Y lo inesperado llegó,
y aunque era lo mejor.
Tu partida dolió y mucho
Te vi tendido, con los ojos cerrados,
quietesito, como la última vez que te visite.
Solo que ahora tu cara no expresaba dolor
y tu cuerpo esquelético no representaba vida.
Me despedí de ti mientras el hedor de tu cuerpo se hacía más evidente debido a la descomposición y el calor en ese condenado lugar.
En ese lugar apartado de la mano de Dios, de ese Dios al que tanto le pidieron por ti, de ese Dios al que tanto le rendiste culto y te llevó
Entregándole tu energía a un Dios pagano, Iluminati, Reptiliano. ...
Te nos fuiste.
Si tan solo existiera la inmortalidad