Capítulo 11

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Narra Scar:

No quiero tomar las pastillas, no me gustan; son horribles. No aguanto más.

¿Por qué se tuvo que cumplir lo que me dijeron a los seis años?

Lo peor es que desde que me diagnosticaron esquizofrenia, o en palabras más fáciles, decirme que estoy loca, no veo a Darren.

Decido dejar de tomar las pastillas hasta que las voces sean insoportables, algo puedo aguantar.

No pienso decirles esto a las chicas, prefiero guardármelo. Las únicas personas enteradas son mis padres, y Matt.

Lo último que necesito y quiero es que me traten de loca, o con más cuidado por miedo a mi reacción.

Hasta ahora solamente escucho voces y tengo fuertes dolores de cabezas. Dicen que es muy posible que pueda empezar a imaginar cosas: personas, objetos con capacidades de hablar, etc. y que todo va a parecer real, aunque no lo sea. Me recomendaron que cada vez que conozca a alguien se lo presente a otra persona, si ésta lo puede ver, es real. Y si no, es producto de la esquizofrenia. También dijeron que para evitar este tipo de cosas tome las pastillas y me ponga las inyecciones.

Las pastillas son una cada ocho horas y otra cada cuatro. Las inyecciones - y agradezco con el alma esto - son una vez o máximo dos por mes, depende mi estado y depende que tome las pastillas. Resulta que éstas últimas son horribles, en serio. Una es agria como pelos en la axila de un viejo, y la otra es asquerosa como verruga en el culo.

Bueno, tal vez (y sólo tal vez) exageré los sabores.

Estoy por hacerme un sándwich cuando suena el timbre. Es Darren.

-Creí que no me ibas a abrir nunca, dulce. - dijo Darren - perdón por no venir antes, tuve algunos problemas.

-Ay Darren, tengo que contarte muchas cosas. - le digo, por algún motivo confío en él, y por más que me sienta mal por decirle a él y no a las chicas, siento la necesidad de hacerlo. -Me empezó a doler fuertemente la cabeza, y luego empecé a escuchar voces, pero no hice caso. Esto iba aumentando y en la escuela se hizo insoportable. Me llevaron a un hospital, diagnóstico: esquizofrenia. Sólo te pido que no dejes de hablarme o que me trates como una loca.

Él no dice nada. Sólo me abraza, lo cual tranquiliza a todo mi cuerpo y mente.

- ¿Quieres ir a comprar un helado? - me dice.

-Claro, vamos. - le digo.

Fuimos hasta la heladería en la que nos conocimos.

Yo pedí un helado de chocolate y menta, él no quiso. Volvimos caminando hasta mi casa, hablando de mi enfermedad, de un tío de él que había pasado por lo mismo, de que juega al basquet, de que me gusta la nutella, en fin, de todo.

Íbamos caminando y la gente me miraba raro.

¿Será que la esquizofrenia se nota? O tal vez sólo esté demasiado paranoica.

Es preferible no agobiarse y seguir caminando y hablando con Darren.

Llegamos a mi casa, decido que es hora de despedirlo.

-Darren, muchas gracias por no tratarme de loca -le digo, realmente agradecida. Yo no elegí tener esquizofrenia. - Y por entenderme, pero ahora tengo que estudiar un poco y...

Me quedo a mitad de la frase, porque me besó.

DARREN... ¡ME BESÓ!

Se separa de mi sólo un poco y se queda a centímetros de mi cara -no tienes de qué preocuparte, hermosa - me dice, puedo sentir su respiración chocando contra la mía; tengo la boca entreabierta y lo miro a los ojos cuando sigue - todo estará bien. Y si las pastillas no te gustan y crees que puedes aguantar, no las tomes. Cuando te empieces a agobiar, toma una.

Amigas sobre todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora