Capítulo 4: Maite

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Prima de Jonander. Una chica deportista y femenina.

1'65 m y muchos seguidores.

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-Y hay que decirlo, tengo ganas de conocerlo.
Todos se miraron sonriendo.
Estaba a punto de decir algo cuando Garazi, su hermana menor la interrumpió.
-¡Maite, Gentzane, Andere! ¡Tenemos que ir a lo de la prueba médica!
-No me acordaba, ¡bueno, os dejamos solos!- Gentzane.
Y se fueron andando hacia el edificio principal.

Dejando a los dos chicos solos, las otras hablaban sobre cotilleos...
-Jon... O Ander... Quien seas... Quiero decirte algo muy importante para mi...- le puso las manís sobre las del otro y le miraba fijamente a los ojos. La cara de Jonander era todo un cuadro.- Sin mas rodeos... ¿Quieres jugar a fútbol?
Se reía mientras Jonander le pegaba en la nuca.
-Eres de verdad así de tonto o es un papel...
- No sabría que responder a eso...
-Era una pregunta retórica así que creo que eres tonto.
-¡Joeeeeee! Pero en serio, vamos aunque sea al campo de fútbol.
-Vamos.
Se levantaron y fueron bromeando todo el camino.

Al final jugaron a pasarse el balón.
-¡Pero cógela!
Se le escapo el balón, que se dirigía a un silencioso paseante.
-¡Cuidado!- Gritó Gaorka.
El desconocido iba de espaldas, pero asombrosamente la para con su pecho en un giro rápido.
-¡Tened más cuidado, mocosos!
Tenía un raro acento.
Se le vio la cara.
-Gorka, es el profesor nuevo...- le susurró Jonander.- Perdone por eso, ha sido un descuido.
Realmente era guapo, pero no nombre ni apellido con en que apodarle.
-¿Como se llama? Es usted el que venía de intercambio, ¿no?
-Måske
-¿Eh?
-Tal vez

Jon se quedó mirando sus ojos. Eran inexpresivos y oscuros, pero mostraban sinceridad y bondad. Tenía muchas pecas, un piercing en el labio y un pendiente negro en una de las orejas.
La piel clara y escasos 1'70m.
-Alesander.¿ Como os llamáis?
Les tendió la mano.
-Yo soy Gorka y el es Jonander, vamos a cuarto.
Le respondió el saludo.
-H-hola...
Jonander estaba un poco atontado.
Apretó la mano de Alesander y noto que sus propias pulsaciones cambiaban. Tenía las manos heladas y blancas.
Se miraron a los ojos fijamente. Alesander le miró inquisidoramente y después sonrió.
-Un placer haberos conocido, ¡vi ses!
- ¡Vi ses a ti también!-  Gorka.
Su cara sonreía pero sus ojos no mostraban recuerdo alguno de haber estado alguna vez vivos.

Lo vieron alejarse y decidieron volver a clase, pues solo les quedaban 5 minutos más o menos de patio.
-Esto ha sido rarísimo.

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