Capítulo 5

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Querido Dios...

Hoy no se muy bien cómo empezar, salvo estar eternamente agradecida contigo. En esta vida las cosas son muy difíciles que hay algunas cosas que no se pueden ni mencionar por la vergüenza que causan, pero no hay nada mejor que humillarme ante ti.

Cuando atravieso momentos difíciles en mi vida trato de ser optimista porque sé que son pruebas que Tú has puesto para que mejore en mi vida espiritual y sea cada vez más pura. No niego que no son fáciles, porque nada en esta vida lo es, pero sé que Tú nunca le pondrías una prueba a alguien que no pueda superar puesto que Tú nos conoces mejor que nosotros mismos. 

Hay veces en que siento tristeza en mi corazón porque sé cómo nos mira la gente; sé como la gente juzga a mi familia y se preguntan cómo es que puedo vivir de ese modo. Pero lo que ellos no saben es que aunque tratar con mi familia, con mi hermano, mi padre o mi madre no sea fácil, yo soy feliz así. Esta es la familia que me tocó, la familia que Tú me diste, con un propósito, y yo nunca debería de quejarme de lo que me has dado; y no lo hago y espero nunca hacerlo. Yo acepto la familia con la que me tocó vivir y me esfuerzo lo mejor que puedo para mejorar la relación entre todos aunque a veces no sirva de mucho, más nunca me rindo. 

Últimamente la relación con mi hermano va de mal en peor. Hace poco pensé que podíamos mejorar, que todo estaría bien; pero cuando uno cree que todo está bien, nunca lo está o ahí no es donde termina la cosa. Antes, a pesar de todo lo que él me hacía yo lo quería, no me importaba que tanto me lastimara con tal de que él se diera cuenta de que me hacía daño y pudiera arrepentirse y ser una buena persona. Pero hace poco me cansé; así como Tú te cansas y te enfureces contra aquel que no te obedece y no quiere seguirte padre, Tú lo castigas o lo desechas cuando sabes que se han aprovechado de tu misericordia y no les ha importado pisotear la sangre de tu hijo a quién clavaron en la cruz por nuestros pecados; así mismo yo me cansé de que mi hermano se burlara de mi y me pisoteara como si no fuera nada. Me dije a mi misma que hasta ahí había llegado mi paciencia y que ya no me dejaría. Desde entonces todo lo que él me hace se lo devuelvo y no dejo que me pisotee, mas sin embargo, él siempre ha sido más fuerte y yo salgo lastimada como siempre y de nada me sirve combatirlo porque al final lo único que gano es sentir impotencia y desagrado hacia él, y eso no es nada bueno porque no lleva a cosas buenas. Además de que me he dado cuenta de que yo no soy así; me di cuenta de que me dejé llevar por mi enojo, me hice como él y Tú no quieres que yo sea así. Yo debo de regresar a lo que era, de que no me importe lo que me haga él, de perdonarlo, de darle el ejemplo de que yo no soy así y que él se pueda dar cuenta con tu ayuda de que no esta bien. Tengo que ser paciente y misericordiosa aunque me cueste, pero si Tú has tenido misericordia de mi lo menos que puedo hacer es ser misericordiosa con mi prójimo sea quien sea.

No quiero que pienses que siempre estoy enojada o amargada con la vida porque últimamente la mayoría de las cosas de las que te he hablado son tristes o no son buenas. Yo estoy más agradecida que nunca contigo porque has tenido misericordia de mí. Me has dado la oportunidad de conocerte durante mis años de juventud, te estoy conociendo ahora que todavía soy una adolescente y por supuesto que sabes lo feliz que eso me hace. Porque me permites ver las cosas a esta edad de otra manera; no como la mayoría de los adolescentes de hoy en día ven al mundo, sino con una actitud positiva y sencilla, altruista y feliz. Cuando observo a mi alrededor no sólo veo las cosas como son sino que trato de ver más allá de lo que son y de lo que pueden ser. No me permito juzgar a la gente sino que trato de entender cómo funcionan las cosas en este mundo. También te agradezco mucho la oportunidad que me has dado de conocerte a esta edad porque no permites que yo haga o hiciera cosas de las que más tarde me pueda arrepentir. He visto y escuchado muchos testimonios de gente adulta que se está acercando a ti y y de todo lo que han pasado, de cómo se arrepienten de haber hecho cosas en su juventud o en como desperdiciaron su vida en cosas vanas; y para mí es algo muy preciado tenerte ahora porque yo sin ti estaría perdida. Estaría vagando en este mundo vacía y sin consuelo, perdida buscando algo que nunca encontraría sino fuera por ti.

Y es triste, muy triste cuando la gente no se da cuenta de lo que tienen enfrente y lo ignoran, me apiado de la gente que ha oído hablar de ti más esconde el oído y no oye tu voz; pero sé que no es nada comparado con lo que Tú sientes, mi Señor, porque tal es tu amor por nosotros que has entregado a Tú hijo unigénito para que aquel que crea en Él no se pierda más tenga vida eterna.

Porque nada ni nadie se compara a ti ni a tu amor, oh mi Dios, Todopoderoso. 


Esto es entre Dios y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora