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Y asi fue.

La mañana del Martes comenzaba bastante bien para Jason Toer. Él fue directo al Starbucks del dia anterior a buscar a Thalía Ganger. Estaba bastante cansado, sus ojeras lo delataban, pero eso no lo detuvo de ir en busca de la encantadora pelirroja.

A eso de las 8:30 am, llegó a la cafeteria. Inspeccionó todo el lugar pero no había ni rastro de ella. Algo desepcionado, se dispuso a ordenar algo para disimular su descontento.

-Buenos dias- saludo el.

-Buenos dias- contesto con entusiasmo una chica castaña al otro lado del mostrador que tenia una placa en el delantal: "Lily"- ¿Que le gustaría ordenar?-.

Jason se detuvo un segundo y observo el gran cartel atras del mostrador. Para ser sincera, se perdio un poco con tantos nombres extraños. ¿Que podria pedir? Tenia miedo de pedir un frapuccino y no saber pronunciarlo bien. Decidió ir por lo seguro.

-Un café, por favor-.

-¿Grande, alto o venti?¿Americano, expresso, frapuccino, mocha o freshly?¿Extra azucar?¿Extra crema?- rapidamente contesto la cajera. Jason pensaba que estaba poseída o algo por el estilo, supuso por beber tanto cafe, o mejor dicho, lattes.

Estaba aun mas perdido. No tenia idea de que hablaba la chica. Parecería un inútil si no contestaba rapido.

-¿Señor?¿Necesita que le repita las opciones?-.

Cuando el castaño iba a responder, la campanilla que anunciaba que alguien entraba a la cafeteria sonó. Era Thalía. Estaba distinta, más atractiva de lo normal. Llevaba su cabello recogido en un sencillo rodete, unos anteojos al estilo hipster y tenía unos libros en mano.

-Señor, ¿que va a ordenar?- insistio la cajera con ímpetu- Hay gente esperando.

-Mmm...eh...- La peor pesadilla de Jazon estaba haciendo realidad.

-¿Necesitás ayuda, Jason Toer?- preguento Thalía, sonriente.

Jason siento como toda la presion que estaba sintiendo se esfumaba. Le alivio escuchar una voz familiar.

-Emm...si, por favor. - Pronunció rascándose la cabeza, avergonzado. Ella solo soltó una risita.

-¿Te gusta el caramelo?- interpelo ella.

-Si, lo amo-.

Ambos rieron (no ne pregunten por qué).

-¿Alto, grande, venti o trenta?-continuó Thalía.

Jason no sabia que era eso pero, para no quedar mal, respondió al azar.

-¿Venti?-.

Rieron nuevamente (sigo sin comprenderlos).

-Hola Lily, vamos a querer un frapuccino de caramelo venti para el y un frapuccino de vainilla alto para mi-.

-Esta bien Tha, van marchando los dos- Lily le guiño el ojo- Seria $6.51.

Thalía comenzo a buscar en su bolso el dinero correspondiente para pagar, pero Jason la detuvo.

-Se supone que el hombre invita, no dejare que pages-.

-Jason, esto es el siglo XXI. Ademas yo te quiero invitar tu primer Starbucks-.

Él termino aceptando. No era testarudo y preferia no insistir. Ademas, si bien recien conocia a Thalía, sabia que ella tenia un caracter fuerte.

Juntos se dirigieron a la misma mesa del dia anterior y se sentaron. Habia silencio, asi que Thalía habló.

-Asi que...¿Nunca viniste a un Starbucks?-.

-Nunca- contersto él mientras bebía el frapuccino.

-¿Nunca de los nunca?-.

-Nunca de los nunca- afirmó Jason.

-¡Wow!- Thalía realizo una mueca- ¿Y que tal tu fra?

-Supongo que con fra te supones a mi bebida- Thalía soltó una carcajada- Riquisimo. Gracias-.

-No hay de qué- dijo ella.

-Si que lo hay, gracias. En serio. Soy nuevo aquí y bueno... No tengo muchos amigos que digamos, solo tú- Jason encogió sus hombros.

Thalía se sintió contenta y triste al mismo tiempo. Estaba feliz por qué él la consideraba su amiga, ya que no se conocían hace mucho, y triste tambien porque él la consideraba su amiga, ya que eso significaba que estaba en la friendzone. Aunque ella quería negar toda atracción hacia el, Thalía definitivamente la sentía.

Jason, al escuchar lo que habia dicho, se sintió avergonzado y triste. Estaba avergonzado porque le había mencionado a su crush que no tenía amigos, ya que sonaba muy mal para enamorarla, y triste porque le había mencionado a su crush que no tenía amigos a excepción de ella, ya que eso significaba que la había mandado a la friendzone. Aunque él quería negar toda atracción hacia ella, Jason definitivamente la sentía.

Y así, los dos, cuando sonó la alarma, se fueron cada uno por su camino acordando de que mañana se volverían a ver en aquel Starbucks.

Starbucks CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora