Normal.

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Los días fueron pasando y no hablé más ni con Daniel ni con Mariana. Nos veíamos todos los días en el desayuno y la cena, en la playa, la piscina y los elevadores, pero Mariana y yo no pasábamos de un saludo, hasta que se me ocurrió la maravillosa idea.- notese el sarcasmo.- de presentársela a mi mamá.

Desde que se conocieron en los elevadores no dejaron de hablarse cada vez que se veían, pero esas cada vez, estaban Mariana, Andrés.-el hermano de Daniel.- y Juan José, su padre. Nunca estaba Daniel, y realmente no me importó mucho ya que no me interesaba en lo más mínimo. No porque no fuera lindo, era todo un sueño. Pero acababa de salir de mi relación más larga, con una persona que fue muy importante para mi, pero cuando te enteras que eres sólo un juego, las cosas cambian. Yo terminé con el y punto y final.

Bueno, un día por la noche bajamos a cenar al comedor del hotel y en una de las mesas estaban Juan José, Andrés y Mariana. Como era de esperar Daniel no estaba. Nos acercamos y los saludamos y nos pidieron que nos sentáramos con ellos y así hicimos. Estuvimos hablando por un buen rato, hasta que mis padres y mi hermana.- ya dormida en los brazos de mi madre.- decidieron subir a la habitación y yo me quedé con Mariana y su familia.

Todo estuvo bien hasta que llegó Daniel y arruinó mi estadía tan placentera junto a su familia.

-¿Qué hace ella aquí?.- escucho detrás de mi, para luego voltearme con una sonrisa, que sé que le molestará más.

-Bueno, tus padres me pidieron sentarme con ellos a cenar, así que lo hice. Si no te agrada, lo siento, no me importa lo que pienses, realmente ni tu en sí me importas. Ignórame, no es difícil, lo has hecho todos estos días, uno más no te va a matar.- dije sin desaparecer mi sonrisa y al final le guiñé un ojo.

El respiró profundo y se encaminó al bufete, y yo seguí hablando con Andrés, que resulta ser muy agradable, y tiene la misma edad que yo. Daniel se sentó en una mesa para dos, relativamente apartada de la nuestra, y vi la tristeza en la mirada de Mariana y Juan José, me sentí culpable, ya que fui yo la que le habló mal.

-Si me disculpan, será mejor que me vaya, realmente no quise ocasionar nada de esto.-dije mientras me levantaba de la silla.

-Tranquila Kylie, no es necesario que te vayas, Daniel siempre es así.-dijo Juan José aún con la tristeza reflejada en sus ojos.

-No, hablo en serio, si yo no le hubiese dicho nada de eso, esto no hubiera pasado.-me levanté de la mesa y me despedí para luego ir a la terraza.

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Ya habían pasado aproximadamente 45 minutos desde que me fui de la mesa y ahora estaba caminando por los jardines alrededor de la piscina, hasta que oí pasos detrás de mi y me voltee para encontrarme con un Daniel mirando al suelo con las manos dentro de sus bolsillos.

-¿Se puede saber qué quieres? Porque en el comedor me dejaste bien claro que no me querías ver.- lo miré con una ceja alzada.

-Solo quería...- dijo, pero lo interrumpí.

-Antes de que empieces a hablar quiero que sepas que si tu mamá te envió para disculparte conmigo, no es necesario, fui yo la que metió la pata, y abrió su enorme boca sin pensar lo que decía, así que vete por donde viniste, déjame sola y si tu mami te pregunta si te disculpaste le dices que no me encontraste.- le dije cortante, me di la vuelta y seguí caminando.

-Kylie, espera- dijo Daniel mientras tomaba mi brazo y me daba la vuelta haciendo que quedara demasiado cerca de el. Pero me zafé rápidamente.

-¿Qué quieres? Y que sea rápido, tengo cosas que hacer.- dije cortante.

-Primero, sabes que no tienes nada que hacer porque estás de vacaciones.-dijo con una sonrisa de lado.-Segundo, te iba a pedir disculpas de todas maneras porque no nos hemos tratado de una manera razonable.-Elevé una ceja.- Bueno, no te he tratado de una manera razonable.-sonreí sin mostrar los dientes.-Y por último, pero no menos importante.-me miró a los ojos y me estremecí... sus ojos son hermosos y tienen un brillo que me encanta.- Quería que comenzáramos de nuevo.-me tendió su mano para estrecharla.

-Okeeeey...-dije tomando su mano y estrechándola elevé una ceja.

-Hola, soy Daniel. Tengo 16 años, me gusta leer y amo el skate.-dice sin dejar de mirar mis ojos negros, sin dejar su brillo.

-Hola, soy Kylie. Tengo 15 años, me gusta leer, escuchar música, dibujar, escribir y amo el skate.- dije normal, ni con una sonrisa, ni seria, ni emocionada. NORMAL.



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