Capítulo 8

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Salió del hospital destrozado, su corazón estaba al borde del límite, tenía un inmenso nudo en la garganta; se cubrió la boca con una mano y cerró los ojos, estaba intentando evitar las lágrimas pero no pudo. Comenzó a llorar sin contenerse, se sentó en una de las bancas del parque y puso la cabeza entre sus manos desordenando su cabello una y otra vez.

Sofía estaba en su cama mirando hacia afuera por el inmenso ventanal que tenía a su lado, sabía que estaba mal, que tal vez le quedaba poco tiempo de vida y le causaba un poco de gracia que todos intentarán esconderlo siendo que era algo sumamente obvio pero al mismo tiempo sentía algo de ternura hacia todos. Comenzó a pensar en su madre, ella sospechaba pero no lo sabía directamente. Luego comenzó a pensar en Fabián y de un momento a otro sintió ganas de llorar lo cual le fue inevitable, comenzó a botar lágrimas una tras otra sin producir ningún sonido. Su llanto era silencioso y lleno de dolor, tendría que tomar una decisión antes de hacerle más daño a él. Así se quedó dormida.

Al día siguiente Fabián fue a buscarla, la madre de Sofía estaba trabajando a esa hora. Subió a la habitación y allí la vió, ya estaba vestida y esperandolo sentada sobre la camilla. Antes de salir del hospital el doctor salió a su encuentro.

- Cuidense mucho, sean felices y amense mientras puedan - a estas palabras Sofía solo reaccionó con una sonrisa mientras que Fabián lo abrazó y agradeció.

Durante el trayecto a casa de Sofía, estuvo muy callada y él intentaba charlar con ella, sacarle palabras o alguna sonrisa pero nada pasaba. No entendía el porqué de su actitud con él.

- Sofia...

- ¿Qué? - dijo friamente

- ...

- ¿Por qué me contestas asi?

- ¿Así cómo?

- Por favor no simules que no entiendes lo que pasa

- No simulo

- Pareces una niña

- Soy una niña, Fabián...

- ¿Qué quieres decir?

- ¿Qué quiero decir? Que soy una niña, que tengo dieciocho años, que tú eres el mayor... en fin, que yo soy una niña - finalizó estas palabras con una sonrisa y volvió a mirar por la ventana del bús, Fabián sin ninguna palabra que pudiera decir se quedo mirando su espalda. ¿Qué acababa de decir?

Al llegar a casa de Sofía, ambos se bajaron del bús en silencio, Sofía avanzó un paso y Fabián le tomó el brazo.

- ¿Qué haces? Sueltame - dijo bruscamente

- ¿Qué sucede? ¿Crees que actuando de esta forma me vas a alejar?

- ¿De qué hablas? No seas idiota y sueltame

- Tú eres la idiota en esta historia, ¿por qué quieres alejarme de ti de esta manera tan cobarde? ¿Voy a sufrir menos asi? ¿Vas a estar más tranquila? ¿Esto es lo que quieres?

- Basta...

- ¡Dime!

- Basta... - dijo en un sollozo- por favor, Fabian... basta  - Fabián la soltó

- Dime ¿te parece bien que estemos separados?

- Me parece... que es lo más correcto y sano - dijo Sofia secándose las lágrimas, intentando parecer lo mas seria posible.

- Bien... será como quieras. Pero no esperes que deje de amarte porque no sucederá - terminó de decir esto, se dió media vuelta y comenzó a caminar hasta desaparecer de la vista de Sofía, quien al verlo irse comenzó a llorar intentando pensar como serían sus últimos días de vida sin el amor de su vida. ¿Estaba bien lo que había hecho? Tal vez era el error más grande que habia cometido en toda su vida.



Como arena entre los dedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora