- Mierda, Calum, te odio- masculló la pelinegra, mientras ocultaba el rostro entre sus manos.
- Te dije que yo iba a protegerte, nena-
respondió él, y pasó su brazo en torno a los hombros de Marlene.
Esta se limitó a esconder el rubor en sus mejillas.
Entonces, el timbre de la casa sonó.
Dieron un respingo, y Marlene empezó a reír.
Miedica, Hood. Eres un miedica.
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kittens; c.t.h.
Short StoryUna historia en la que dos extraños coinciden gracias a sus gatos, y, desde entonces, él no puede dejar de observarla a través del balcón de su terraza.