Capitulo 7

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- Después de todo no tienes que decirle ¿o si?
- Siento que algo me golpea la cabeza y el estomago cuando estoy con ella.
- ¿Te sientes un mentiroso?
- Si...
- Eres un mentiroso Fabián.
- Pero nunca quize hacerlo... Estaba solo y Camila no paraba de asediarme.
- Mentiroso
- Mentiroso
- Mentiroso
- Mentiroso

Despertó lleno de sudor y lágrimas, gritando el nombre de Sofia. ¿Qué tipo de sueño había sido ese? Tenia miedo pero también sentía angustia por ese pesar que llevaba hace mas o menos un año.
Ocurrió cuando él y Sofia habian terminado, no era que quisiera hacerlo, Camila desde que habia comenzado con Sofia lo molestaba. Finalmente Fabián terminó accediendo. Nunca se había sentido tan culpable hasta ese sueño, tal vez era hora de revelar los secretos pero teniendo en cuenta la situación de Sofia era imposible pensar en romperle el corazón de esa manera. Fabián no quería perderla pero sentía un enorme pesar en el corazón por lo que había ocurrido, por esa razón ya no se llevaba bien con la madre de Antonella. Camila no era el tipo de mujer que todo hombre quisiera tener, era una chica despistada, de mal carácter, fría, fiestera y despreocupada de la vida. Desde que tenía trece años iba a fiestas, se emborrachaba y para no perder las ganas aspiraba un poco de cocaína. Si Antonella no tuvo complicaciones para vivir fue porque Fabián siempre estuvo ahí cuidando de Antonella, no de Camila.

¿Qué debía hacer él? ¿Contárselo a ella o guardárselo por el momento, para siempre?

Se puso los audífonos y puso la música en modo aleatorio, la primera canción que sonó fue Asleep de The Smiths, por alguna razón desconocida esa canción le causaba cierta nostalgia de los tiempos pasados. No sabía si extrañaba aquellos años en los que aún no conocía al amor de su vida, Sofía. Tal vez simplemente era añoranza, su vida no hubiera sido nada sin haberla conocido. Se repetía a si mismo una y otra vez "solo añoro esos tiempos... nada más"

Pasó varias horas ahí recostado, mirando el techo, escuchando música, canciones que se ponían cada vez más tristes y de pronto toda esa aura de pensamientos fue interrumpida por una llamada.

- ¿Hola?

- Buenas tardes ¿con Fabian Sotelo?

- Si, con él

- Señor Fabián lo estamos llamando del hospital en que su novia está siendo tratada

- Si, si, si ¿Qué sucede? ¿Algo malo? ¿Qué ha pasado con Sofia?

- ¿Podría venir para conversar aquí? El doctor Araneda lo atenderá

Fabián empalideció... ¿Qué había sucedido? ¿Por qué de pronto le invadía un extraño sentimiento de angustia? ¿Será que...? No, no podía ser. Sofía y él estarían juntos para siempre, tenían planes, se iban a casar, tener hijos y...

Tomó rápido sus cosas y se subió al primer taxi que encontró en la calle. Durante el camino no paraba de pensar en la posibilidad de que Sofía estuviera empeorando su situación. Al llegar, salió corriendo en dirección a la recepción del hospital. Fue atendido como comúnmente lo hacien siempre, lo hicieron subir a la oficina del Doctor Araneda y este lo recibió amablemente invitándolo a sentarse.

- ¿Qué le sucedió? - dijo friamente Fabián y el doctor sonrió, la verdad es que era una sonrisa triste y melancólica.

- Sofia necesita pasar tiempo con sus seres queridos... eso es todo - dijo con un tono amable y Fabián por un segundo iba a creerle pero cuando vió que la expresión del doctor se tornó fría volvió a preguntar.

- Digame la verdad ¿Qué le sucedió a Sofia doctor? - el doctor Araneda solo un largo y triste suspiro

- Mira Fabián... Al parecer Sofía no está respondiendo como esperabamos a las terapías, los exámenes están saliendo cada vez con más complicaciones. En resumen... No hay nada que podamos hacer. Por eso necesito que ella pase sus últimos años de vida con ustedes para que despues no haya ningún tipo de arrepentimientos - Fabián endureció el rostro

- ¿Qué? ¿No podemos hacer nada? ¿Eso me acaba de decir? ¿Cómo no va a existir algún tipo de cura? ¿Quiere que me vaya a casa feliz de la vida porque no hay cura? - comenzó a levantar la voz - ¿Usted tiene idea de lo que está diciendo? ¿De la mierda que está diciendo?

- Hijo... es cáncer y en el caso de Sofía al no reaccionar a los tratamientos su enfermedad ya está avanzada

- ¿Cuánto le queda? - el doctor bajó la mirada y se arregló los anteojos con un dedo, carraspeó la garganta.

- Sabiendo que lleva meses con los tratamientos y no han dado resultado... Tal vez cuatro o cinco meses

Era el fin de Fabián, cinco o seis meses... decirlo sonaba como mucho tiempo pero sentir que luego de eso su mundo acabaría, seis meses se transformaban en seis segundos. Lo que estaba pasando no era cierto, no podía serlo. Era una broma, de seguro era una broma.

- ¿Está bromeando verdad? - dijo con una sonrisa nerviosa

- Lo siento Fabián, en serio - se levanto de su silla dirigiendosé a la puerta, se dió medio vuelta antes de salir- hablaré con la secretaria para tramitar la sálida de Sofía. Lo más seguro es que mañana salga.

No podía creerlo, lo habían destruido.

Despues de un rato de haber estado sentado en la silla, con un nudo en la garganta y la cara entre las manos se levantó. Iba a marcharse a casa pero prefirió ir a verla. Al entrar en su habitación vió a Sofía durmiendo, estaba más pálida de lo normal, en sus párpados las venas de color morado estaban marcadas, tenía ambos brazos con tubos, su cabello caía por la almohada hasta sus hombros y sus labios estaban rosados, pálidos como siempre. Al verla Fabián comenzó a llorar sin contenerse, cayó al suelo, estaba derrumbado, se levantó nuevamente para sentarse en la cama de Sofía. La miró con ternura y pena al mismo tiempo, trataba de imaginarse una vida sin ella ¿cómo hacerlo? ¿cómo imaginar una vida sin alguien que lo hizo cambiar totalmente, alguien que llenó su mundo de colores y destellos? De pronto la mano de Sofía se movió y Fabián la miró.

- Hey ¿Qué haces aquí? - dijo en un hilo de voz tiernamente - Te he extrañado

- Tambien yo...

- ¿Qué sucede? ¿Por qué tienes los ojos asi? ¿Estabas llorando?

- No - dijo riendo y tratando de sonar lo más animado posible- solo me ha caído algo en el ojo, es todo - Sofía lo miró sin convencerse

- No me mientas, no te preocupes por mi, saldré de esta como todas las anteriores - sonrió complaciente, pero a Fabián se le rompió el corazón al escuchar eso, sabía que eso no era verdad aunque deseaba con todo su ser que asi fuera.

Esa noche se quedó en la habitación con ella, durmió en el sofá pero hablaron hasta que pareciera que no quedaban palabras...


Como arena entre los dedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora