Lo conocí.

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Kylie's P.O.V

Era un día normal de vacaciones, una semana después de mi cumpleaños y me encontraba en el aeropuerto con mis padres y mi hermana menor esperando a que nos llamaran para embarcar.


Cuando subí al avión mis padres se sentaron con mi hermana y a mi me toco en un asiento del otro lado del pasillo, y ni me percaté de que había alguien en la silla de al lado, junto a la ventana.


Lo pasé por alto, sin darle mucha importancia y me senté, abroché mi cinturón y me puse los audífonos con la música a todo dar para no escuchar absolutamente nada. No es que le tenga fobia a los aviones, es solo que éste estaba lleno de adolescentes idiotas.- aunque formo parte de ese grupo.- que parloteaban y gritaban constantemente.


El viaje de 30 minutos a la isla fue sin contratiempos, recogimos nuestras maletas y nos encaminamos a salir de aeropuerto y buscar a la persona que nos iba a recoger y llevarnos al hotel, y yo en todo este tiempo con los audífonos puestos.


De camino al hotel mi padre no dejó de hablar con el conductor, mi mama hablaba con mi hermana y yo miraba por la ventana... UUUHHHH me salió un verso sin mucho esfuerzo... UUUYYYY otro que alboroto.... Bueno, ya se me acabaron las rimas así que continuemos.


Llegamos al hotel sin mucho contratiempo, nos registramos, los brazaletes, blablabla, todo el protocolo para instalarse. Subimos a la habitación, y yo aún con los audífonos. No me considero una persona muy sociable, porque tengo una forma de pensar totalmente diferente a la de los demás y no congenio con nadie, excepto mi madre.- aunque eso no es congeniar, eso es compresión de madre, que es obligatoria.-


Después de arreglar todo y cenar en la habitación me dispuse a leer mientras escuchaba música y mi hermana no dejaba de saltar en la maldita cama. Sin decir nada me levanté de la cama, cambié mi pijama por unos shorts negro de corte alto, una camiseta de tiras amarilla fosforescente con el signo del yin y el yang y mis zapatos de skate negros, para luego salir de la habitación sin decir ni una palabra.


Como en el lobbie hacía demasiado frío decidí salir a la parte de la terraza. En esta había varias mesas y sillones, por lo que me senté en uno de dos puestos y me dispuse a leer.


No sé cuanto tiempo estuve sentada allí porque ni me percaté de que alguien estaba sentado junto a mi. Era una mujer rubia, muy elegante y seria. Para no ser descortés me quité solo uno de los auriculares por si la señora me hablaba, y seguí leyendo.


-Ay que bueno que lees, mi hijo también.- dice la señora.-Eso ya se ha perdido en los jóvenes, ahora solo están con el teléfono y con los audífonos todo el día y no socializan.


-Tal vez no lo hacen porque sienten que si lo intentan el mundo no los entenderá.- dije yo sin dejar de leer.


-Mi hijo mayor, Daniel, no para de leer. En cambio, Andrés el menor, no deja de escuchar música y sinceramente ya no sé que puedo hacer.- se lamentó.


-Me encantaría ayudarla señora, pero no puedo. Soy una mezcla de sus dos hijos, así qué no puedo decirle que hacer o qué no hacer.- esta vez la miré a sus ojos mieles.


-Si tienes, razón. Gracias por escucharme, soy Mariana.-dijo extendiendo su mano para estrechar la mía.


-Kylie.- dije tomando su mano.


-Mamá, ya papá y Andrés nos están esperando en el elevador, vamos.- levanté la cara y no me esperaba lo que vi.


Un chico de mas o menor 17 años con cabello castaño liso y corto al estilo de los abogados, peinado de un lado, pero le quedaba bien. Ojos coló miel oscuro, alto, mucho más alto que yo.- bueno cualquiera es más alto que yo, mido 1.55, y me consideran la minion de mi clase.-, tenía el cuerpo muy tonificado, cubierto por una camiseta color azul oscuro Hollister, unos jeans claros, y unos zapatos de skate Nike del mismo color que la camiseta.


-Oh si, diles que ya voy Daniel.- se levantó del sillón.- Bueno, fue un placer conocerte Kylie, adiós.- besó mi mejilla y se fue.


"Daniel", se me quedó mirando un rato y luego, sin decir nada se despidió con la mano y se fue.


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