Releyó tantas veces la nota que no se había dado cuenta que la hora del descanso había concluido.
El profesor de Álgebra llegó y el pequeño papel seguía en su mano.
Cuando éste empezó la clase escondió el papel en su bolsillo de la sudadera.—Muy bien chicos. Seguro que...—ya no escuchó más, bajó su mirada.
Kimberly la observaba, sonriéndole.Ella no supo qué hacer ¡Kimberly le sonreía! La mejor amiga de Austin...
Se sintió pequeña, y se concentró de nuevo en la clase.