Trigésima tercera carta

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"Porque el principio a todos los males es el amor al dinero" Así lo dijo Dios... Y así lo cumpliste.

Hoy he ido a tu tumba con una rosa roja en mano. Me he atrevido a venir a verte después de cuatro meses de haberme enterado de lo sucedido.
Te escribo esto, ya más calmada y consiente de todo.

Te amo. Te amé y te seguiré amando por siempre... aunque hayas hecho todo lo que hiciste.

He comprendido que todo fue por nosotros. Gracias a ti pudimos ser una buena familia, pasamos bellos momentos juntos y trajimos al mundo un bello niño y una niña que está por venir.

Se va a llamar Rosario. No me lo tomes a mal, no es para molestarte, al contrario. Ella me recordará siempre a ti cada vez que la llame.

He dejado la rosa roja sobre tu tumba... y también esta carta a un lado de tu foto. Todo lo hiciste por nosotros, y ahora es momento de que sigas tu camino.

Adiós, cariño. Ya vendré nuevamente cuando nazca la bebé y tal vez muchas veces más junto a la niños, pero esta será la última vez que hable sobre lo sucedido.

Cartas al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora