Recibí un mensaje tuyo.
¡Dios! Fui feliz por un segundo.
...
Mi autoestima subió hasta los cielos, y de repente cayo hasta el suelo, y se rompió en mil pedazos.
Creo que estabas molesto.
Me pediste que eliminara nuestras fotos de mis redes sociales.
No lo creo... pensé, y con lágrimas en la cara sonreí, por que seguramente espiabas mis fotos y así te diste cuenta que aun no había borrado las nuestras.
Si, estoy enferma.