Cinco meses más tarde.
El timbre suena y pongo mi cuaderno y mi lapicero dentro de mi mochila, y saco mi teléfono y mis audífonos.
De salida me despido de la profesora de Castellano y Literatura, cruzo esa puerta y camino a lo largo del pasillo hasta encontrar la puerta de entrada a la cafetería, me dirijo autómata hasta la fila de la comida y pido la mía, camino hasta fuera del instituto y me siento en el césped con mi desayuno frente a mí, recargo mi espalda contra el ya familiar tronco del árbol, mi vista se dirige hasta la cancha de fútbol, pero mis pensamientos están en otro sitio y decido ponerme los audífonos y escuchar música mientras cómo y pienso.
Un día más en el instituto... Aunque ya es miércoles, solo faltan dos días más, animo Sophie. Mi mente me anima a seguir mi día y mi semana.
Se supone que un año nuevo significa nuevas metas, nuevas oportunidades y buenas cosas, pero lo que va de este Enero solo ha significado de todo menos eso. Extraño mi ciudad, a mis amigos y a mi demás familia, el instituto ha estado del asco, no me malinterpreten, me gusta ver clases y todo, es solo que mis compañeros son un tanto diferentes, algunos son odiosos, algunos creídos, algunos muy tontos y algunos simplemente no son nada. Como pueden notar aún no he encontrado un grupo al cual integrarme y es que ser la "CHICA NUEVA Y EXTRANJERA" no es fácil. Todo iba normal, hasta que el Director me llevo hasta mi nuevo salón de clases para presentarme frente a mis compañeros y comenzó diciendo:
<<Chicos, esta es su nueva compañera, Sophie Martinez, espero que le ayuden a integrarse con ustedes, viene de Venezuela y aunque ya haya se ha graduado aquí tiene que hacer un equivalente al nivel de educación, sin más que decir continúen con sus actividades. Sophie, siéntate donde gustes>>.
Y esas habían sido las palabras del director el primer día de clases, y cabe destacar que mis compañeros se han "empeñado" mucho en ayudar a integrarme al grupo –nótese mi sarcasmo– y como de igual forma no pienso estar atrás de nadie que no le importe mi compañía, pues me vengo a pasar mi receso generalmente bajo este árbol y déjenme compartirles: No me ha ido nada mal.
El timbre suena tiempo después de que he terminado mi comida y me levanto, recojo mis cosas y me pongo en marcha al salón. Al llegar al salón y encontrar asiento invierto el proceso de guardar cuaderno y sacar teléfono, ya me encuentro preparada para cuando el profesor de Biología llega a dar su clase.
...
Tengo hora libre y nada que hacer, por lo tanto me dirijo a la biblioteca (a la cual, por cierto, aún no he entrado, y si se preguntar por qué, pues ni yo tengo idea).
Llego hasta la puerta abatible doble de madera, la cual tiene un letrero arriba que reza "BIBLIOTECA ESTUDIANTIL", ya a dentro y dejando atrás la curiosa mirada de la bibliotecaria que me regalo una amable sonrisa hace un momento, decido explorar el lugar tomándome mi tiempo, ya que después de todo, es eso lo que tengo en este momento.
Llevo como 15 minutos maravillándome por la cantidad de libros y cosas que tiene esta biblioteca, oficialmente me declaro en estado de ENAMORADA. Y es que tiene cientos y cientos de todo tipo de libros: biología, literatura, matemáticas, física, psicología, expresión física y expresión literaria, estudios de muchos tipos, además tiene computadoras conectadas a internet y zonas para leer y estudiar de cualquier forma, puedes hacer tarea en las mesas de maderas o pues leer un libro recostado sobre algún sillón. Esto es magnífico, en todo el concepto de la palabra.
Aun no entiendo como hay personas que pueden ignorar lo mágico y maravilloso de los libros: todos los secretos que encierran, el amor, el misterio, el sentimentalismo, el suspenso, todas esas emociones que solo con leer un párrafo sientes en todo el cuerpo.
Es algo indescriptible, de tal forma que tendrías que sentirlo tú para que comprendas, y aun así no podrías sentir lo que yo, pues somos personas diferentes con pensamientos y psicologías distintas.
Cuando estaba a punto de cruzar el pasillo de psicología para ingresar en uno nuevo, mi cuerpo choco contra algo duro y algo golpeo el suelo, creo que tropecé con la estantería, aunque las estanterías no hablan ¿o sí?
–Oh, de verdad discúlpame, iba distraído... –una voz cautivadora me hablo, al tiempo que unos hipnotizantes ojos azules me dejaron sin palabras. Madre mía, te pido fuerzas, porque sí me das calma me desmayo. Que chico más guapo que tengo frente a mí, ¿será que me habré golpeado la cabeza y estoy alucinando?
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Holaaaa, en la multimedia les dejo una foto de la biblioteca, y sorpresa, sorpresa, ¿con quien se habrá tropezado Sophie?
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C'est la vie.
RomanceSophie no es una chica normal del todo, pues ella prefiere pasar su día leyendo a estar de fiesta en fiesta o en las calles de Maracaibo, Venezuela. Andrés, por el contrario, prefiere vivir la vida a su manera, relajada y aprovechando cada momento a...