Prólogo

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Era una mañana de septiembre grisacea y bastante oscura. Parecía que el tiempo sabía que hoy empezaba la universidad y me recordaba que tenía que volver a clases aunque realmente es lo ultimo que deseo. Por una parte estoy contenta ya que deseo ver a mis amigos y sé que ellos también a mi, pero también tendré que ver a gente indeseable que no soporto, y asistir a unas clases demasiado aburridas para mi gusto.

Acabo mi desayuno y me dirijo a la la puerta pues llego tarde, mis dos compañeras de piso ya se han ido incluso antes de haberme levantado y soy la encargada de cerrar con llave. Corro escaleras abajo y me encuentro con el portero fregando la entrada, genial, voy a tener que andar con cuidado de no resbalar.

  —Buenos días —Saludo con amabilidad al portero mientras empujo la puerta del exterior.

—Buenos días Ivy, que te vaya bien —Me responde sonriendo.

Una vez estoy fuera empiezo a caminar mientras pienso que es un señor muy simpático, totalmente distinto al del edificio de mi verdadera casa, donde ahora solo viven mis padres y mi único hermano. Me siento muy triste de estar lejos de ellos, pero esta es la única universidad que me ha aceptado en derecho, y esta bastante lejos de mi casa, así que he tenido que buscarme la vida en un nuevo piso. 

En cuanto llego busco con la mirada a mis amiga Susi  y corro a abrazarla, las única verdadera amiga que tengo en este lugar. La quiero mucho y no se que sería de mi vida en este universidad si no fuese por ella ya que soy muy tímida.

  —¿Qué tal tus vacaciones? —Le pregunto sin soltarla todavía. —Yo he estado todo el verano en Andalucía, en casa de mis primos.

Mientras caminamos hacia clase empieza a contarme todo lo que le ha pasado este verano y lo mal que lo ha pasado debido a su hermano pequeño, están siempre peleándose y al parecer ha logrado apartar a un chico con el que empezaba a salir.

  —¡Es odioso, no lo soporto! —Me explicaba mientras nos sentamos juntas al final de la gran clase.

Sus ojos, de un azul oscuro, resaltan todavía más su frustración. Al instante comprendo que ese chico le gustaba de verdad, pero tampoco parece importarle mucho, sabe que es muy guapa, tiene una melena negra que le llega casi a la cintura, y una sonrisa encantadora, son muchos los chicos que no pueden evitar mirarla entre clase y clase y ella es consciente.

En cuanto a mi, bueno, yo soy castaña, de melena medianamente larga aunque no tanto como la suya, algo ondulada pero suelo alisarmela para que no me de tanta calor. Mis ojos son mi parte del cuerpo favorito, verdes y grandes, lo primero en lo que la gente suele fijarse siempre. En cuanto al cuerpo, soy bastante delgada pero no se puede decir exactamente que sea muy atractivo, al menos a mi no me lo parece.... ¿Pero quien se ve a si mismo bien? Sé que seguramente sean solo imaginaciones mías.

  —Este año he decidido buscarme un trabajo por las tardes —Le explico cambiando de tema completamente. —Quiero ahorrar lo suficiente para que mis padres no tengan que seguir pagándome los estudios.

—¡Me parece una gran idea Ivy!

Me sonríe de forma sincera, parece tan emocionada como yo, y me promete ayudarme a buscar trabajo, ella siempre está dispuesta a ayudar a la gente y eso es algo que admiro mucho, ojalá todo el mundo fuese así.

Las clases empiezan y yo y Susi nos concentramos automáticamente en la asignatura. Las dos somos bastante estudiosas pero a mi suele costarme más que a ella por que soy muy nerviosa y a pesar de que me lo sé todo me bloqueo mentalmente y acabo suspendiendo. Intento mantener los nervios a raya pero no siempre lo consigo.

Las clases transcurren sin ninguna novedad, y el cansancio se apodera de mi debido a la falta de costumbre que tengo por culpa de las vacaciones. Yo y Susi decidimos irnos a comer juntas a un restaurante cercano y yo decido parar a comprar el periódico, así mientras comemos ella me ayuda a encontrar algo que corresponda con mis aptitudes.

Pedimos las dos pasta, y abrimos el periódico sobre la mesa con mucha curiosidad en la sección de trabajo, pero solo encontramos cosas que no me acaban de convencer.

  —No te preocupes encontraremos algo.

Susi parece más convencida que yo y rebusca por todas partes muy seria. Es demasiado cabezona y sé que no va a parar hasta que encuentre algo para mi.

  —¡Eh! una tienda de videojuegos busca a alguien para que les ayude en la trastienda —Exclama señalándolo. — ¿Qué te parece?

 Al principio me resulta extraño, desde que estudio en la universidad he aparado de mi vida todos mis hobbies, entre ellos los videojuegos, podía pasarme horas jugando en la play o en la xbox, pero la vida cambia y cuando te haces mayor las responsabilidades aumentan. La nostalgia se apodera de mi y no dudo en responderle que sí.

  —Me parece una gran idea,  esta tarde me pasaré.

Susi sonríe muy feliz por mi y me desea suerte en mi primera entrevista de trabajo. No tengo mucha experiencia pero de más joven solía trabajar en el bar de mis padres, al menos tengo algo que añadir a mi curriculum. Empezamos a comer y por un rato nos olvidamos de eso. Ya tendré tiempo de prepararme para lo que me espera, para el mayor cambio que tendrá mi vida desde ese momento.

 


Dos Rubius y una rayitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora