IV

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Los siguientes minutos después de su orgasmo pasaron lentos y silenciosos. La mente de Vegeta comenzó a despejarse conforme su respiración volvía a la normalidad dándose cuenta de lo que había pasado. No podía creer lo que había hecho en el baño aún después de que Kakarotto hubiera entrado.

Aunque, uno nunca sabe lo que hace cuando tiene, literalmente, la cabeza caliente.

Cerró los ojos con fuerza mientras negaba una y otra vez alejando la mano de su pene flácido. Limpió los residuos de su semen en sus dedos con el agua de la tina para poder salir del baño. Necesitaba alejar cada maldito recuerdo de su mente y la mejor forma de hacerlo era entrenar completamente solo, sin nadie. Mucho menos con el de cabellos alborotados. Tampoco era como si tuviera otra opción.

Después de lo que paso en el baño sabía que no podría ver nuevamente a los ojos a Kakarotto sin que un gran sonrojo se notara en sus mejillas. Sin mencionar que una parte de su cuerpo reaccionaria también por tales imágenes incrustadas en su maltrecho cerebro.

Salió de la tina con el cuerpo escurriendo gotas de agua por doquier mojando el suelo a su paso. Tomó la única toalla que se encontraba ahí, envolviéndola en su cintura para tapar lo necesario. Sus pasos lo llevaron hasta la parte de la habitación que contenía un lavamanos y un espejo por el cuál Vegeta se miró detenidamente.

¡Mierda!

Tenía un extraño brillo en sus ojos que resaltaba el color negro en ellos y lo hacía ver mucho más relajado. En definitiva no era algo que tenía cuando entraron. Se alejó molesto dispuesto a no pensar más por lo que restaba de ese día y solo dejar que su cuerpo tomara el control. Abrió de un tirón la puerta del baño sin importarle realmente si el de cabellos alborotados estaba cerca. Poco le importó al salir prácticamente volando en dirección a su cama cerrando las cortinas en cuanto estuvo dentro. No se tomó la molestia de buscar el ki del menor.

Una nueva armadura yacía sobre la cama esperando ser usada.

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Goku sintió que podía respirar de nuevo. Había estado muy cerca de que el príncipe lo descubriera fisgoneando. Alcanzó a subir de un gran salto al techo pegando su espalda contra este el momento justo en el que Vegeta abrió la puerta del baño. Solo pudo observar su puntiagudo cabello moverse hacía su cama y tirando de las cortinas con fuerza.

Goku cerró sus ojos con evidente alivio de no morir aún. Ahora todo lo que tenía que hacer era escabullirse en silencio a cualquier otra parte antes de que Vegeta lo descubriera. Por supuesto, no calculó bien al momento de querer bajar apartando sus manos antes de tiempo. El pie izquierdo de Goku no pudo sostener el peso de su cuerpo entero cuando trató de usarlo cómo soporte al llegar al suelo haciendo que cayera de golpe desde el techo.

Tenía suerte al no romper el suelo ni formar un escándalo para llamar la atención de su compañero.

— Al menos no se dio cuenta de nada.

Comentó Goku con una mueca de dolor en su rostro. Sí que le había dolido el golpe, tanto que una de sus manos terminó tras su cabeza en un vano intento de mitigar el dolor dónde fuertes punzadas comenzaban a darle.

Sabía que no fue correcto quedarse a espiar, pero el sólo pensar que algo malo pudo estarle pasando a Vegeta cuando escuchó esos extraños sonidos lo hizo actuar de forma rápida. Nunca se imaginó que había más cosas que podrían tener al príncipe en aquel estado; cómo teniendo un momento para él. Jamás había visto a Vegeta así por lo que simplemente no pudo despegar su mirada de tal vista. Ante los ojos del menor era casi hipnotizante contemplar el rostro del príncipe lleno de placer.

La Habitación del Tiempo  [ EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora