CAPÍTULO 6

31 2 0
                                    

-¡Y esta es el aula de castigo! Como sigas pegando gente acabará siendo tu segunda casa, así que ponte cómoda.

Styles se ríe y se sienta en una de las sillas del fondo de la clase. Es un aula pequeña: diez mesas con sus respectivas sillas para alumnos, la mesa del profesor y una pizarra. Me siento en la mesa de al lado y replico a su comentario.

-¡A ti también te han castigado!

-La diferencia es que a mí me han castigado solo hoy por saltarme clase, que te recuerdo que ha sido culpa tuya, y tú tienes que venir toda esta semana dando gracias de que no sea más.

-¿Has terminado?

-No.-Pongo los ojos en blanco.-También quiero añadir que deberías decorar esto un poco más si va a ser tu futuro hogar.

-Muy gracioso...

-Sí, señor Styles. Muy gracioso.-Una profesora delgada y alta entra en clase con el rostro muy serio. Camina hasta la mesa del profesor y se sienta.-Tengo entendido que tienen clase de música a las cuatro y media. Estarán aquí hasta esa hora y tras la clase volverán para seguir con el castigo hasta las seis y media. ¿De acuerdo?

Afirmamos con la cabeza y ella sonríe.

-Bien, ahora muévanse a la primera fila. No me gusta que estén tan lejos.

Styles resopla y la profesora le fulmina con la mirada. Nos sentamos donde ella ha indicado y sacamos un libro cada uno fingiendo que vamos a hacer algo de provecho. Nos pasamos la hora cambiando de página e intentando mostrar interés en los comentarios que la profesora suelta de vez en cuando.

Sesenta minutos más tarde estamos corriendo hacia la clase de música. A Will no le gusta que lleguemos tarde, lo advirtió el primer día. Pidió que por favor llegásemos pronto para al menos fingir que nos interesaba su clase. Todos nos reímos ante la súplica, pero ahora me doy cuenta de que no era ninguna tontería. Llegamos un minuto antes de las cuatro y media, pero Will ya está ahí. Nos sonríe y nos lanza una bolsa de papel a cada uno. La abrimos y le miramos sorprendidos al ver que hay una hamburguesa en el interior.

-Me ha dicho un pajarito que os habían castigado y que ni siquiera habíais ido a comer. Tomárosla antes de que me arrepienta y os la quite.

Miro a Styles y mueve los labios pronunciando el nombre de Connor. Will se debe llevar bien con todo el grupo de Styles, ya que no dejan de hablar de conciertos y futuras canciones para la banda. Además de que nos acaba de regalar dos hamburguesas. DOS HAMBURGUESAS.

Nos sentamos donde siempre y comemos rápido mientras el resto de alumnos van llegando. Algunos nos miran extrañados y otros sencillamente ignoran el hecho de que estamos comiendo a las cuatro y media de la tarde.

Hoy toca el tema de los instrumentos, así que Will ofrece al que quiera salir a tocar alguno y demostrar su maña. Varios salen a tocar la guitarra, Styles entre ellos, otros dos tocan el piano, uno toca el violín y uno se atreve a deleitarnos con la batería. Somos seis los que nos quedamos sentados en nuestro sitio. Styles me da golpecitos en el brazo para que salga a tocar algún instrumento, pero es que no sé tocar ni la pandereta. Styles insiste un poco más y le mando callar. En ese momento Will me mira y sonríe. Mierda, mierda...

-Jackie, ¿no quieres salir?

-No.

-¿Y por qué no?

-No sé tocar ningún instrumento. Solo sé mezclar música.

-¿Mezclar música? Eso me lo apunto. Otro día te tocará salir a demostrarnos tu arte, tenlo en cuenta.

-De acuerdo.

No hacemos mucho más antes de que termine la clase. Como ya es costumbre, Styles y yo nos quedamos un poco más hablando con Will. A mí me hace sentir un poco pelota, pero a Styles no parece importarle. Parece que realmente son amigos. Espera, ¿los alumnos y los profesores pueden ser amigos? Will saca los CDs que Styles le dejó la semana pasada de su ordenador y me los entrega a mí. Ambos le miramos extrañados.

-Quiero que los retoques. Aún no sé cómo de buena eres, pero quiero averiguarlo. Piénsalo, Styles, quizá has encontrado a otro miembro para tu grupo.

Mamá entra en el salón y se me queda mirando. Por un momento finjo no haberme dado cuenta, ya que estoy concentrada retocando una de las canciones de '5 STYLES'. Me quito los cascos cuando se acerca y se sienta a mi lado en el sillón. Se nota que está cansada, pero su bostezo lo confirma.

-Hoy he tenido un día horrible. El restaurante estaba llenísimo y me he confundido en dos comandas. El jefe ha estado a punto de matarme. Por otro lado, una mujer mayor ha pedido hablar conmigo porque decía que el plato estaba muy bueno.

-Eso es genial, ¿no?

-Sí, pero a Richard no le ha importado mucho. Solo ha tenido en cuenta mis cagadas.

-Un fallo lo tiene cualquiera.

-¿Dices eso por mí o por el castigo que te han puesto y del que no me ibas a informar? Podemos seguir fingiendo que soy tonta y no me entero de nada y así nos ahorramos la regañina, o puedes contarme que pasó.

-O... podemos cenar para evitar tener un castigo en el instituto y otro en casa.

-Por esta vez te libras. Je vais faire le dîner.

Mamá me fulmina con la mirada y se levanta del sillón. Tenemos una relación muy buena desde siempre, puede que sea porque no es de esas madres histéricas y controladoras. Más bien es justo lo contrario, me deja espacio y es bastante liberal. De hecho, papá es el que se encarga de las regañinas y castigos porque mamá dice que a ella no le sale tan natural.

Cuando sale del salón me vuelvo a poner los cascos y sigo trabajando en el tema un poco más hasta la hora de cenar. Papá llega media hora más tarde y nos sentamos todos en la mesa. Mamá se ha disculpado por no hacer una de sus superbes dîners y por ponernos pizza de microondas. Ha vuelto a contarle a papá porque está tan cansada y después ha decidido ayudarme y callarse cuando papá me ha preguntado qué tal va el instituto. Lo que son las clases las llevo bien, pero el castigo será mejor dejarlo fuera de la conversación.

-Cielo, ¿qué estabas haciendo con los cascos? Hacía mucho que no te veía retocar canciones.

-El profesor de música me ha dicho que quiere ver mi trabajo. Y además dice que si son buenas quizá puedan servirles a Connor y a Styles para su grupo.

Mamá centra todo su interés en lo que le estoy contando y me pregunta por las canciones y lo que tengo pensado hacer con ellas. También me pregunta por mi profesor de música y alguna cosa más. Papá, que parece haber desconectado de la conversación hace un rato, pregunta si puede irse al salón a ver el fútbol y mamá afirma con la cabeza.

Decidimos levantarnos para recoger la mesa y en menos de cuarto de hora ya no queda ni rastro de las cosas de la cena. Cojo mi ordenador y los cascos de la mesa del salón y después de despedirme de mis padres me subo a mi cuarto. MI CUARTO. No la habitación de invitados. Lo terminaron de pintar hace un par de días y ya está perfecto. La pared del fondo es de color azul marino mientras que las otras tres son blancas enteras. ¡Ya no hay rastro del rosa! Me tumbo en la cama y sigo con el retoque de canciones un rato más. Creo que le he cogido vicio.

Estoy a punto de irme a dormir cuando mi móvil vibra al recibir un mensaje de Rebecca. Lo cojo de la mesilla y lo leo:

Por favor dime que vas el viernes a la fiesta. Connor y Styles estarán entretenidos toda la noche con el grupo y Sam y Bonnie me han dicho que no pueden venir. ¡Ven conmigo!

Le contesto con un 'vale' y una carita sonriente y dejo el móvil sobre la mesilla de nuevo. En realidad no me apetece nada ir a la fiesta porque le debo caer bien a cuatro personas en todo el instituto. Algo que no entiendo, la verdad. Sé que soy borde, ¿pero solo a cuatro personas? Resoplo y me tapo hasta la cabeza con la sábana. Más le vale a Rebecca compensármelo. 


5 StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora