En menos de 10 minutos ya estoy en frente de casa. Abraham ha sido muy amable hoy, es un buen chico, además amigable y juvenil porque no debe de tener más de 25 años o al menos, no los aparenta. Tras haber hablado con él no he parado de pensar en todo, ya no sólo en el tema del baile y de como pagarlo, sino en el tema del verano, mientras le decía que venía aquí a disfrutar y pasar mis vacaciones, sentía que este es mi sitio, ¿Quién dice que dentro de 4 meses cuando me vaya de aquí no voy a tener un grupo de amigos ya formado? O quien sabe, igual al final acabo trabajando y teniendo un curro que me gusta, pero claro, me tendría que ir de aquí y no quiero que me pase eso.
-Muchas gracias por traerme. -Digo, y le sonrío. Me mira y me devuelve la sonrisa.
-No hay de que Eva. Y por favor, piensa en lo que hemos hablado antes. -Asiento, me bajo del coche y cierro la puerta, me quedo de pie mirando mi casa y después de giro, me agacho hasta estar a la altura de la ventanilla del coche que estaba bajada.
-Sí. -Digo. Él me mira con una expresión rara.
-Sí ¿que? -Dice.
-Que si quiero que me digas el sitio en el que puedo trabajar, al fin y al cabo, este es mi hobbie, el que más me gusta y al que me gustaría dedicarme, no voy a dejarlo escapar por haber venido aquí de vacaciones. -Al decirlo, Abraham me mira sonriendo con cara de satisfacción.
-Menos mal que hay gente tan dedicada como tú. -Sonrío y me despido haciendo un gesto con la mano. Voy a aprovechar cada día, tendré tiempo para todo, pero bailar me define como persona.