Tuyo.

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Uno, dos, tres... ¿cuatro? Realmente ya no sabía en cuantos iban. Sus labios ardía contra la boca del moreno, su boca debía estar roja e hinchada ya que los dientes de Eren no dejaban de morderlos y chuparlos. Pese a que la boca del moreno no se había movido de la de Levi sus manos eran otra cosa; su piel se sentía en llamas y cada caricia del moreno era una corriente de electricidad corriendo desde el lugar donde lo tocaba y que se expandía por su cuerpo.

Gimió cuando la mano de Eren bajo por su espalda desnuda. La caricia fue lenta y seductora, su cuerpo se arqueo y formo un perfecto arco entregándose y volviendo a su dueño. Dios odiaba sentirse como un objeto pero aun que no lo quisiese, inconscientemente, seguía diciendo las mismas palabras. Mordiéndose los labios ya sensibles abrió por primera vez, desde que salieron de la cascada, los ojos; la mirada que se encontró frente a su cara era puramente e irresistiblemente, deseo y lujuria. Los intensos ojos de Eren lo quemaban y lo inducían a cometer el pecado; porque si, Levi encontraba que estaba pecando en grande al entregarse a otro que no fuese Irvin.

Pero fue la sonrisa sarcástica en el rostro del moreno lo que lo molesto. El muy hijo de puta sabía que Levi respondería a sus caricias, que su cuerpo convulsionaria con el mas mínimo rose de sus pieles y que su mente se borraría con el solo hecho de besarlo. Y lo odiaba, joder como lo odiaba por ello.

- No cierres los ojos pareja- susurro contra su oído Eren. Su cuerpo tembo por el cálido aliento que acariciaba uno de sus puntos sensibles. Esta vez cuando abrió los ojos su poca fuerza de voluntad se fue a la mierda. Levantando la cabeza del suelo, atrapo la boca que se abría a él dejándolo probar hasta lo más profundo de su dulzura, Eren era dulce y picante. Seductor y embriagante. Levantando una mano dio el primer movimiento, la señal que parecía haber estado esperando Eren.

Y después todo se volvió una nube blanca de placer.

«-----♋♂♂♋-----»

Estaba respondiendo, después de lo que parecieron mil besos Rivaille estaba respondiendo sus demandas. A pesar de que sentía como el cuerpo del pelinegro respondía a sus caricias aun veía en sus ojos la renuencia a entregarse; Eren no quería forzarlo mucho menos que este lo odiase al otro día por lo que estaba a punto de compartir, pero Rivaille era tan malditamente difícil. Sabía que era una mala opción forzarlo a venir para así poder darle la libertad que el quería, pero el solo saber que otro hombre había tratado de arrebatarle algo que desde que tenía uso de razón herá suyo, había hecho que quisiese marcar al hombre de la única manera en que los dragones marcaban a sus parejas. A través del sexo.

La diferencia estaba en que ellos se marcaban en su verdadera forma... cosa que él no podía hacer.

Siseo al sentir como la pequeña mano acariciaba desde su hombro hasta su cadera, la sensual manera en que el hombre bajo él había expuesto su cuello mientras lo acariciaba, tenía a su pene babeando por poder enterrarse dentro de su pareja, por sentir esas calientes paredes apretándolo hasta el orgasmo. Agitando un poco su cabeza trato de pensar en medio del placer, cosa que no era fácil teniendo a Rivaille bajo su cuerpo con sus piernas abierta invitándolo a ver y tocar a fondo su cuerpo. Gruño. Joder este hombre no le ponía las cosas fáciles.

Sabiendo que lo principal era complacer a su hombre, hizo lo que todo buen amante haría. Excitarlo hasta que su voz ya no pudiese salir más por su hermosa boca.

Agarrándolo de la nuca lo obligo a abrir la boca con su lengua. Dios, no se cansaba de besarlo su boca era gloria, su lengua recorrió toda la cavidad, su paladar sus dientes y si hubiese podido le hubiese tocado hasta las amígdalas, lastimosamente su lengua no llegaba tan lejos. Por ultimo volvió a jugar con su lengua la cual estaba caliente y resbaladiza, sus bocas danzaron arrancando jadeos de ambos.

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