Capítulo 1

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¿Qué hacía ella en Hawaii cargando con su hijo? La respuesta estaba bastante clara, no quería volver a Nueva Jersey nunca más, quería alejarse de todo, de sus padres, de sus hermanas y sobretodo, del energúmeno con el que ha tenido un hijo. Al principio no era así, al principio era un cielo, era una persona ejemplar, un soldado que podría dar la vida por su patria. Ahí llegaron los problemas, cuando ella dio a luz se quedó totalmente sola, empezó a cuidar del pequeño Scott pero... Todo se volvió demasiado oscuro, todos los buenos recuerdos se vieron sustituidos por dolor y lágrimas.

Con todo el carácter que Aria posee, ha cogido sus cosas y ha ido en busca de su hermano, ha ido en busca de aquel que no la criticará y que la apoyará. Se movió hasta el aeropuerto, pasó todos los controles y se montó en el avión, espacio excesivamente cerrado para ella, cosa que le agobiaba en exceso pero por su hijo no se vio demasiado nerviosa. El viaje pasó de manera lenta y muy larga, demasiados recuerdos acudían a su cabeza y quedaba el pequeño hecho de que tenían que trasladarla al FBI de Hawaii, cosa que no sería fácil sin haber pedido permiso previamente, o más bien sin haber rellenado los papeles pertinentes para el traslado.

-Mamá, ¿hemos llegado ya? –preguntó el pequeño Scott agarrando la mano de su madre, Aria se giró y asintió –Sí, ya hemos aterrizado cielo, ahora tenemos que bajar del avión y buscar a tu tío –dijo sonriendo de lado, agarró su mano y lo cogió en brazos, se colgó su bolso de mano, cogió la mochila del pequeño y salió del avión con tranquilidad. Esperando al taxi en la puerta observando como su hijo jugaba alguien chocó contra ella –Lo siento mucho –se disculpó el hombre, Aria movió la cabeza para restarle importancia y cuando iba a montarse en el taxi alguien la paró – Perdone, ¿podría ver su bolso? – le preguntó el policía, Aria parpadeó unas cuantas veces y le tendió todos los bolsos que tenía y en uno de ellos encontraron un collar que ella no había metido ahí –Lo siento señorita pero voy a tener que detenerla... - espetó el policía esposando sus manos.

-Venga ya, eso no es mío, soy agente del FBI, la placa está en la maleta, si quiere la saco – le dijo a modo de queja –Señorita es mejor que no oponga resistencia – el policía le dijo al taxista que se fuera y Scott miraba a su madre con la boca abierta –Tranquilo Scott, que mami no ha robado nada... Aquí el cabezón del policía no le hace caso –dijo de mala gana –Si vuelve a insultarme le pondré una multa – dijo dejando a la chica en un coche de policía con Scott en el asiento delantero –No llores mi niño –le dijo a Scott poniendo carantoñas.

-Ya me han comentado que es usted un tanto mal hablada, la llevaré al cuartel para que el 5.0 la interrogue y no quiero escuchar ni una palabra salir de sus labios – le espetó antes de que Aria pudiera hablar. Bufó por lo bajo y se dejó caer en el asiento con un notable cabreo en el cuerpo. El coche se movía demasiado y provocaba que Aria se mareara ligeramente porque no paraba de zarandearse para los lados -¿Podría conducir más suavemente? Mi hijo se va a marear y no creo que quiera que le vomite la guantera... - dijo mirando a su pequeño sonriendo –Tranquilo Scott que ya llegamos – le susurró –Le acabo de decir que no quiero que hable, silencio – la regañaron de nuevo. En unos pocos minutos estaban de nuevo en la comisaría, el policía bajó al pequeño, lo cogió en brazos y empujó a Aria para que caminara. Pasaron por el detector de metales, aunque ella se lo saltó porque llevaba esposas y subieron a un ascensor –Así que aquí trabaja mi hermano... -murmuró en voz bajita para que el policía no le regañara, miró a Scott y lo intentó tranquilizar con la mirada –Camina – le dijo el policía y la llevaron hasta una sala de interrogatorios -¿Dónde va a dejar a mi hijo? –preguntó antes de que cerrara la puerta de la sala, pero no recibió respuesta. Gritó de pura frustración –Malditos policías, ¿así de gilipollas soy yo? Manda narices – dijo dando toques con los pies en el suelo.

Un hombre bastante alto y moreno entró en la sala –Soy Steve Mcgarrett tú eres Aria... ¿Williams? –preguntó frunciendo el ceño –Sí, ese es mi nombre, ¿puedo hablar con el inspector Williams? ¿Podrían mirar en las cámaras que el collar me lo han metido mientras esperaba a mi taxi? Me haría usted un enorme favor – dijo exasperada mirándole a los ojos, Steve carraspeó -¿Eres la hermana de Danny? –preguntó alegre y Aria suspiró -Si me quitas las esposas y me dejas volver con mi hijo que estará solo te respondo –dijo parpadeando coquetamente en ese mismo momento Danny entró en la sala

-¡Danno! –exclamó sonriendo –Al fin alguien que hablará mi idioma, ¿puedes decirle que soy agente del FBI y que no he robado nada? –preguntó con ironía –No, robar no has robado nada, pero... Sí que has insultado varias veces a los agentes y has dejado a tu hijo solo en mi despacho – se cruzó de brazos mirándola seria, Steve simplemente se dedicó a sonreír con diversión – Y ahora me vas a echar la bronca, genial – suspiró recostándose en la silla, miró a Steve -¿Podrías quitarme las esposas? Empiezan a apretar –le sonrió al compañero de su hermano mientras Danny hablaba y hablaba. Steve se acercó y se inclinó para quitarle las esposas, Aria se frotó las muñecas con suavidad.

-Y que sea la última vez que vienes a Hawaii sin avisar, ¿dónde está Fred? –preguntó abrazando a su hermana, Aria carraspeó y puso una mueca de dolor al notar los brazos de su hermano por su abdomen –Esto... Ya hablaremos Danny – dijo sonriendo y saliendo de allí. Scott estaba pintando con una chica rubia que desconocía, la habrían dejado al cargo del niño pequeño -¿Y cuántos añitos tienes? –preguntó la chica sonriendo al niño –Tres añitos – hizo el número con la mano –Muy bien cielo –dijo su madre desde la puerta, el niño corrió hacia sus brazos, ya no estaba con ojos tristes, lo cual le alegró bastante.


Quizás esta vez (Hawaii 5.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora