1. El día que me miraste sin querer

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Narra Tomás:

Ahí estaba, mi vida iba a cambiar para siempre, iba a ser finalmente un hombre libre. Concepción me iba guiando por los pasillos de aquel convento que había cambiado mi vida.

―Se lo extraña mucho, Tomás. ¿No quiere ver a las hermanas?

―No... No, porque va a estar Esperanza, y va a ser incomodo para ella, incomodo para mí verla con el hábito y para ella verme de civil...

―Pero Julia no es novicia.

―¿Cómo?¿No se iba a consagrar?

―No, decidió ser laica y cuidar de los chiquitos.

―¿Quienes?

Un par de mellizos pasaron por el pasillo, escondiendose de alguien.

Narra Esperanza:

Mis hijos no querían tomar él antibiótico, los corría por todos los pasillos.

―¡ESPERANZA Y TOMÁS CORREA!¡VAN A TOMAR EL ANTIBIÓTICO LES GUSTE O NO! ―Corría gritando.

Los vi doblar el pasillo y los seguí.

―¡POR ESE PASILLO NO!¡ESTÁ EL PISO MOJADO! ―Doblé el pasillo y vi a Concepción con... Tomás... De civil. Y como el pasillo estaba mojado y yo estaba distraída, me resbalé cayendo de jeta al piso, rompiéndome la nariz.

―AAAAAY ME ROMPÍ LA NARIZ.

―Julita, ¿estás bien?

―Uf, perfecto. ―Dije con ironía.

―Cuidado. ―Me dijo él extendiendome la mano. Una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo al tomarla, y sentí esa calidez en el estomago... NO, NO ME PUEDE PASAR, ESTOY ENOJADA CON ÉL.

―Mami, ¿Estás bien? ―Dijo Esperanza abrazándome preocupada.

―Perdoná, ma... En serio, no quise que te caigas.

―Está bien, Tomy, no hay problema. ―Dije mientras mi nariz sangraba.

Narra Tomás:

Esos nenes... Eran sus hijos... ¿De quien?¿Acaso tenía novio?
"Y sí, Tomás, era obvio ¿Que esperabas? Ella tiene toda una vida por delante"
Mi subconsciente reclamó.

―Te llevo al medico. ―Dije al ver el estado de la nariz, ella asintió. Fuimos al auto, yo, ella y los mellizos.

―Señor, ¿Como se llama? ―Preguntó la nena.

―Tomás. ―Respondí, sonriendo de lo tiernos que eran.

―¡Como yo! ―Dijo el nene, a lo cual me sorprendí un poco.

"Tomás es un nombre normal"
Replicó mi subconsciente.

―Ah, mira vos que casualidad.

―Y yo me llamo Espe... ―La niña fue interrumpida por Julia.

―¡¿PUEDEN DEJAR LA CHARLA PARA DESPUÉS?!¡ME DUELEE!

Le hice caso sin replicar, y fuimos al hospital. Se la llevaron y los chicos y yo nos quedamos en la sala de espera. El doctor dijo que necesitaba operación, le reconstruirian la nariz. No les dije nada a los mellis para que no se preocuparan. Después de unas horas nos dejaron pasar a verla, y sus hijos se abalanzaron sobre ella.

―Yo... Mejor los dejo.

―Bueno... Vaya, haga lo que tenga que hacer.

Le hice caso, y volví al convento a firmar los papeles que me faltaban para ser un hombre libre.

Narra Esperanza:

Habían venido mis papás, mis hermanos y Lola a verme. En un momento me quedé a solas con mi mamá, Clara.

―¿Por qué Tomás hablaba de otro Tomás?¿Es el Tomás que yo creo que es?

―El mismísimo Tomás Ortiz, DE CIVIL. Te lo juro, Ma. ―Suspiré.

―Vas a tener que decirle...

―Es que es difícil para mí, ma...

―Hija, yo sé lo que es, me costó mucho decirle a tu papá que tenía una hija, y se enojó mucho ¡Con justa razón!¡Veintiún años habían pasado desde que te dí! Era bastante tarde para mí, vos aprovechá ahora, que estás a tiempo.

―Tenés razón, no lo pude ver en cinco años... Va a saber entenderlo.

―¿Entender qué? ―Dijo él, entrando.

Clara me miró cómplice, y yo negué.

―N-nada...

―¡Tomás! Cuanto tiempo ¿Que tal tus cosas?

―¡Clara! ―La abrazó. ―Bien, recién llegado. Extrañaba la libertad. ―Río mostrando los dientes, esa hermosa sonrisa... ¡Wait!¿Dijo... Libre?

―¿Dejaste los hábitos? ―Le preguntó Clara.

―Sí. ―Le respondió.

Perpleja estaba, y ahí se me escapó un...

―¿¡QUI!? ―Me dí cuenta que lo dije en voz alta. ― Uy, perdón, se me escapó.

Tomás y mi mamá rieron al unísono.

―Ue, ni que mis QUI fueran tan graciosos... Como sea ¿CUANDO MIE... ME VOY DE ACÁ?

―Tené paciencia, hija.

―Bla, bla, bla, siempre lo mismo, "Paciencia, Julia", ¡Parece un eslogan!

―Bue, convengamos que sos un poco impaciente...

―Callate, Ortiz.

―Que seria...

―En realidad es que si no te confundo con mi hijo... Pero mejor... ¡CÁLLESE, VIEJO LOCO!

―Bue...

De repente llegó el doctor a decirme que ya me daban el alta.

―SIII... Espera ¿Ahora como me vuelvo a mi casa? No tengo plata para el taxi. ―Hice un puchero.

―¿A ver?¿Y como viniste? ―Río Tomás. ―No te preocupes, te llevo.

―No sabés donde vivo, genio. ―Dije irónica.

―Entonces guiame.

―Bue.

Fuimos con nuestros hijos al auto de Tomás, y yo le indiqué el camino a mi casa.

Lalala hola gente vengo a figurar ahre
En realidad dejo este simple mensaje para explicar que esta historia tiene solo cinco capítulos, es corta. La idea se me había ocurrido para otra cosa, pero me dije "¿Por qué no?" Y acá estamos.

Un pasado que deja marcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora