CAPITULO 19

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Queda solamente un trozo de pizza en el plato. Styles y yo lo miramos con ganas y luego nos miramos fijamente creando así un duelo de miradas. Ambos queremos el trozo y lo sabemos, pero ninguno quiere dar su brazo a torcer. Tenemos demasiada hambre. Nos quedamos con la vista fija en el otro hasta que Styles comienza a poner caras raras y graciosas y me entra la risa. Me río a carcajadas y él mueve su mano hacia mí para taparme la boca y que no haga ruido. Las normas de la residencia son estrictas. No se puede traer gente a tu cuarto por la noche y a partir de cierta hora no se puede hacer ruido para no molestar a los que duermen. Nosotros estamos incumpliendo ambas a la una y media de la mañana. Está tan distraído procurando guardar silencio que robo el trozo de pizza sin que se entere y comienzo a comérmelo. Estoy sentada en el suelo esperando a que se dé cuenta de que su último trozo se está esfumando. Cuando me mira y ve que me llevo el último trozo a la boca se sorprende y mira el plato de pizza con la esperanza de que lo que me acabo de llevar a la boca sea un ganchito y no su preciado pedazo de pizza.

Me mira con odio fingido y después se lanza sobre mí para llevar a cabo un ataque sorpresa de cosquillas. Es lo que suele usar como arma contra mí. Mis malditas cosquillas. Me empiezo a reír intentando controlarme y hacer el menor ruido posible, pero no puedo parar. Él también se ríe en vista de mis fallidos ataques de defensa. Sin saber cómo ha pasado, acabo tumbada boca arriba en el suelo con Styles encima de mí mirándome fijamente. Nos estamos agarrando de las manos. No es una posición muy amistosa, es más bien romántica, pero no puedo moverme. Estoy hipnotizada mirando sus preciosos ojos azules. Ambos respiramos con dificultad y nuestras miradas reflejan que sabemos que esta actitud no es la correcta. No puedo moverme, no quiero hacerlo.

Por un momento pasa por mi cabeza la imagen de Miles y la cara que pondría si me viese ahora mismo. Creo que directamente me dejaría. Me dejaría... Pero yo no quiero que me deje, ¿o sí?

-¿Te gusta Miles?-Pregunta Styles como si me estuviese leyendo la mente. Me pongo nerviosa. Tengo a Styles tan solo a unos centímetros de mí.

-Eso ya me lo preguntaste el día del baile de invierno.

-Y no obtuve respuesta. Por eso te lo vuelvo a preguntar. ¿Te gusta?

-Se supone que sí, ¿no?-Me pongo todavía más nerviosa de lo que estaba. Nunca he tenido claros mis sentimientos, soy un desastre hasta para eso, pero ahora que me lo ha preguntado Styles estoy más perdida todavía. Sí me gusta Miles si no, no estaría con él.

-¿Y entonces por qué estás conmigo aquí tumbada en vez de con él?

Styles me acaricia la mejilla y después pasa su mano por mi melena despeinada.

-No lo sé.

-Yo creo que sí lo sabes.

De repente Styles se incorpora y se quita la camiseta. Me quedo mirando sus abdominales sin saber que decir. Pero no hace falta que diga nada. Vuelve a dejar su cabeza a unos centímetros de la mía y sonríe.

-Voy a besarte y a quitarte la ropa y ni siquiera Miles va a poder impedírmelo.

Tras decir esto comienza a besarme en el cuello delicadamente, después en la mandíbula y por último en los labios. Soy incapaz de moverme. Mi cuerpo parece estar paralizado. Styles sigue besándome hasta que decide dar el siguiente paso. Me quita el jersey y después la camiseta. Va a besarme de nuevo cuando...

Me despierto sobresaltada en medio de la noche. Mi respiración es agitada y tengo mucho calor. La culpabilidad me invade de pronto al recordar lo que estaba soñando. Me incorporo y miro hacia el suelo de la habitación de Styles. Ahí está él, durmiendo sobre la alfombra agarrando con fuerza su almohada y tapado hasta arriba con el edredón. No consigo tranquilizarme. Mi corazón palpita a una velocidad que no es normal. Parece que se me va a salir del pecho. Alcanzo mi móvil y se ilumina la pantalla. Son las cinco de la mañana. En dos horas tengo que levantarme para irme a casa y empezar a organizar el concierto que hay por la noche. Resoplo e ilumino la mesa con la luz de la pantalla. Ahí están todos nuestros regalos. Después de cenar la pizza nos hemos dado los regalos y hay que admitir que ambos hemos dado en el clavo. Yo le he regalado un enorme sombrero mexicano que mi abuela me ayudo a elegir, un disco de música de mariachis que me pidió, otro disco de música más de su estilo, un paquete de diez natillas de chocolate para ir saldando mi deuda y una sudadera azul para sustituir la que le robé. Le han encantado. Me ha abrazado y se ha puesto como loco por la emoción. Después me ha dado los míos y también me he vuelto loca. Me ha regalado un precioso vestido blanco, el cual le ayudo la novia de su padre a elegir, como recompensa por el que se cargó; un llavero del que cuelgan dos figuritas de madera muy bonitas (que dice haber hecho él), una con forma de sombrero mexicano y la otra con forma de Torre Eiffel; unos cascos de color rojo que sabía que necesitaba y un disco de música con las canciones de 5 STYLES que he compuesto yo. Me he pasado una hora llamándole tramposo por haberse gastado más de veinte dólares, pero él también me ha culpado a mí de no haber cumplido las reglas. Y es cierto. Quise gastarme lo acordado, pero vi tantas cosas que me recordaban a él que no pude evitar sobrepasar la cantidad pactada.

Vuelvo a mirarle nerviosa. ¿Qué significaba ese sueño? ¿Qué demonios significaba? Un momento... ¿Le he puesto los cuernos a mi novio en un sueño nada menos que con Styles? ¿Qué pensarían ambos de todo esto? Mi respiración vuelve a estar agitada y tengo una necesidad horrible de lavarme la cara con agua muy fría. Me levanto de la cama intentando no tropezar con nada y salgo de la habitación sin hacer ruido. Cuando vuelvo Styles sigue dormido y yo ya tengo mis ideas un poco más claras. Tengo que irme de aquí. Estoy saliendo con Miles. No quiero convertirme en una novia infiel como lo fue Rebecca. No puedo estar cerca de Styles. Me quito la camiseta que Styles me prestó anoche y la dejo doblada a un lado de la cama. Me pongo rápidamente mi ropa y le dejo una nota diciendo que mi madre me ha llamado y he tenido que irme. 


5 StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora