Capítulo 8: Sigo Vivo, Después de Morir.

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-...¿Y entonces?...

-Keith tiró el encendedor sobre mi... Tan pronto como la llama entró en contacto conmigo, el fuego encendió el alcohol del vodka y la lejía sobre mí, grité y grité, Traté de extender el fuego, pero no sirvió de nada, el alcohol había hecho un infierno sobre mi...
Corrí por el pasillo, y caí por las escaleras, tendido en el suelo, recuerdo haber tenido fuerzas sólo para levantar la cabeza por un momento, todo el mundo empezó a gritar al verme, me sentía casi muerto.

Lo último que ví, fue el rostro de mi madre y a los otros padres tratando de apagar las llamas. Fué entonces cuando todo se volvió oscuro a mi alrededor, y mis ojos se cerraron

-Te quemaron vivo-. Era obvia su aclaración, pero pude notar en su rostro la impresión

-Si...-. Respondí.

-Eso explica porque tienes algunas cicatrices- continuó- ¿Pero porqué tu piel es tan blanca?.

-Fui quemado con alcohol y lejía, mientras ardía vivo, mi piel se blanqueó con los malditos químicos, dejándome este sombrío tono de piel- suspiré- ¿Alguna otra pregunta?.

-Ahora entiendo, Jeff, pero eso no explica las cicatrices que tienes en tus mejillas.

Deslicé una de mis manos hacia una de mis mejillas. Podía sentir la dolorosa grieta en mi piel, recordando el mismo día en que todo sucedió.

-No son cicatrices, es mi sonrisa- corregí dejándome caer sentado sobre el suelo- ¿Realmente quieres saber eso?.

-Si quiero...-. Me miraba de una forma que jamás me habían mirado, realmente no quería seguir recordando mi maldito pasado. Estaba torturándome con mis propios recuerdos y yo, estaba sin poder hacer nada, al menos por ahora si quería escapar.

-¿Estás segura?- Volví a preguntar- Debes estar demasiado segura, porque siento esa sensación de nuevo, me estás haciendo recordar cosas que no quería, quizás si llego a un punto, no me aguante de matarte sin remordimientos-. Saqué mi lengua por la comisura de mis labios sonriendo maliciosamente.

-Dije que te ayudaría- contestó - además de todos modos igual me matarás, ¿No?, eres un asesino no lo he olvidado- prosiguió - entonces si piensas matarme de cualquier modo, prefiero morir intentando algo.

Su respuesta me sorprendió, me parecía ingenua, pero era más lista de lo que creía.

-Tienes razón- Sonreí- Te mataré de cualquier modo, después de todo, te lo mereces, mira el daño que me estas haciendo al recordar toda esa mierda-. Mi cuerpo entero estaba temblando, no estaba bien, en cualquier momento, algo pasaría dentro de mí, un instinto, podía sentirlo dentro de mis venas...

Una expresión de miedo, angustia y rendición se manifestó en sus ojos.

-Entonces sigue contándome tu historia, paciente Jeffrey Woods...

-Si esa es tu última voluntad, como usted guste doctora mía- Sonreí- Pero si llego a un límite, no respondo por nada, si por confiada crees que no te lastimaré, te equivocas, porque pienso torturarte de una manera exquisita, como tú lo estás haciendo conmigo- continué -Tú sabrás como seguir, ya que si te excedes podría matarte de una sola vez...- Susurré en su oído mientras acariciaba una de sus mejillas -Entonces, ¿Quieres saber por qué tengo está hermosa sonrisa plazmada en mi rostro?...

Ella sólo asintió con la cabeza, cerrando ambos ojos, su corazón empezaba a acelerarse, como una bomba a punto de explotar, esa melodía, simplemente me volvía loco.

...

-Desperté, en un lugar que no conocía, sentía que la cabeza me daba vueltas y vueltas, al tocar ni rostro, solo sentí la fría textura de un yeso que envolvía toda mi cara, no podía moverme mucho, seguí examinándome, encontrando otro yeso en mi hombro, seguido de dolores como clavadas por todo el cuerpo. Traté de levantarme, pero me dí cuenta de que había un tubo clínico conectado a uno de mis brazos, aún así intenté ponerme de pié pero estaba demasiado débil y caí directamente al frío piso de baldosa, de prisa una enfermera se dirigió hacia mí.

-No creo que pueda salir de la cama todavía-. Dijo con un suave tono de voz intentando tranquilizarme, al ponerme de nuevo en la camilla que me encontraba, y volver a insertar el tubo en mi brazo.

No sabía dónde estaba, que había pasado, parecía un sueño, pero definitivamente no lo era, el dolor que sentía sobre mi cuerpo era real, no podía ser una maldita pesadilla, finalmente. Después de unas horas, pude reconocer la voz de mi madre.

-Cariño, ¿estás bien?.

Quise responder pero no podía decir ni una sola palabra. Mi rostro estaba completamente cubierto, apenas dejando al descubierto mis ojos.

-Cariño, tengo una gran noticia- Prosiguió al ver que yo no respondí después de intentos de hacerlo. Sólo me quedé observándola -Luego de que todos los testigos le dijeron a la policía lo que pasó en la fiesta, ellos decidieron dejar ir a Liu.

Escuchar eso, hizo que casi saltara de la cama, pero me detuve a mitad de camino, recordando el tubo que salia de mi brazo.

-Él va a estar aquí para mañana y luego los dos serán capaces de estar juntos de nuevo.
...

-¿Entonces volviste a ver a tu hermano?-. Me interrumpió la pelirroja mientras me escuchaba atentamente.

Asentí con la cabeza, para responder un silencioso "Sí".

-¿Y que sucedió después? .

...

-Mi madre me abrazó y me dijo adiós.

El siguiente par de semanas fueron aquellos en los que me visitó mi familia. Hasta que llegó el día que creí que jamás llegaría, el día en que mis vendas iban a ser removidas. Mi familia estaba allí para verme, esperaron hasta que fuera removido el último vendaje de la cubierta de mi cara.

-Vamos a esperar lo mejor-
Dijo el médico.

Rápidamente tiró de la última venda, dejando expuesto mi rostro. Jamás olvidaré los gritos que dió mi madre al ver mi rostro. Al mirar a mi alrededor, pude notar las expresiones en las caras atemorizadas de Liu y mi padre...

GO TO SLEEP [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora