Capítulo IV. ¿Quién Es Jasper?

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~ El futuro, espera brillar en algún lugar. No tengas miedo, de lo que pueda llegar a pasar. Aunque la oscuridad se apodere de tus recuerdos y de tu corazón, siempre puedes luchar. No dejes que te controle el veneno, tienes que librarte de él. Tienes que volar como un ángel. ~ 

Todo mi alrededor está oscuro. Siento como un viento frío sopla durante unos instantes y como un escalofrío recorre mi cuerpo. Intento moverme, pero no puedo. Poco tiempo después me doy cuenta de que estoy atada o quizás esposada. 

Un nudo se forma en mi garganta, pero me obligo a mi misma a mantener la calma, ya que de nada serviría alterarme. Pasan unos segundos y lo que me quita la movibilidad desaparece. Hasta ahora no me había dado cuenta de que estaba 'flotando' en el aire, cuando toqué el suelo con mis pies pude sentir que este se estaba llenando de agua. Con mis ojos inicié una busqueda, pero era inútil, ya que todo seguía oscuro y no tenía muy claro a donde se suponía que debía ir. 

Me limité a retroceder algunos pasos, pero al hacerlo, sentí como una roca me terminó frenando. El agua siguió subiendo de velozmente, llegando ahora hasta mis tobillos, más tarde hasta mis rodillas, mi cintura, el pecho y el cuello.  Cuando tan solo unos centímetros separaban al agua de mi nariz.

—Abre los ojos.— murmuró una voz femenina agradable. —No dejes que las aguas se apoderen de ti.— siguió hablando. No le di mucha importancia, me obligué a dejar de pensar en el agua durante unos segundos. Esta, acabó desapareciendo, dejándome en paz.
Bruscamente abrí los ojos, ya no se encontraba todo tan oscuro como antes. Ahora me hallaba en un lugar más calmado. Entre mis dedos sentí el arena, estaba en una playa. Las estrellas iluminaban el cielo y la luna plateada se escondía entre las nubes. Las olas chocaban con la costa y una suave brisa marina soplaba.

Me levanté del suelo y con mis mirada analice mi alrededor. No estaba segura de ello, pero algo en mi me decía que me encontraba en una isla. Hice unos pasos hacia el agua, pero antes de que pudiese llegar a tocarla con mis pies, alguien me tomó de la muñeca, obligándome a parar. Asustada y al mismo tiempo sorprendida me di la vuelta hacia la persona que lo hizo, encontrándome con alguien que escondía su rostro bajo una capucha.

Llevaba una túnica blanca que llegaba hasta sus tobillos, cubriendo todo su cuerpo. Por la silueta que tenía, supuse que podría tratarse de la mujer que me habló antes... ¿Pero por qué se escondía? Tragué saliva y me acabé dando la vuelta hacia ella por completo.

—Podría ser peligroso.— rompió el silencio que reinó durante unos segundos entre nosotros. A unos metros de nosotros habían dos o quizás tres cabañas que tenían una pinta pobre, pero al mismo tiempo acogedora. Las palmeras a veces se me movían de tal forma que parecían que iban a caer, pero solo eran imaginaciones mías.

—Peligroso... ¿Entrar en el agua?— pregunté de manera incrédula. La mujer encapuchada asintió con la cabeza y terminó soltándome. —¿Quién eres?— seguí preguntando mientras que me alejé del agua. 

—Es muy temprano para decírtelo.— murmuró de tal forma que casi ni la había entendido. —Has crecido mucho.— aňadió con la voz más decidida, dejándome sorprendida con sus palabras. 

—He... ¿Crecido mucho?— cuestioné de manera tonta. 

¿Acaso ella me conocía de algo?

La mujer volvió a asentir, mientras que entrelazó sus dedos. 

—Dudo de que me recuerdes.— suspiró algo entristecida, pero terminó negando con la cabeza y dándome la espalda. 

La Última Partida (Libro 2) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora