vamos abajo. –dije bajándome el vestido como pude y tratando de ponerme de pie.
–No, Sophie, no me entendiste, dije que quería hacerlo, hoy, ahora, en este momento, contigo, y lo haré. –dijo mirándome de una forma que jamás había hecho, no lo reconocía, sus ojos me miraban de una forma cínica, y esbozo una sádica media sonrisa. –así que compórtate, muñeca. Porque nos divertiremos un poco. –dijo empujándome nuevamente a la cama.
–Juan, para por favor. –dije tratando de mantener la calma, tras sus últimas palabras, empujándolo fuera de mí, pero no pude hacer mucho, él me superaba en fuerza y tamaño.
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C'est la vie.
RomanceSophie no es una chica normal del todo, pues ella prefiere pasar su día leyendo a estar de fiesta en fiesta o en las calles de Maracaibo, Venezuela. Andrés, por el contrario, prefiere vivir la vida a su manera, relajada y aprovechando cada momento a...