CAPÍTULO 1

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Cojo la última caja del maletero y cierro la puerta. Me dirijo hacia la puerta de casa y entro intentando no tropezar con el resto de cajas y trastos que hay por el suelo. Camino por el pasillo hasta llegar a la cocina y dejo la caja en la puerta. Hay una etiqueta en la que pone "Trastos y cacharros de Céline" así que supongo que son los utensilios de cocina de mamá.

Subo por las escaleras en dirección a mi habitación. Aún no la he visto. Mi padre dijo que me iba a encantar, pero quiero asegurarme. Veo a mamá apoyada en la pared mirando el interior del cuarto y su cara me dice que más bien me va a horrorizar. Me acerco a ella y resoplo al ver el color del que será mi cuarto el resto de mi adolescencia.

-Mamá, es rosa.

-Yo no lo veo tan mal.-Dice mamá. Me mira forzando una sonrisa. Ambas sabemos que me voy a negar a vivir en una habitación de color rosa. ROSA.-Le rose est pas si mal.

Me habla en francés como si oírselo decir en otro idioma fuese a ayudar. Frunzo el ceño y me cruzo de brazos. Me mira y por fin se rinde.

-Voy a hablar con tu padre.-Se separa de la pared y se dirige hacia su dormitorio llamando a papá a voces.-¡Andreeew!

Me alejo de allí y vuelvo a la planta baja. No tengo nada en contra del rosa, es solo que no es un color hecho para mí. Entro en el salón y cojo una caja cualquiera del suelo para empezar a colocar cosas.

A la hora de cenar, parte del salón y la cocina ya están colocados y hemos reducido el número de cajas esparcidas por el suelo. Mamá sirve el puré de verduras mientras papá me explica desde el fregadero que mañana mismo llamará a alguien para que cambien el color de mi habitación. Ha intentado convencerme de que el color estaba bien durante más de una hora, pero he ganado yo. Hasta que mi habitación esté lista tendré que dormir en la habitación de invitados. No me importa, aún no siento mi habitación como mía.

Cenamos en silencio mientras vemos el tiempo de mañana por la tele. Dicen que va a llover. Segundo día en Boston y con lluvia. Yuju. Me levanto de la mesa con la excusa de que quiero descansar para mi primer día de clase de mañana y mamá afirma con la cabeza.

-Buenas noches.

-Bonne nuit.

Al entrar en la habitación de invitados veo que mamá y papá han dejado un par de cajas con mis cosas y un par de maletas. Busco un pijama que poder ponerme y cojo el primero que encuentro. Es una camiseta gris de manga larga y unos pantalones cortos de cuadros azules marinos y blancos. Cojo también mi neceser y voy al baño que hay al final del pasillo. También hay un par de cajas, pero las aparto con el pie y empiezo a colocar mis cosas en las estanterías. Después me miro en el espejo y resoplo. Tengo unas ojeras terribles. Miro mi mecha azul celeste que destaca en el cabello negro azabache y mi piel morena y sonrío. Al principio me la hice solo para cabrear a papá, pero ha acabado encantándome. Me cepillo el pelo y me lavo los dientes antes de ponerme el pijama y poder irme a la cama.

Cuando me meto bajo el edredón me quedo mirando al techo pensativa. El colchón es mucho más incómodo que el que tenía en la otra casa y rezo para que el de mi habitación sea más cómodo. Minutos más tarde me quedo dormida pensando en el día de mañana.

-Bonjour, Jackie. Tu despertador lleva sonando diez minutos. Levántate ya si quieres llegar al instituto.

Mamá me destapa y sube la persiana dejando que la luz entre en la habitación. Refunfuño antes de abrir los ojos y veo que me mira con los brazos cruzados. Lleva el pelo recogido en una coleta y lleva puesta su falda de tubo gris a juego con la americana. Hoy tiene una entrevista de trabajo y se nota que quiere estar espectacular.

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