V

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¿Por qué había decidido, precisamente hoy, tratar de descansar? Todo hubiera sido más fácil si se concentra en su objetivo del ser el más fuerte de todos.

Rodó sobre la amplia cama con una idea tras otra llenando con claridad su mente. Es un hervidero de cosas por decir y hacer. Debía mantenerse sereno, callado y controlado para evitar cometer una locura.

Debía.

O simplemente podía levantarse, abrir esa estúpida cortina, tomar a Kakarotto del cabello y follárselo de todas las maneras que existen en el jodido universo. Sí, es una mejor opción.

"¡¿Es qué acaso el inútil de Kakarotto olvido que nuestras camas están demasiado cerca?!"

El ambiente se siente pesado cada vez más por el calor sofocante que le hace imposible respirar con normalidad. Y nada ayuda cuando un prolongado silencio se transforma en el lugar perfecto para que el menor comience a dejar salir sonidos que erizan a Vegeta desde su ser. Un jadeo se escucha antes de que una serie de gemidos se vuelvan más altos. Es más de lo que puede soportar; su cuerpo pide a gritos que se mueva y actué.

¡Vaya! La imaginación de Vegeta se quedado corta.

Arroja las sabanas fuera de su cuerpo con violencia y rapidez, misma que usa para levantarse de la cama. Aún conserva el traje azul destrozado que apenas oculta algo, guantes manchados de sangre, Vegeta sabe que esta listo para lo que puede pasar a continuación.

Los sonidos son más ruidosos y más claros, viajan por su piel hasta su dura erección. Acorta el único metro de distancia que lo separa de la otra cama, sin titubear, excitado y toma con fuerza un pedazo de la cortina morada, pero no la abre. Su mano se congela sobre la tela, detrás de ella algo diferente se escucha.

—¡Mhg! V-vegeta...

¿El príncipe ha escuchado mal?

No es como si estuviera en su mejor momento, lo sabe, pero no es así. Kakarotto ha dicho su nombre tras las cortinas. El spandex aprieta, su pene crece y duele aún más.

Mueve su mano apartando la cortina dejando a la vista una pequeña hendidura, lo suficiente ancha, para que sus ojos puedan observar tras ella lo que sucede. Vegeta tiene a simple vista el cuerpo semi-desnudo de Kakarotto vislumbrándose perfectamente para él. Su boca se abre por tal sorpresa, y para que negarlo, erótica escena. Dentro de su cabeza todo se desconecta, no hay nada.

Excepto Kakarotto.

Vegeta nunca imaginó encontrarse de esa forma al inocente de Kakarotto, de hecho, aún se preguntaba cómo es que tenía un hijo. Sin embargo, lo tiene frente a él tocándose cómo si estuviera solo en la habitación. Si Vegeta pensaba que no podría ponerse más duro, se equivocó. Su cuerpo actuó por sí mismo al no ser capaz de apartar la vista o siquiera pestañear. Todo lo que puede mantener su atención es ver ante él, desnudo, bajo su cuerpo y siendo tocando por sus manos, a Kakarotto.

Vegeta dejó que su mente divagara con el pensamiento de ser sus propias manos las que tocaban el fornido cuerpo. Manos que le brindan todo ese placer que lo tiene gimiendo sin detenerse a considerar algo y aunque parezca loco, siente un poco de celos.

¡Si, suena estúpido! ¡Lo sabe!

No resiste ni un segundo parado en la oscuridad sin complacer su propia fantasía. Quiere ser él quién realmente lo este haciendo gemir de ese modo. Recorrer su enorme pene de arriba-bajo y adentrar sus dedos en aquella estrecha entrada para prepararlo, acariciarlo por dentro hasta que listo para recibir otra cosa que sabe, está seguro, le encantara.

El deseo es tan grande como la idea de mantenerse observando porque es una oportunidad que no puede desaprovechar, así que se dedica a observar en silencio o eso trata de hacer al principio. No sabe decir el momento exacto en el que su mano llegó dentro del spandex, no lleva bóxer, lo único que sabe es que su pene está siendo atendido por su mano para aliviar el dolor. Vegeta se deja llevar por la magnifica escena, el placer que recorre, en ese momento, el cuerpo de Kakarotto se vuelve casi hipnotizante. De alguna manera él lo puede sentir con la misma intensidad que su compañero como si ambos se estuvieran viendo a los ojos mientras se desahogan.

La Habitación del Tiempo  [ EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora