Deseo

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No supo cómo ni cuándo fue, pero ahora mismo se encontraba tras la cascada, su cuerpo se extendía sobre el frio suelo mientras el caliente y gran cuerpo de Eren se apretaba contra él. Sus manos se encontraban sobre su cabeza siendo sostenidas con una sola de las manos del moreno, mientras que la otra mano de este se encontraba torpemente quitando el cinturón de su pantalón. Su mente se encontraba nublada por el deseo que corría como lava por sus venas, además de los suaves labios que devoraban los suyos, no sabía por qué su cuerpo reaccionaba de esa manera, nunca había logrado una erección solo con un beso y un poco de suaves roses de piel, pero algo en este mocoso hacia que su cuerpo actuase como el de una puta.

Solo cuando sintió una mano rodear su miembro fue que reacciono.

- ¡Para! - grito, aunque no fue un grito muy masculino, su voz estaba aguda y la verdad su grito sonó más a un no pares. Sus manos no lograron soltarse del agarre del más alto pero sus miradas se encontraron y esos ojos solo gritaban deseo. Dios su mirada era un poco parecida a la de su amante solo que la del moreno era más intensa, espera ¿amante? -Muévete jodido animal- y juntando toda su fuerza se quitó al gran mocoso de encima. Sentándose miro como su pene estaba aún erecto solo por saber que el moreno se encontraba cerca, su cuerpo estaba respondiendo de una forma que rosaba lo indigno. Buscando algo con que cubrirse noto que todo lo que quedaba de sus pantalones eran solo jirones harapientos.

-L-Lev...- la voz sonó ronca como si no hubiese sido utilizada en mucho tiempo, volviendo la mirada encontró a Eren mirándolo fijamente, sus ojos estaban oscurecidos por el deseo y la parte que lo definía como hombre era una inmensa carne que palpitaba en medio de las grandes manos morenas. Dios el mocoso tenía como sentirse orgulloso con lo que colgaba entre sus piernas. Su entrada contra su buen juicio se contrajo y comenzó a palpitar, su respiración se volvió pesada y lo peor es que tenía unas terribles ganas de tirarse al piso y levantar el culo hacia la luna. ¿Qué demonios le estaba haciendo ese mocoso a su cuerpo? no lo sabía pero su cuerpo le rogaba que dejase de hacerse el fuerte y solo se entregase.

Sin saber muy bien cómo, logro levantarse y sin dudarlo un minuto se arrojó por la cortina de agua. Su cuerpo se contrajo por el cambio repentino de temperatura pero aun así no le importo, lo único que quería era alejarse de la tentación, del maldito mocoso que ponía a su cuerpo caliente. Pero incluso así no llego muy lejos, aun bajo el agua sintió como unos brazos lo rodeaban, como un caliente cuerpo se apretaba contra su espalda y el pedazo de carne se apretaba contra su trasero. Quiso gemir pero solo fue capaz de llevar sus manos a su boca para que el aire retenido en sus pulmones no se escapase. Subiéndolos a la superficie el moreno lo sostuvo con un brazo mientras con el otro lo obligaba a girar el rostro. No pudo negarse cuando los húmedos labios se apoderaron de los suyos, su gemido solo fue acallado en los otros.

Perdiendo todas sus fuerzas llevo una de sus manos hacia la nuca de Eren mientras que la otra la apretó contra el trasero del moreno apretando cuando este se empujaba contra su culo. Estas sensaciones eran tres veces más fuertes de lo que alguna vez imagino, apoyando la cabeza contra el hombro de Eren dejo que este con sus piernas abriese las suyas, su entrada latía ansiosa por que el moreno lo llenase, lo rompiese, lo hiciese suyo.

Su cuerpo se tensó al sentir como unos largos dedos rodeaban su entrada, no pudo evitar gemir cuando uno de esos dedos se adentró fácilmente, sin dolor ni incomodidad. Sus ojos se abrieron abruptamente cuando se dio cuenta que su cuerpo se contraía y una viscosidad que no recordaba haber sufrido nunca de deslizaba desde el interior de su cuerpo. El segundo dedo fue recibido tan bien como el primero logrando que involuntariamente sus caderas comenzasen a mecerse, sentía como su cuerpo comenzaba a temblar y contraerse, sus piernas se enredaron con las de Eren buscando donde apoyarse, su mente se estaba poniendo en blanco y sus bolas estaban tan apretadas contra su cuerpo que sentía que se terminarían metiendo dentro de su cuerpo.

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