Capítulo 5: ¿El fin? ¡Ojalá y fuera así!

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El cuarteto iba muchísimo más relajado, no oían ningún tipo de grito que simbolizaría la muerte de más compañeros de clase. Aunque estaban acojonados, sin contarse a ellos mismos, sólo quedaban tres alumnos de su clase con vida y partieron siendo dieciséis -si se contaban, son obviamente veinte-. Así de rápido iban cayendo uno a uno hasta quedar en total sólo siete alumnos con vida.

Les costaba creer aquel hecho, no obstante, estaban todavía tranquilos además porque cesó por completo la actividad sísmica en el área. Sólo tenían un objetivo por el momento, era encontrar a sus compañeros para resguardarlos en algún lugar que ellos consideren seguro -habían dado como mil vueltas al edificio, sabían que lugares sirven y cuáles no-, así mientras ellos se preparaban buscando cualquier tipo de objeto punzante para poder darle pelea al asesino en serie y que todo finalice, ojalá y pronto.

Así que, una vez que lograron reunirlos a todos en un salón de clases al que pudieron conseguir las llaves para encerrarse en caso de cualquier cosa, aportaron con comida a los tres chavales, que a este punto, llevaban ocho horas encerrados allí. Sin suministro eléctrico ni señal de internet o para realizar llamadas siquiera, estaban constantemente revisando en caso de que alguna señal divina les ayudara.

No obstante, se alarmaron como nunca al oír lamentos y sollozos afuera del aula. Eso los dejó sacados de onda, porque habían hecho un conteo exacto de cuánta gente se encontraba en el edificio y sólo eran los de su clase, ahora oían a lo que parecía ser una niña pequeña.

Recordaron los cuentos de terror, ¿sería ella la asesina que desató todo el caos actual? Trataban de refutarlo y no podían, en voz baja, lo discutieron con los tres chavales quiénes, incrédulos dijeron que todo el asunto de los cuentos era mentira PERO que la niña ERA la asesina.

Curioso, porque ellos siempre en un principio hablaban de EL asesino y los que fueron heridos por éste, agonizando, también se referían a éste como EL. Entonces, ¿había algo que no concordaba acá?

Decidieron que los siete saldrían de allí para combatir a la presunta asesina que causó tanto revuelo.

Una vez que la vieron, el cuarteto confirmó que era la niña de los cuentos de terror. Un poquito tarde, puesto que... ya había comenzado la batalla.

Los tres chavales tenían rodeada a la pobre niña que en alguna oportunidad debió sufrir muchos maltratos, si ella mataba era porque se sentía rechazada por la sociedad. Así que, en cuestión de segundos, sus mentes se conectaron para dar con la solución a esta historia:

Una similar a la que hicieron con el gato, demostrarle afecto y cariño, empatía, para que el "demonio" que llevaba dentro se fuera lo más pronto posible.

Así que, se armó una segunda pelea, el cuarteto versus el trío que quería herir a la chiquilla, una vez que represaron a los tres, el único del grupo que quedó libre al cien por ciento, Lars Ulrich, corrió hacia la niña que iba huyendo del lugar, la tomó del brazo con un poco de brusquedad y sintió el pánico apoderarse de él cuando ésta levantó una brazo con la intención de querer apuñalarlo.

La soltó de inmediato y dio una patada karateca en su mano para que soltara el arma blanca, al ser él más alto que ella, logró tomarla entre sus brazos, soportando que ésta lo golpeara, pateara y diera jalones de cabello muy fuertes.

- ¿Y ahora? -consultó cuando notó que todos estaban boquiabiertos por su increíble maniobra.

- Anda, que yo le hago el exorcismo -dijo con ironía James.

- ¿Desde cuándo te dieron permiso en el vaticano para...?

- ¡No pienso en gastarme un viaje hasta allá, joder, déjame bendecir a la chiquilla ésta!

- Chicos, no creo que funcione... -murmuró Kirk mientras que James ponía su mano sobre la frente de la niña y meditaba un par de palabras.

Un par de palabras que no significaban nada, sólo se acordó de X parte de la película "El exorcista" y al final lo recitó mal los diálogos que corresponderían a un exorcismo.

- ¿Saben que ella no está poseída, verdad? -prosiguió Hammett.

- ¿Crees que tenga algún trastorno psicótico?

- Lo más probable -encogió los hombros.

- ¿Trastorno? -dudó Ulrich, tratando de contener a la niña todavía, que se ponía más inquieta- ¡Dénle las pastillas que tengo en el bolsillo delantero de mi mochila!

- ¿Pastillas?

- ¿Desde cuándo que tomas esas cosas? -Hetfield alzó las cejas en desconfianza, entretanto sacaba las susodichas pastillas.

- Son para el déficit atencional y la hiperactividad, calma hasta la cosa más malcriada.

Tras ese testimonio, dudaron un poco la verdadera eficacia del medicamento.

- Llevo meses sin consumirlas, pero cuando lo hacía, funcionaban -se explicó, ahí creyeron un poco más.

Con dificultad, le dieron una dosis del fuerte fármaco a la chica.

A los pocos segundos, la agresividad iba disminuyendo, hasta que una masa de humo los dejó cegados por varios segundos y de la presencia de la presunta responsable del incidente no se supo más, había desaparecido.

Muy a gusto, suspiraron las siete personas presentes cuando la masa de humo cesó y pudieron respirar aire puro. Ahora, se dedicarían a buscar una manera de salir.

PERO dejaron de sentirse tan felices cuando notaron una sombra en las paredes, que iba hacia ellos, junto a unos pasos pesados y una risa macabra. De inmediato, el miedo los invadió.

Who's Creeping Death? (METALLICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora