Antes que nada... Perdonen por tardar tanto en subir los capítulos, es que últimamente no tengo mucha inspiración >_< y ahora que empezaron esta semana las clases a lo mejor para subir los capítulos los tengo que subir desde el móvil... Eso si tengo tiempo, con lo estudios y todo... Pero bueno, intentaré subir los capítulos lo antes posible, tengan mis más sinceras disculpas :c
Elena seguía estando bajo el paraguas de Kentin, el cual estaba mojándose completamente por haberle dejado el paraguas a la chica.
-Kentin... Gracias-susurró ella.
-¿Por qué?-preguntó extrañado.
-Pues... Por haberme prestado tu paraguas para que no me mojase.
-Bah, eso no tiene importancia. Total al llegar a casa ya me tendré que cambiar de ropa...
Llegaron a casa de Rosalya y Kentin se despidió. Elena entró y vio a Rosalya cruzada de brazos en el vestíbulo.
-¿Qué tal te lo pasaste con Kentin? Por lo visto teníais mucho de lo que hablar...-dijo Rosalya todavía con el ceño fruncido.
Elena suspiró. ¿Qué más le daba a Rosalya si tenían mucho que hablar o poco? Decidió no darle ninguna explicación y marcharse a su dormitorio. Se tumbó en la cama y se paró a pensar en los sucesos que habían transcurrido últimamente... 1 la llegada del chico nuevo, 2 la llamada que hizo la directora a su casa, 3 el enfado del chico nuevo, 4 la estancia en casa de Rosalya, 5 la preocupación por ella y el perdón del chico nuevo. ¿Qué estaba pasando? Eran todos extraños sucesos... Y en la mayoría de ellos estaba incluido Kentin. Alguien llamó a la puerta de su habitación... Era Rosalya.
-Elena... ¿Se puede?-preguntó la peliblanca asomando la cabeza por la puerta.
-Adelante... Total, ya estás dentro-respondió la rubia desinteresada.
-Bien...-Rosalya se sentó en la cama de Elena y la miró-¿Me explicas lo que pasa entre el chico nuevo y tú?
-No pasa nada... Simplemente somos amigos, nada más...
-Pero te gusta, ¿Verdad?
-¿Cómo me va gustar? ¡Si lo conozco de dos días! Pero debo admitir que me parece alguien interesante... Quiero ver como reacciona ante cada situación. Quiero ser su amiga.
-Mmm... ¿Sólo eso? ¿Sólo su amiga? Ay querida... Eres más lenta...-se levantó lentamente y se marchó de la habitación, dejando a Elena confusa.
¿A qué se refería Rosalya? ¿Qué era eso de que ella era muy lenta? Elena no lo entendía. ¿Acaso su mejor amiga se había vuelto loca o qué? La que verdaderamente se había vuelto loca era ella... No Rosalya. ¿Qué era aquello que tenía el chico nuevo que tanto le interesaba? Si era como cualquier otro chico, con un pasado oscuro... Como muchos. Pensamientos como estes invadieron su mente durante el resto de la tarde y parte de la noche, hasta que consiguió conciliar el sueño. A la mañana siguiente... Salió corriendo de la casa de su mejor amiga, sin desayunar ni nada. Era sábado, y decidió ir un rato al parque a dar una vuelta, pues a esas horas estaría solitario y la soledad era lo que más le gustaba a la rubia para pensar. Cuando llegó al parque resulta que no iba a estar sola... Allí estaba Kentin, que en cuanto la vio, se acercó a ella.
-Hola, Elena. Que coincidencia encontrarte aquí... ¿Será cosa del destino que nos encontremos allá a donde vamos?-la saludó el chico.
-No lo creo. Será una pura coincidencia-dijo Elena restándole importancia a su encuentro.
-Ya. Pura coincidencia... Que tonterías pienso yo.
-Exacto. Piensas muchas tonterías... ¿Cómo va ser cosa del destino? ¿Acaso estamos destinados a encontrarnos siempre? Porque no me gustaría nada.
-Ni a mí, ¿Sabes? Es más, mi día empeora cada vez que te encuentro-reprochó el chico con cierta tristeza en su voz.
Elena se puso pálida. Lo que había dicho ella no era enserio... Solamente era para que Kentin no pensase que él le agradaba. Pero... ¿Y si lo que había dicho él era verdad y que sus días empeoraban cada vez que la veía? Eso no le gustaría nada. Pero claro, no podía admitirlo... Elena es así, una tozuda a la que nunca le gustó perder ni ablandarse.
-Idiota... Eres un idiota. Así de simple-soltó ella sin pensarlo-yo no te hago nada para que tus días empeoren... Los empeoras tú solo.
Dicho esto, intentó marcharse lejos de él pero él le impidió que se marchase tomándola por el brazo.
-¡Oye! ¿Qué haces? ¡Déjame en paz!-le gritó la chica-¡Suéltame!
-No te dejaré ir... Ahora que llegaste hasta aquí no te irás sin que hablemos tranquilamente.
-¿Y de qué quieres hablar? ¿No has oído que me desagradas, estúpido?
-No lo creo... No te hice ningún mal. Te preguntaré algo-hizo una pausa y luego continuó-¿Por qué todas nuestras conversaciones terminan en pelea?
-¿Por qué tú las provocas?-preguntó con tono de obviedad Elena.
-Eso no es cierto. Yo no provoco las peleas... Dos no se pelean si uno no quiere, eso dicen. Y van a tener razón.
Elena se cruzó de brazos y rodeó los ojos. Estaba perdiendo el tiempo, lo tenía claro. Tenía que escapar de allí como fuera, no podía tener tanta fuerza el chico como para impedirle marcharse...
-¿O sea que lo que intentas decirme es que nos peleamos porque... Nosotros queremos pelearnos?-preguntó Elena.
-Así es. Es cosa del destino que nos peleemos. Es nuestra esencia.
-Como vuelvas a decir que es cosa del destino tu cara pasará a estar en el lugar de tus pies.
Kentin se rió. Sabía que en el fondo la chica era muy dulce, tanto como para hacerle reír... Pero ella no entendió el motivo de su sonrisa así que le miró con cara interrogante, a lo que él le respondió:
-Eres muy graciosa... Me gusta tu sentido del humor.
-Ya sé que soy muy graciosa... Pero esta vez hablaba enserio-intentó responder ella con el rostro serio, pero soltó una carcajada que le fue imposible disimular.
Al final terminaron hablando de un montón de cosas, empezó a venir gente que venía a pasear a los perros, niños montados en bicis, bebés que iban a jugar a la piscina de arena, parejas enamoradas, ancianos que iban a hacer gimnasia en grupos... De todo.
-Se nota que es fin de semana... Hay mucha más gente de la que acostumbra haber-dijo Rosalya que apareció de la nada detrás del banco en el que estaban sentados Kentin y Elena.
-¡Aaah, Rosalya! ¡Qué susto nos has dado!-exclamó Elena sobresaltándose.
-¿Y tú? ¿Qué se supone que haces aquí? ¿Y con Kentin? ¡El susto me lo diste tú a mí cuando vi que no estabas en casa!
-Siento haber salido sin avisar, pero es que estabas durmiendo cuando salí y...
-¡Hiciste bien en no despertarme, me enfado mucho cuando no duermo al menos mis 10 horas diarias!
Después de un largo rato de reproches por parte de Rosalya (los cuales Elena ignoraba) los tres se despidieron, pues los padres de Kentin estarían preocupados al ver que su hijo no estaba a esas horas de la mañana (9 a.m.) y Rosalya y Elena se marcharon para casa, pero por el camino...
-Y cuéntame... ¿Te despertaste tan temprano expresamente para ver a Kentin?-le preguntó Rosalya a su amiga, guiñándole un ojo.
-¡Claro que no, idiota! ¡Yo solo fui al parque para pensar y me lo encontré de casualidad...!-le gritó completamente roja.
-Claro, claro... Casualidad, ¿Eh?
¿O tal vez no? ¿Sería en verdad cosa del destino su gran encuentro? Lo único de lo que Elena estaba segura era de que no fuera una pura coincidencia haberle encontrado ahí... Y justo en ese momento.
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Kentin~Mi mejor casualidad
RomansaEsta historia va sobre el romance entre una pequeña joven llamada Elena y chico nuevo del instituto: Kentin. Este misterioso chico pasó por varias fases de transformación, debido al bulling que le hacían por ser un nerd.