Capítulo 4: Presentaciones

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Un salto. Un salto y bien podría irme lejos, ocultarme bajo tierra de ser necesario, con tal de alejarme. El tiempo corria. Si el perrito faldero me marcaba estaba jodida.

Debian ser unos 16 metros de altura... Habia pocas piedras... Puede que tuviese una oportunidad de salir de esta...

Mis pensamietos fueron interrumpidos por el sonido de un aullido al resonar en el bosque. Ya no habia tiempo. Me coloque en el borde de la cascada, lista para saltar con toda la fuerza de mis piernas.

Uno...dos...tr...

Mi cuenta fue interrumpida por un gruñido animal a mi espalda, girandome con lentitud y precaución, mire al enorme lobo de pelaje oscuro y ojos rojos de Alfa, que me miraba con furia, preocupación y dolor.

-¡Acercate y te juro que salto!- Grite a sabiendas de que podia entenderme.

El lobo dio algo parecido a un bufido, para después comenzar a volverse humano asi como asi. Soltando un chillido al saber la desnudez que se apoderaria del cuerpo de aquel bello chico, le di la espalda, mirando hacia la cascada.

-¡Quedate ahí!, ¡ni se te ocurra saltar... Ah... Eh.... ¿Jennifer?- Ordenó, travandose al darse cuenta de un pequeño detalle.

No sabiamos el nombre uno del otro.

-¡Ahi lo tienes!- Grite con fuerza, asegurandome de hacerme oir por encima del rugido del agua.- ¡No sabes algo tan simple como mi nombre!, ¡¿y asi dices que soy tuya?!, ¡Ve a buscarte una jodida jennifer cabron!-

El gruño ofendido y furioso ante mis insultos, cerrando la boca al verme tambalear sobre el borde.

-¡Esta bien, esta bien!- dijo por fin, rindiendose.- Se que no se nada de ti, pero lo que si se, es que la diosa luna, nos emparejo por una razón, ¡y yo no pienso ir en contra de esos deseos!... ¡ASI QUE VUELVE A AQUI DE UNA MALDITA VEZ!- finalizo lo que bien pudo ser un lindo discurso, a gritos y arruinando todo.

-¡Es tu diosa no la mía!- respondí con leve furia en la voz.- ¡¿Que tal si esa razón es una penitencia por ser tan imbécil?!-

Eso pareció callarlo por un momento.

-¿Porque te empeñas tanto en insultarme y tratar de sacarme de mis casillas?- Pregunto para mi sorpresa.- ¿Es acaso que soy tan desagradable para ti?-

Había tanto dolor y pena en su voz, que no pude evitar girarme a verlo. Sus brillantes ojos verdes estaban cristalizados de dolor. No cualquier clase de dolor, si no de la pena mas grande y horrenda de todas. El dolor del rechazo.

-N-no es eso...- respondí dudosa, ante su arrebato emocional, olvidandome de momento el porque había girado mi mirada.- Solo... Yo no deseo que un impulso fisico... Sea lo que obligue a alguien a amarme...-

Respondí con sinceridad, volviendo la mirada a las agitadas aguas del rio, tan turbulentas como mi mente en esos momentos. Al percatarme de eso, mi animo para saltar se desvaneció un ápice.

-¿De que mierda estas hablando?- Me gruño con furia la persona detras de mí.

-Hablo de que... Los mates, no son mas que la mejor opcion genética para preservar la especie de licantropos.- respondí en un susurro, analizando mis propias palabras.- ¡Es por eso por lo cual no deseo tu supesto amor, cuando no es más que un impulso para preservar la especie!....-

Y sin más, un fuerte tirón me derribó al fango de espaldas, arruinando así cualquier posibilidad de escapar entre las aguas. Unas enormes y fuertes manos, inmovilizaron mis brazos a ambos lados de mi cabeza, mientras que un cuerpo pesado y corpulento se cernia sobre el mío.

The HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora