Blancas paredes

280 12 3
                                    

Él era nuevo en su trabajo, había estado más de dos meses meditando en si tomarlo o no hasta que finalmente y con ayuda de sus colegas, decidió aceptar. Allí estaba parado frente a un edificio casi en ruinas, a las afueras daba un tono tétrico casi de películas que lograba erizar toda su piel, pero estaba seguro, y eso quería pensar, que no iba a ser así por dentro y que debía haber algo que le diera vida a ese lugar.
Pintaba un cartel gigante que lograba visualizarse a la distancia, en él no decía nada que dejara tranquilas a las personas que pasaran incluso por fuera, sino que te dejaba inconscientemente intranquilo. "Hospital Psiquiátrico", murmuró entre dientes y soltó un suspiro para alejar las tenciones que desde salir de casa tenían comiéndolo vivo. Cuando dio el primer paso, él no sabía en lo que se estaba metiendo, no tenía absoluta idea de que ese era el primer día de ida al infierno, y quizá a la locura también.
No tardó mucho en entrar por esa puerta y encontrarse con los de segurata inspeccionándolo con la mirada, supo entonces que el salir de allí sería difícil para un laboral, no se quería imaginar lo difícil que sería para un visitante o un interno.
Despejó su mirada de ellos y cuando lo hizo volvieron esas sensaciones inquietantes que habían estado perforando sus sextos sentidos gritándole que debía salir de allí. Había poca iluminación en el lugar, fue lo primero que notó. Era deprimente incluso para una persona que se encontraba en un buen estado mental, lo segundo que notó fue el olor a encerrado gracias a la falta de ventanas, el piso sucio, la gente pintaba mal rollo. Cerró los ojos, suspiró profundamente y luego agitó su cabeza para terminar en busca de su objetivo: una señora pelirroja con el maquillaje mal esparcido por sus ojos y labios, casi como si intentara una y otra vez en hacerlo bien, sin embargo, éste cada vez quedaba peor.

-Hola, estoy buscando a Trever Breuer. -Sin embargo, ésta mujer no parecía prestarle la atención requerida como para contestar el diálogo que intentaba armar, parecía demasiado pendiente en la conversación telefónica que tan entretenida la mantenía y mirando sus uñas color rojo también mal maquilladas. -Disculpe... Estoy buscando a Trever Breuer. -Insistió, pero nuevamente fue ignorado e incluso acallado atrevidamente por un dedo índice que indicaba que debía aguardar a que ella terminara la conversación poco formal que nada tenía que ver con lo laboral.
No tuvo otra oportunidad para abrir la boca nuevamente porque su hombro fue tocado y su nombre pronunciado, él rápidamente volteó y notó a Trever sonriendo dispuesto a estrechar su mano en son de saludo. Cuando hicieron ello, no dudaron en acompañarlo también por un abrazo y algunas palmadas en la espalda del otro. Trever ya tenía su pelo teñido de blanca nieve, las arrugas comenzaban a ser cada vez más notorias marcando el paso de la edad, sus manos eran callosas y secas, pero totalmente masculinas. La altura no los diferenciaba tanto, pero Tom era evidentemente más joven y por dicho motivo, un poco más alto y con la postura más fresca. Ellos se habían conocido hace muchos años atrás, incluso era casi el amigo de la familia. Vio a Tom crecer, pasar por su adolescencia y notó todos los cambios de estilo que había hecho; incluso de pronto iba a casa a cenar, hablar de negocios con su padre o simplemente ellos tres iban al fútbol, aunque Tom prefería evidentemente el básquetbol.

-¿Cómo estás, Trever? -Él no dejaba de sonreír e inspeccionarlo con la mirada.
-Te ves más maduro, Tom. -Trever bromeó intentando sonar como si no se hubiesen visto hace tiempo. Tom por su parte rodó los ojos mientras de forma inconsciente pasaban por los pasillos hasta llegar a una oficina poco ventilada con el olor a cigarrillo encerrado.
-Es esa una forma de decirme que me veo más viejo.
-Que no, hombre. Sólo estoy diciendo que te ves más maduro, te has sacado esas bolas de cabello que tenías a los quince, te has dejado barba y ya averiguaste cuál es tu taya de ropa. Has tardado un poco, pero ya era tiempo. -Soltó una risa mientras él se sentaba en una de las sillas y Trever tomaba lugar tras su escritorio, dando a notar la jerarquía y quién ocupaba un rango menor. Terminó por aclarar su garganta y volver a tomar seriedad en el asunto. -Entonces estás aquí por el trabajo, ¿ya te has decidido, Tom? -Volvió a tomar ese tono amigable y casi familiar que usaba siempre. Tom asintió luego de jugar con sus dedos pulgares y carraspeó asintiendo finalmente decidido.

TTBG (Twincest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora