I'm Not Her ©

#05: Soy Ashley.

Ashley PDV.

Bajo a la sala, ya con mi ropa para poder hacer yoga puesta, y sonrío al ver a mamá junto a papá viendo una película en la sala. No sé que película es, pero de seguro es una romántica. Mamá ama las películas románticas y papá las odia, pero de todas formas las ve, sólo para hacer feliz a mamá. Su matrimonio es muy lindo, en un mes cumplen veinticinco años de casados y aún se aman, no como otros matrimonios que no llegan a durar un año. Tienen sus peleas, sus diferencias, sí, pero saben salir adelante juntos y en su relación son ellos dos, no meten a otras personas ni tampoco piden consejos. Lo solucionan ellos dos, juntos, como toda pareja debería hacerlo.

Sigo caminando, sin molestarlos, y salgo al jardín trasero de la casa, donde ya me espera una colchoneta para poder hacer yoga. Sí, hago yoga, desde hace un año. Recuerdo que un día estaba súper frustrada porque tenía que estudiar para varios exámenes que debía rendir en la universidad y mi abuela me recomendó hacer yoga, en un momento lo consideré muy tonto, pero lo terminé haciendo, terminé haciendo yoga porque realmente estaba frustrada. Me funcionó bastante bien, entonces comencé a practicarla una o dos veces a la semana.

Me siento, cruzando las piernas, en la colchoneta y respiro hondo mientras que cierro mis ojos. Poco a poco, con la ayuda del canto de las aves, me voy relajando. Pero mi relajación no dura mucho, una fuerte música de estilo hip-hop o rap, no sé como definirla, comienza a sonar alto.

Ignoro la horrible música e intento relajarme nuevamente, pero es imposible, no puedo relajarme con esa mierda de música a todo volumen. Me pongo de pie y miro hacia la casa de al lado, de ahí es de dónde proviene la música. Me acerco a la serca, que le da fin al terreno de mi casa e inicio al suyo, y veo a un chico sin remera, de espaldas a mi, con varios, demasiados, tatuajes en sus brazos y espalda, que está haciendo ejercicio.

Suspiro antes de comenzar a aplaudir como estúpida para poder llamar su atención. Pero no funciona, la música está demasiado alta como para qué me pueda oír.

—¡Eu, Amigo! —Grito fuerte.

Al parecer mi grito funciona, ya que deja de hacer ejercicio y se voltea hacia mi. Vale mierda todo. De los millones de chicos que hay en el mundo justo él tiene que ser mi vecino, ¿Por qué me castigas de ésta manera, dios?

—Charlotte —Baja un poco el volumen del equipo y se acerca a la serca, con una gran sonrisa.

—No soy Charlotte —Frunzo el ceño. —Soy Ashley.

Él ríe fuerte y me mira con expresión burlona. No me cree, bien, no es algo que no entienda. Cuando yo me mudé a Londres creo que éste chico no vivía aquí, creo.

—Al parecer salir con el idiota de Calum te está haciendo mal —Pone los ojos en blanco.

¿Él acaba de decir Calum? ¿Qué salgo con Calum? ¡Yo no, joder! ¿mi hermana sale con Calum? ¿Ese Calum es mi ex novio Calum? Oh mi dios, no lo puedo creer. Eso Explica porque ella ha estado tan nerviosa desde que llegué. Perra traicionera.

Miro nuevamente al chico frente a mi, me mira con una sonrisa triunfante al ver que no respondo. Estúpido rubio oxigenado, parece el polaco*. Pero en versión canadiense.

—Al parecer lo que te afecta a ti es el tinte de farmacia, rubio oxigenado —Me burlo.

Achica un poco sus ojos, mirándome con odio. Estoy segura de que me quiere golpear, pues él se lo buscó.

—Eres de lo más detestable, Charlotte —Me fulmina con la mirada.

—¡Mi nombre es Ashley! —Gruño. —¿Quieres que te lo grafique? ¿O te lo explico con manzanas? —Bufo.

—Sería mejor que me lo expliques con condones, que usaremos juntos —Me da un guiño, en plan conquistador.

Aprieto el puente de mi nariz y respiro hondo, tratando de calmarme. Pero no puedo calmarme, maldito rubio oxigenado. Me doy vuelta y camino rápido hacia la casa. Debo hablar inmediatamente con Charlotte, esa perra traicionera tiene mucho que explicar. 

El Polaco: Cantante argentino de cumbia villera.

Todo es humor, gracias. Y soy de Uruguay, no de Argentina, desde ya les aviso.