Capítulo 6: Sin escapatoria.

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Adam y yo seguíamos corriendo, en la absoluta oscuridad que nos inundaba.. Hablando de inundar, comenzó a llover y nos dimos unas cuantas resbaladas sobre el barro.
Después de correr por lo que parecía una eternidad decidimos parar a descansar ya que aquella sombra no nos seguía más o eso creíamos.
Tenía miles de preguntas pero antes de decir una sola palabra el llevo su dedo a la boca en señal de que no hablara y comenzó a hablar:
_ Con mi madre nos mudamos a este pueblo hace unos años- dijo- Aquí vivía mucha gente, hasta que llego una nueva familia con muchos niños y se mudaron a la casa donde estás tú ahora.. Las primeras semanas parecían gente normal pero luego cambiaron, los padres de aquellos niños peleaban todos los días y llevaban a que estos hicieran lo mismo. Aquella familia ya no parecía normal, todos tenían algo que nos aterraba, hasta los niños. Cuando empezaron las clases ninguno de ellos tenía amigos debido a sus pensamientos macabros.
Un día uno de ellos hizo una amiga, era una niña muy sonriente y encantadora, pero luego de unos días aquél la mato. Todos se asustaron y empezaron a salir de la ciudad, pero los que se quedaron no siguieron con vida, aquellos niños llenos de odio y furia se encargaron de matar a todos mientras sus padres festejaban lo que éstos estaban haciendo. En realidad no llegaron a matar a todos, mi madre logró encerrarlos en el sótano de tu casa y allí murieron. Queríamos haber hecho lo mismo con sus padres pero se fugaron. ¿Qué clase de padres dejan que sus hijos maten gente y luego se van para que los maten a ellos? Bueno... En conclusión aquellos niños estaban muertos pero sus espíritus no, siguen en esa casa y seguiran matando. Cuando abriste aquella puerta los liberaste y ahora mataran a todos los que quedamos con vida, no importa si nos vamos del pueblo porque nos perseguirán, ya lo intente. -Iba a continuar su relato cuando de repente aparece nuevamente aquella sombra que empieza a reirse y a seguirnos.
Parecía que esto era como un juego que no terminaría más, si me detenía iban a torturame y si seguía corriendo también, estaban jugando con nuestras vidas como cuando juegan con sus peluches. Eramos sus peluches, o más bien dicho sus marionetas. Tenían todo el control sobre nosotros, y amaban tenerlo. Eran unos espíritus que estaban consumidos por la furia y el odio y querían hacer que todos lo estuvieramos. Al fin y al cabo mi padre fue el que tuvo más suerte al morir, pero me pregunto si fue él quién acabo con su vida o lo mataron. Si querían divertirse ¿por qué lo matarían? Y ¿por qué lo dejaron hacerlo?
Tenía miles de preguntas todavía, pero poco a poco iba a ir encontrando las respuestas, o eso esperaba.

Esto era un juego, un laberinto, donde nosotros eramos las marionetas y no teníamos escapatoria, teníamos que seguir jugando.

La pequeña en el puenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora