Narra Esperanza:
―Esperanza... Soy papá. ―Me dijo él, sorprendido.
―¿Estás enojado? Lo entiendo... ―Bajé la cabeza, por lo que no vi como de repente sus cálidos brazos me rodeaban... Me estaba abrazando.
―Jamás me podría enojar... No lo puedo creer.
―Es entendible... Si no querés nada con ellos yo... Voy a saber entender. ―Sentí como sus brazos dejaban de rodearse y su cara parecía ahora una mezcla de confusión e indignación.
―¿En serio crees que no quiero a mis hijos? Me sorprende de vos...
―Perdón... Es que pasó tanto tiempo y... Me olvidé de lo bueno que eras, que sos. ―Le sonreí.
―Esperanza... Yo quiero que esos chicos me digan papá... Se que es mucho pedir y quizá no lo merezco...
―Sos su padre, lo tenés más que merecido.
―Gracias...
―De nada. Me tengo que ir, después te mando un mensaje así hablás con los chicos.
―Dale, chau.
El resto de mis cosas no fueron interesantes. Al volver a casa le mandé el dichoso mensaje a Tomás, y me senté en el sillón con los chicos para tantear la situación.
―Chicos...¿Cómo les cae Tomás?
― A mí muy bien, mientras estábamos en la sala de espera me peinó, es un genio. ― Dijo Espi.
―A mí también me cayó bien, incluso quedamos para jugar un día un partido en la play, si vos me dejás, obvio.
Sonreí, mis hijos estaban encantados con Tomás, ya se los había ganado. Y lo entiendo, a mí me había pasado lo mismo con Clara en su momento.
―Sí, obvio que te dejo... Tomás va a pasar mucho tiempo con nosotros.
―¡SII! ―Dijeron al unísono.
Reí y sonó el timbre. Iba a ir a abrir, pero mi hija me ganó de mano.
―¡Tomás! ―Mi hija lo abrazó.
Narra Tomás:
Mi hija me estaba abrazando, era una sensación hermosa.
―¿Es cierto que vas a pasar mucho tiempo con nosotros? ― Preguntó mi hijo, Tomás...
Los miré a los dos, castaños de ojos verdes tirando a azul, sonriente.
―Sí, así es.
Pasé a la sala, donde Esperanza me dio un café.
―Apenas cortado con dos de azúcar. ―Dijo ella.
―No dejás de sorprenderme. ― Reí, así era como me gustaba el café.
― Tengo buena memoria. ―Sonrió. ―Bueno, estábamos hablando de que los chicos te quieren mucho y se llevan bien con vos...
―Sí, nos caes re bien. ―Dijeron los dos.
―Ustedes a mí también. ―Les dije cálidamente.
―¿Sabían que Tomás fue obispo? ―Dijo Esperanza, como dándole pié a la historia.
―Como papá. ―Dijo Espe. Definitivamente la historia la conocían bien.
―Pará, vos no estuviste en un monasterio de clausura, ¿O sí? ―Preguntó Tomy
―Sí, lo estuve. Fueron los peores cinco años de mi vida, me arrepiento. ―Dije yo.
―¡Tomy, Tomy!¡Es él, es él! ―Dijo Espe sacudiendo a su hermano. ―¿Sos vos?
―Sí, hija, es él. ―Le dijo Esperanza.
―¡Yo sabía que ibas a volver, papá! ―Ambos sé aferraron a mí, sentí como mi vida se llenaba, lloraba de emoción. Y los abracé como nunca antes pude.
Y pasamos la tarde entre partidos de play con Tomy y tocar la guitarra para Espi... Y nuestras miradas con Esperanza me hacían ver su orgullo de mí... Y eso me llenaba, me bastaba.
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Un pasado que deja marca
RandomEscapar de mi amor fue un gran error, y vos lo sabés. Las cosas quedan, nacen cosas nuevas... Sabíamos que podía pasar, ahora hacete cargo. Cinco años, ya no va a ser tan fácil obtener su amor. Y digo el suyo porque el mío no te importa... Nunca te...