¿Posible amistad?

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Belle's POV

Mis pies me dolían de tanto caminar. El camino se me hacía eterno y aburrido. Llevaba como media hora caminando y aún quedaba mucho.

Tal vez, si me pongo los auriculares no se me haga tan larga la caminata.

HABÍA OLVIDADO MI CELULAR.

Eso suponía un problema, ya que, no tenía forma de comunicarme. ¿Y sí algo me pasaba? No habría forma de que alguien de diera cuenta. Quizá lo mejor sería volver... no, no podía volver, Cyril lo notaría. Esa fue mi única oportunidad de escapar, debía aprovecharla.

Pensando en eso, un lugar oscuro y deshabitado se mostró frente a mí. No recordaba esta parte del camino. Pero tenía que seguir. Mierda. Me había perdido.

Adentrándome en la oscuridad, logré divisar unas figuras que se acercaban lentamente hacía donde me encontraba yo. Un escalofrío recorrió mi espalda, y el pánico se apoderó de mi forma de pensar.

Mi respiración se aceleró drásticamente, mientras tres jóvenes se hacían notar. Mierda. Uno de ellos, llevaba una navaja en la mano.

-La mochila- dijo uno de estos, de un modo casi inaudible. Abrí los ojos como platos, asustada. –Belle, dale la maldita mochila- dijo una vocecita en mi cabeza. Otra le discutía: -Corre, corre.-

Me encontraba paralizada. Mis ojos se llenaron de lágrimas por la frustración. No sabía que hacer. No podía moverme. Tenía miedo y mucho.

Rápidamente, analicé como pude las opciones, correr no era una, no tenía a donde ir, y de seguro me alcanzaban.

En la mochila había gas pimienta. Era para situaciones como esta. Pero tendría que sacarlo de manera disimulada.

Con todas mis fuerzas, deseé que alguien me ayudara. Y nada sucedió.

Iba a hacer tiempo. Hasta que se me ocurriera algo.

-¿P-para q-qué quieren la mo-mochila?- pregunté. Estúpida me quedaba corto.

De pronto los ojos de uno de los jóvenes se entrecerraron. Susurró algo a sus compañeros y se acercaron a mí.

Instintivamente, di un paso hacía atrás.

Gritar. Eso debía hacer. Y estaba por hacerlo, cuando una luz iluminó a los muchachos. Seguidos de puras maldiciones, una moto se estacionó junto a mí.

Quién se encontraba en el asiento, se levantó y se quitó el casco.

Ahogué un gritito. Era Cyril.

Y su rostro, lleno de preocupación y odio, se iluminó al verme allí.

Entonces vi como los ladrones se asustaban de él. Y corrían, aterrados.

Cyril, me había salvado.

-Gra-gracias- murmuré, intentando expresarle toda la gratitud que sentía.

Se dio vuelta y me fulminó con la mirada. Ya capté el mensaje. No me hables.

Me tendió el casco y lo coloqué sobre mi cabeza, entonces, me percaté de que él no tenía uno. Pareció darse cuenta de mis intenciones, ya que hizo un gesto con la cabeza, restándole importancia.

Se subió a la moto, y lo imité, sintiendo la adrenalina recorrer mis piernas. Solo una vez me había subido a una moto, y lo recuerdo como una gran experiencia.

En cuanto encendió el vehículo, me agarré de sus hombros, intentando no establecer mucho contacto. Él pareció darse cuenta, ya que tomó mis manos, que se encontraban frías, y las colocó rodeando su estómago.

La Bella y la Bestia... del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora