CINCO

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— Tienes que sacarle celos, Erik. —paré en seco. Matthias debe estar bromeando.

— No, no creo. Ella no es de hacer eso... —le dije negando lo que podría estar pensando. Pero él solo atinó a poner los ojos en blanco.

— Agh, créeme, amigo. —él seguía explicándome, yo seguía sin creerlo— "Ella nunca le ha hablado y ¿por qué ahora de la noche a la mañana lo comienza a llamar con apodos?" —imitó la voz de Emma, falló en el intento— Agrégale una cara de indignación y más claro que eso, no hay.

Y repito, aún no lo podía creer.

Ya había pasado dos semanas desde que entré en el equipo y todo lo que conocía de mi vida, había cambiado. ¿Para bien o para mal? No lo sé.

Al final de cada jornada de clase, Tessa me explicaba las indicaciones de las tareas y todo.
Se había tomado en serio lo de "pareja", y ya no regresaba a casa acompañado por Emma tan seguido.

Uno de esos días, Matthias me envió un mensaje para avisarme que estaba esperándome a la salida y que Emma ya se había ido, de nuevo. Al inicio pensé que estábamos bien como siempre, ella era mi mejor amiga y yo era su... mejor amigo, bueno, ya saben. Pero esta vez no y no sabía el porqué.

Llegué a casa, tenía mucha hambre y agradecí que mi madre me recibió con un delicioso plato de... ¿ensalada?

— Eh, mamá...

— ¿Sí, cariño? —ella me mira atenta y con una gran sonrisa esperando que me coma lo que preparó.

— La ensalada se ve bien, pero esperaba una hamburguesa. —dije rascándome la nuca, incómodo.

— Vamos, Erik. Me preocupa tu alimentación. —puso su mano sobre mi hombro— Estuviste con la comida chatarra todo el verano, además, ¿has visto tu estatura? De seguro todos tus compañeros han crecido y tú te has quedado–
— Mamá... Tengo 16. —y la interrumpo— ¿Has visto el capitán de fútbol de la escuela? Mide menos que yo, significa que estoy por buen camino.

Igual tuve que comerme la ensalada. Que, a decir verdad, al final estaba bien.

Retomando, me dirigí a usar mi laptop, pero no la encontré, así que, tomé la de Phoebe. Que ella no estaba por sus nuevas clases de "pintura renacentista"... Ya se imaginarán a quién prefieren mis padres. Es una pelea muy reñida entre Friedrich y Phoebe, yo, yo soy el sándwich.

En fin, fui a mi habitación y me eché en la cama, que estaba tendida, por cierto.
"Qué milagro".

Abrí la laptop, solo para revisar Facebook. No había nada nuevo, además de solicitudes de juegos, "te han agregado al grupo: Octavo Grado" ¿es en serio?

Y varias solicitudes de amistad. Me había vuelto un poco popular en la escuela, así son los gajes del oficio.

Estaba a punto de cerrar sesión, cuando la página me lleva a Inicio y veo "Vanessa Ferrand ha etiquetado a Emma Novin y Alexandre Koenig" y con la descripción:
"A las buenas chicas les gustan los malos".

Rayos, ¿qué es esto?

— ¡Erik, ¿por qué estás usando mi laptop?! —Phoebe estaba frente mío, pegué un salto porque no la había escuchado entrar y por reflejo cerré la pantalla.

— Yo... lo siento. —me levanté rápidamente— No encontraba la mía, perdona. —le sonreía mientras ponía mi mano para evitar que se llevara su ordenador portátil.

— Dámela, ahora. —se cruzó de brazos y me miró molesta. Esto está mal.

— Está bien, pero déjame apagarla...

— No. —me interrumpe— Por eso vine, porque la necesito AHORA. —se dirige a tomarla.

— Dame cinco minutos. —le impido que la tome.

— No, ¡dámela ya! —estaba a punto de sostenerla, pero se la quité— ¡Erik, basta! ¡Dámela ya! —pisó fuerte.

— Phoebe, te dije que solo cinco minutos más. —se quedó quieta. Uff, qué alivio.


Abrí la pantalla para cerrar la pestaña...

— ¡Es mía! —dijo ella, en un abrir y cerrar los ojos, me la quitó y salió de la habitación.

— ¡No, Phoebe, no veas la...! —la seguí rápidamente para evitar que vea lo que estaba abierto.

— ¡No puede ser! ¡¿Alexandre Koenig y Emma?!

Oh, no... Paré, ya sabía lo que iba a decir.

— Toda persona en su sano juicio sabe que Alexandre es el tipo más rudo de toda la escuela, TODA LA ESCUELA. —dijo remarcando la última parte.

¿No sé cómo ella puede saber todo eso si todavía no ha entrado a la secundaria? Los niños de ahora.

—¿Y qué vas a hacer? —me pregunta ella.
— La verdad... —hago una pausa. —no lo sé.

— ¿Cómo que no lo sabes? Erik, es tu amiga desde que llegamos. Tú tienes más derecho que nadie. —sonreí para mis adentros por su razonamiento.

"Tú tienes más derecho que nadie", eso quedó en mis pensamientos toda la noche.
Además de hacer las tareas, la cena transcurrió normal y Phoebe me volvió a repetir lo mismo.
¿Qué debería hacer?

Ella no me pertenece, menos legalmente.
(¿Por qué pensaste eso, Durm?)
Pero tampoco quiero meter la pata.

Nur ein Wort  ─ 〔Erik Durm〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora