Capítulo 3: No espero que lo entiendas.

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POV de Alex

-¡No!

Pero ya era demasiado tarde. Su cuerpo estaba cayendo. Lo que parecía ser sin fin. Ya no tenía su alma dentro. Mi boca de repente se sintió seca y mi garganta quemada. Fue después que me di cuenta que estaba gritando. Mi cuerpo se sentía más pesado de lo habitual. Al igual que el peso del mundo había caído de repente sobre mis hombros. No sólo él se había ido, todo había cambiado. Todo lo que conocía. Todo lo que quería. Vi mi mundo desmoronarse ante mis ojos. En algún lugar en la distancia había llamas. Una carcajada enloquecida. Las chispas de una varita. Gritos. Tanto la luz como la oscuridad parecían a punto de estallar en el cielo. Respiraciones entrecortadas. Todo parecía moverse en el juego perfecto del caos y la destrucción.

Me desperté con un grito. Podía sentir mi cabello y mi ropa pegados a mi sudor, mi cuerpo temblando. Una vez más vi morir al abuelo. Uno pensaría que una vez sería suficiente. Pero no, cada noche estaba plagada de imágenes de su cuerpo sin vida en mis sueños. Al mirar el reloj me di cuenta de que eran las ocho de la mañana. Bueno, supongamos que por una vez las pesadillas eran una bendición. De todos modos necesitaba despertarme. Prepararme para mi regreso a la escuela requería tiempo. El lugar al que llamo hogar... o llamaba. No es nada de lo que era. Podía decir ello por la gran parte de las imágenes en el periódico. No sólo estaba ahora repleto de mortífagos, ya no era Hogwarts. En realidad no. Hogwarts era un lugar para estar a salvo. Hogwarts era un hogar. Ahora sólo es un cruel recordatorio de lo que solía ser.

Sabía que este sería el año más difícil de mi vida. Este año nuestro nuevo director sería nadie más que el hombre al que odiaba a amar. Severus. ¿Lo habría escuchado? ¿Que yo regresaba? ¿Tendría mortífagos esperando en la puerta para que me llevaran a Tom? ¿Me torturarán? ¿Estaría caminando a mi muerte? No lo sé. Lo que sí sé es que tengo que volver. Tengo que continuar con mis deberes. Tengo que ayudar. Tengo que conseguir respuestas.

Alguien llamó a la puerta seguido de mi voz favorita. Me rompió el corazón cuando escuché la misma voz vacilar ligeramente mientras hablaba.

-¿Ardillita...? ¿Estás despierta? Tendrías que estar preparándote... - Sabía que le estaba rompiendo el corazón. Sabía que la abundancia repentina de canas era causado principalmente por mí.

-Sí papá. Estoy despierta - Murmuré. -Estaré lista en un segundo.

-Está bien... Tengo listo el desayuno -Con eso, oí cómo se alejaba. Unas cuantas lágrimas se deslizaron por mis ojos, pero rápidamente las limpié. Ahora no era el momento. Además, había crecido cansada de llorar. Había crecido cansada de todo. Al levantarme y estirar mis brazos sobre mi cabeza, no pude evitar la mueca de dolor que vino junto con el traqueo de mi hombro malo. El que había recibido un maleficio en el Departamento de Misterios. Nunca volvió a ser el mismo, pero en estos días sólo parecía empeorar. Al igual que todo lo demás.

Con el corazón hosco, poco a poco salí de mi habitación para ver a papá en la mesa de la cocina, viéndose muy molesto.

-Papá... Por favor, yo...

-Ya hemos hablado de esto Alex. No voy a cambiar tu opinión, ya lo sé, pero eso no significa que esté feliz con eso.

-Entiendo... - murmuré mientras me sentaba en frente de mi desayuno, sintiéndome de repente enferma.

-¿Sabes lo que va a pasar, no? - Dijo tratando de mantener una cara de autoridad, pero su voz no hizo más que traicionarlo, ya que dudó.

-Tengo una idea, sí.

-¿Y aún estás dispuesta a hacer esto?

-Tengo que hacerlo.

.No, no tienes que hacerlo.

Always Doesn't Mean Forever (Book 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora