"¿Nueva noticia?"

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Jack Johnson's.
Lágrimas caían sobre mi brazo disolviéndose con el quemado color de mi sangre en el brazo. Tres cortes nuevos remplazaban a las cicatrices. El moretón en mi pierna dolía como el infierno al igual que mi cabeza al haber rebotado en los casilleros. Otro día más es igual a la nueva cantidad de lesiones. Limpio mis húmedas mejillas, guardo la pequeña navaja junto a las piezas que formaban un sacapuntas metálico. Por suerte no había nadie en los baños y tuve la oportunidad de golpear el muro en frustración. Acomodo mi mochila y salgo a tiempo que la campana suena alertando la hora de salida. Subo el gorro gris de mi sudadera y coloco mis auriculares a un volumen alto, caminaba sin mirar a los ojos a aquellas malas personas, algunas idiotas como otras hipócritas. El aire frío golpeó mi rostro sintiendo un pequeño alivio, raramente.
Las suelas de mis tenis converse se sentían frías cada vez que caminaba sobre el pavimento. Sentía una presencia atrás mío, miré a mis espaldas y era de nuevo el grupito de brabucones que me agredian. Comencé a correr, mi gorro y auriculares se habían caído de su lugar permitiendome escuchar las pisotadas que daban aquellos chicos. Aumente un poco más la velocidad a la que corría cuandi di vuelta a la derecha por la acera. Aún quedaban dos cuadras para mi casa y el agotamiento ya me estaba ahogando haciéndome respirar acelerado. En un portón un perro asomó su cabeza ladrándome, caí en el pavimento lastimando mi moretón y raspando mis rodillas, mi corazón ahora bombeaba aceleradamente que podía sentirlo. Observé atrás mío y los chicos a penas iban a mitad de camino, rápido me levanté y comencé a correr nuevamente, ya estaba cerca mi hogar. Se hizo visible el conocido color azul cielo y aceleré un pocó más. Los dejé atrás y saqué como pude las llaves de la entrada principal, inundado de miedo pude destrabar el seguro que tenía la puerta logrando entrar y dando un portazo; volvía a asegurarla.

Recargé mi espalda sobre la madera y resbalé sobre ella hasta asentar en el suelo, aun no podía controlar mi respiración. Me levanté y caminé hacia la cocina para beber un vaso de agua, el vidrio que lo componía se movía acorde la temblorina de mi mano. Lo acabé y tomé asiento en el sofá de la sala principal.

-¿Jack?- escuché la voz de mamá desde arriba.

-¡Aquí!- subí las escaleras dificultosamente gracias a mis piernas de gelatina.

-Tenemos qué hablar- vi saliendo a mamá de su habitación con su respectivo uniforme de su empleo, le tocaba turno después de que yo regresara del colegio.

Con su ya conocido rostro serio con facciones duras y cejas fruncidas.

•Salvame• |Jolinsky|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora