4. Pijamada

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Narra Tomás:

Era fin de semana, mis hijos me habían convencido de hacer una pijamada entre los cuatro. A mí me daban una ternura que no pude decirles que no. Toqué timbre en el departamento de Julia, tenía encima el estuche con la guitarra y una mochila llena de dulces y regalos para mis consentidos... y bueno, para Julia también. Luego de un rato ella me abrió la puerta, y me saludó con un beso en el cachete.

-Pasá, estas lleno de cosas.-Río.

-Todo sea por los chicos.-Dije yo y entré. Apenas dejé las cosas Tomy y Espi se abalanzaron sobre mí, yo reí.-Hola campeón, hola princesa.

-Hola paaa.-Dijeron los dos.

-Paa, paa, me alzas a cocichito.-Reí ante el pedido de Espi y la alcé poniendo sus piernas bajo mis brazos y sus brazos rodeando mi cuerpo.-Mira ma soy mas alta que vos.-Dijo ella, yo reí.

-Ufa, ahora todos son mas altos que yo loco.-se quejó.

-Bueno, ahí la bajo.-Reí y la bajé.

-Gracias pa...

-De nada, mi princesa.

-Pa, dame un poco de bola.-Pidió Tomy, celoso.

-Eu, tranquis, hay suficiente Ortiz para los dos.-Dijo Julia.

-Para los tres.-Dijo Espi pícara.

-Bueno, bueno... ¿Que les parece si en vez de hacerla a su pobre madre cocinar pedimos pizza?-Sugerí.

-¿Pobre?-Dijo Ella.

-Bue, es un decir.

-AH.

-Pero dale, mejor pidamos pizza.

-Bueno, yo la pido, ustedes vayan preparando el espacio para los colchones.-Yo la miré extrañado.-¿Qué? Si vamos a hacer una pijamada vamos a hacerla bien, viejo.

Asentí y Julia fue a hablar por teléfono a la cocina, y cerró la puerta.

Yo corrí los muebles y puse los colchones y mis hijos se encargaron de las sábanas. Julia me avisó que iba al baño y ellos me miraron fijo.

-...¿Qué?

-¿Y como vas a hacer para volver a salir con mamá?-Dijo Espe.

-No es necesario, Espi.

-Pero si la amás y se te nota.-Dijo Tomy.

-Chicos, llámenme conformista, pero con tal de estar a su lado aunque sea en calidad de amigos para mí es más que suficiente mientras la pueda ver feliz.

-Sí, sí. Muy dulce, pero yo igual voy a hacer que estén juntos.

-...Me das miedo, hija.-Bromeé, y reímos los tres, y justo llegó ella.

-Ya estoy cambiada, el baño está libre.

-Andá vos, pá.-Dijo Tomy.

-Bueno.-Fui al baño.

Narra Julia:

Me quedé con mis hijos, quienes estaban peleando con almohadas. Me daba una felicidad inmensa que estuvieran tan contentos con su papá.

-Y, chicos, ¿Que hablaban con papá?

-Cosas confidenciales.-Dijo mi hija con un acento británico, haciendo referencia a Sherlock Holmes. Yo simplemente reí.

-Bueee, para, agente del FBI.

-Nada, de si iban a estar juntos.

-A-Ah... y... ¿Q-Que dijo?

-Que le alcanza con verte feliz, y otras cosas tiernas.

Una sonrisa se formó en mi rostro, el era tan bueno y dulce...

Y llegó él ya cambiado con el pijama.

-Volví.-Dijo, yo sonreí.

-Va a estar buenísima la pijamada. Pa, ¿Que traes en esa mochila además de ropa?-Preguntó Tomy.

-Ah, sorpresas, pero después de comer.-Río.

-Ya oyeron chicos.

-Eu, también aplica a vos, no seas rebelde.-Río, ¿Tenía también algo para mí? Que tierno....

De repente llegó el timbre del delivery, el fue a abrirle, Y LE PAGÓ.

-Acá está la pizza.-Dijo, fuimos a la cocina.

Mientras la cortaba le pregunté.

-¿Cuanto salió?

-No te voy a decir, vas a querer pagarmelo y no quiero.

-Pero viejo, dale, sos mi invitado che.

-Y bue, el precio por molestar.-Dijo.

-Vos nunca molestás.-Confesé con una sonrisa.

Servimos la comida y la comimos, la pizza entera. Mientras los chicos se fueron a cambiar y lavar los dientes Tomás sacó tres cajas de su mochila, medianas.

-¿Y esas?

-Sorpresas.

-Dale nene, decime.

-Bueno, bueno.-Río.-A Esperanza le compré un perfume, a Tomás una pelota y bueno... en realidad lo tuyo no es algo comprado, pero es muy especial.

-Uh, que intriga.

-Bueno, si querés abrilo.

Abrí la caja, en esta encontré algo dorado, era un vestido, no era de la época pero sin embargo era verdaderamente hermoso.

-WOW... ¿Y esto?

-Es el vestido que usó mo mamá en mi bautismo, siempre me dijo que se lo dé a mi esposa y madre de mis hijos... no serás mi esposa pero sos madre de mis hijos... Lástima que es tarde, ya se bautizaron.

-Ay... Es hermoso... Para algo lo voy a usar... muchísimas gracias, Tomás.-Lo abracé.

-No me agradezcas.-Dijo y llegaron los chicos.

-AYY, NO SE SUELTEN, ESTÁN PARA UNA FOTOOOOOO.-Dijo Espi, yo reí, era él el que no.me soltaba.

-Tengo regalos, chicos.-Dijo Tomás, abrazandome de costado.

-UYYY REGALOSS.-Dijeron, y corrieron a abrir los regalos, quedadon maravillados con sus regalos. Fueron corriendo a abrazarlo, lo cual mediante una extraña reacción en cadena que no logré percibir hizo que quedara encima de Tomás sobre uno de los colchones. Reí, algo en mí me hacía no quererme apartar. Pero lo terminé haciendo, como orgullosa que soy.

-¿Que más hay en la mochila?

-Malvaviscos, lindos para una pijamada.-Sonreí, había pensado en todo, era un genio. Comimos los malvaviscos viendo películas, hasta que los chicos se habían quedado dormidos los dos uno al lado del otro, lo cual es bueno y malo. Bueno porque voy a dormir al lado de Tomás y malo porque eso es malo.

Me acosté y él hizo lo mismo, yo le daba la espalda, hasta que me acomodé hacia el otro lado. En ese preciso momento fue cuando hice contacto visual con sus hermosos ojos que estaban algo azulados por la lluvia que había fuera, los cuales me estaban observando desde hacía rato. Sonreí mirando sus ojos, luego observé cada facción de su cara, posandome con detenimiento sus labios. Sabía que no debería hacerlo, que tenía que ser menos... dejada por no decir otra palabra.

Un pasado que deja marcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora