Emboscada

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Emboscada

Capítulo ocho

Fue un minuto eterno en el que ninguno dijo nada. El aire era tenso y las emociones inestables; hasta que la princesa rompió el silencio.

- ¡Aléjate de mí! – gritó a la vez que se levantaba y apartaba lejos de Gaara.

Ella le temía, y como instinto natural buscó protección lejos de la amenaza.

Gaara lo entendía; pero pese a ello en su interior afloró un dolor. Una vieja herida estaba sangrando en su corazón, pero de todas las dagas que constantemente recibía ésta fue la más destructiva.

Él sabía que era su culpa por no ser cuidadoso. Había mostrado su lado más oscuro en el primer momento. ¿Cómo ella no lo juzgaría?

- Por más que quisiera hacerlo, no podría dejarla a merced de otros ninjas. Ya la han atacado, probablemente otros la buscarán – sentenció adoptando una postura indiferente, digna de un shinobi como el Kazekage.

Mao aun apartaba su mirada. Estaba desconcertada y aterrada por la presencia del ex Jinchūriki.

- Tu obligación es la misión, no yo ¡¿No puedes irte así sin más?! – vuelve a exigir, con la voz quebrada, anunciando las inminentes lágrimas.

Gaara permanecía firme e inmutable; pese a que por dentro esté adolorido, inquieto y frustrado consigo mismo. Aún debía proteger a Mao.

- Si tú mueres o desapareces, la misión fracasará – contestó razonando como shinobi.

- Tsk ¡Está bien! Pero apenas llegue al castillo ¡Te alejarás de mí! – bramó molesta.

Él no dijo nada, pero como respuesta elevó a ambos sobre la arena para luego transportarlos directo al castillo.

Ninguno cruzó miradas o palabras durante el trayecto, después de todo, las cosas ya estaban mal entre los dos como para empeorarlas y eso lo sabían.

-Aquí es– pronunció la princesa, mientras indicaba la dirección.

Al llegar, el oriundo de Sunagakure comenzó a mover sus manos, manipulando la arena y haciendo descender a ambos.

Mao baja lentamente. Su rostro estaba inclinado y su mirada fija en el suelo; las palabras trataban de salir de su boca, pero algo obstruía el paso de las mismas.

Ella sentía culpa, mucha culpa. Tenía la gran necesidad de disculparse desde que fue consciente de sus palabras, y del sutil gran cambio en Gaara.

Ella había sido tan cruel con la persona que la había salvado, y aun así lo trataba como el enemigo.

- Yo... Quería disculparme, en verdad lo siento – susurra entrecortadamente.

- ¿Disculparte por decir la verdad? Ciertamente, fui yo quien pulverizó a los dos ninjas. Es normal en un civil este tipo de reacciones – comenta aparentemente tranquilo.

- ¡Claro que no! Fui una desconsiderada e imprudente. Debería haberte agradecido por salvarme la vida, porque de no ser por ti ¿Qué podría haberme sucedido? – expone a la vez que unas pequeñas lágrimas comienzan a deslizarse  por sus ojos.

El Kazekage la miraba fijamente, y sin darse cuenta llevó una de sus manos hasta el rostro de Mao para luego con sus dedos barrer las lágrimas del ojo derecho de ella.

Ambos se miran fijamente por un segundo, hasta que Hiyori aparece.

- Lamento interrumpir ¡Gaara, en verdad te agradezco tanto que la hayas salvado! Pero ambas tenemos una reunión muy importante, ahora – dicta seriamente la mayor.

No otra vez (Gaara + OC + Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora