Capítulo 5

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Aria cogió una bocanada de aire mirando a su hermano y luego apartó la mirada de la de su hermano y soltó el aire lentamente –Fred no va a venir, desapareció de mi casa después de... -cerró los ojos, Danny estaba con expresión de no entender nada y ella no sabía cómo terminar de contarle aquello, ¿quería hacerlo? Era demasiado complicado todo y los acontecimientos se revivían una y otra vez en su mente, agitó la cabeza y, tras un carraspeo por parte de Danny volvió a la realidad –Después de hacerme esto –dijo levantándose la camiseta para que viera su costilla rota –Los demás golpes están prácticamente curados antes de que te pongas como un energúmeno –advirtió observando como su hermano tenía los puños apretados -¿Qué te ha hecho qué? ¿Qué te ha pegado? ¿Qué ha pegado a mi hermanita? ¿A la niña de mis ojos? ¿Qué te ha pegado? ¿Ha tocado a mi sobrino? –preguntó poniéndose muy nervioso, Aria negó –No, a Scott no le ha tocado, de hecho no me pegó delante de él –musitó hablando con toda la tranquilidad que pudo.

Steve miró hacia los hermanos y vio a Danny tan nervioso que no sabía si lo había visto alguna vez así –Lori, ¿por qué no llevas a Scott al parque un momento? Voy a ver qué le pasa a Danny –dijo colocando una mano en el final de su espalda para empujarla con suavidad, Lori asintió cogiendo a Scott en brazos y cantando canciones con él, le fastidiaba que Steve no le contara lo que pasaba, pero también veía lógico que no se metiera entre dos amigos.

Steve caminó hacia Danny y miró a Aria unos segundos, había decidido sentarse en un banco mientras Danny le gritaba a ella –Danny, socio, relájate, no creo que sea ella la que se merezca los gritos que estás dando en medio de la calle –le dijo con tranquilidad y pasividad, Danny lo miró -¡Qué ha pegado a mi hermana! A mi hermana pequeña, lo voy a buscar, lo voy a encontrar y le voy a... a... -no terminó la frase porque Aria había salido a caminar a toda pastilla hacia el parque donde estaba Scott –Aria, Aria espera por favor –pedía Steve detrás de ella, se giró unos segundos y paró, cuando Steve la hubo alcanzado comenzó a caminar de nuevo -¿Qué? La última persona que me gritó así me pegó, no quiero recordar nada de ese día, cuando se relaje que me venga a buscar Steve, no tengo ni fuerzas ni ganas para lidiar con mi hermano, de verdad que no puedo –dijo tratando de no romper a llorar, una madre tiene que ser fuerte, tiene que ser fuerte por su hijo y no se había permitido llorar delante de Scott, pero en esos momentos era lo único que quería.

Danny caminaba detrás de ella tratando de tranquilizarse a sí mismo, pero Aria estaba hablando muy deprisa y Steve creía que no estaba respirando demasiado –Aria respira, coge aire, me estás asustando un poquito –dijo Steve colocando las manos en sus hombros para que el tacto la despertara de ese pequeño trance, Aria no podía más y rompió a llorar en medio de la calle, Steve la atrajo hacia sí y la abrazó para que se le pasara, le acarició el pelo suavemente con tranquilidad esperando a que se le pasara –Tranquila, ya no está, ya pasó –susurró mirando a Danny, éste lo miró y Steve asintió para que fuera él el que consolara a su hermana.

Aria se escondió en el cuello de Danny –Tranquila, ¿vale? No te voy a gritar más, de verdad, lo siento, tranquilízate –susurró dejando un beso en su cabello acariciando su espalda con pasividad. Aria, tras unos cuantos minutos para recomponerse y se separó de Danny suspirando –Perdona, perdona por haberte asustado –susurró dejando un beso en la mejilla de su hermano, Danny le limpió las lágrimas y le colocó el pelo detrás de las orejas –Bien, no pasa nada, vamos a comer hamburguesas –dijo pasando un brazo por los hombros de su hermana para ir al parque donde estaba Scott, cuando llegaron le vio jugar con Steve y una sonrisa se escapó de los labios de Aria, era una escena la mar de tierna.

Scott le pidió a su madre ir a jugar y ella no fue capaz de negarse y estuvieron jugando todos durante un rato hasta que la hora de comer les hizo rugir a sus tripas y decir "tengo hambre, dame comida ya". Después de la comida Danny se quedó con Scott y Aria se dedicó a ir a hacer ciertos recados para tratar de instalar su vida en el lugar, al llegar a su casa Danny y Scott habían colocado una gran parte del salón –Vaya, habéis avanzado mucho –dijo sonriendo dejando las compras encima de una mesa y un montón de papeles –Scott, nuestras cosas van a llegar mañana, todo lo que nos queda mañana estará aquí –dijo revolviéndole el pelo al pequeño y sentándose en el sofá -¿Qué tal estás? –preguntó Danny desde la cocina –Mejor –murmuró en voz baja cerrando los ojos.

El timbre sonó y Aria dejó escapar un suspiro –Será Steve, le he invitado a cenar, me ha estado ayudando toda la tarde –dijo su hermano a voces –Ya va, ya va –se levantó del sofá y abrió la puerta encontrándose con un Steve recién duchado con una camisa negra, dejó escapar una media sonrisa de los labios y se hizo a un lado -¿Te encuentras mejor? –preguntó con suavidad, ella asintió –Sí, tranquilo, Danny está haciendo la cena –murmuró sentándose de nuevo en el sofá.

La cena pasó de una manera rápida y Aria acabó rendida en la cama en cuanto acostó a Scott y Steve se hubo ido, se tomaron unas últimas cervezas. Cuando los rayos del sol entraron por la ventana Aria dejó escapar un suspiro –El primer día... Allá vamos –musitó. Llevó a Scott al colegio y se presentó en el FBI, iba a conocer al que sería su futuro jefe -¿Quién es la novata? –preguntó alguien en voz alta, Aria levantó la mirada y se puso de pie -¿Aria Williams? – volvió a preguntar –Aquí –dijo levantando el brazo, el hombre levantó la mirada y la observó lentamente – Soy el agente Vince Fryer, llámame Fryer... Me esperaba a una chica más... Joven, ¿acabas de empezar?–preguntó frunciendo el ceño, Aria se cruzó de brazos y negó –No, llevo 10 años trabajando en el FBI como criminóloga, en una unidad especial en Nueva Jersey –dijo con una media sonrisa –Perfecto, no tendré que ser tu canguro entonces, andando, tenemos que hablar con una agente infiltrada –murmuró caminando hacia la salida, Aria se puso las gafas de sol y caminó detrás de él -¿Tienes coche o prefieres que te lleve yo? –preguntó girándose unos segundos –Tengo, pero prefiero que me lleves, hay muchos juguetes en mi coche –murmuró sonriendo -¿Tienes hijos? –preguntó sorprendido, Aria asintió –Uno de tres años –respondió mientras se sentaba en el asiento del copiloto.

Quizás esta vez (Hawaii 5.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora