Capitulo 2

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Foto multimedia: James Huston (William Levy)

Los días siguieron pasando y mi corazón seguía con ese dolor y ese vacío profundo. Intenté salir de casa para ver el mundo, pero es siempre ver lo mismo todos los días, la misma historia.

Lo único que hice en estos días fue estar en casa y encerrarme en mi propio corazón. Parece una tontería, pero él se me pegó tanto al corazón en tan poco tiempo, que ahora me resulta difícil despegarlo de mi corazón.

Por mucho que intento quitarlo de mi cabeza, siempre fracaso, siempre vuelve sin motivos, siempre aparece esa sonrisa suya que me vuelve loca, sus preciosos ojos color miel, lo hecho todo de menos.

Llevo semanas sin verle pero parecen meses. Me acostumbré estos cuatro meses a él y ahora me resulta difícil estar sin él.

Salgo de la cocina y voy lentamente hacia mi habitación. Antes de entrar doy las buenas noches a mis padres y tras ese acto entro en la habitación intentando calmarme y distraerme.

Pero mi cuerpo no tiene ganas de nada, yo tampoco, solo quiero encerrarme en un cuarto oscuro, insonoro con un saco de boxeo colgado de la pared pero no muy duro y ahí dentro llorar, llorar y descargar toda mi rabia e ira contra ese saco.

Mis emociones y sentimientos solo me piden una cosa, dormir y dormir porque con el sueño es como si se parara todo y como si me olvidara de todo, como si al despertar todo lo que he vivido y que me causa tanta tristeza y depresión profunda solo hubiera sido una desagradable pesadilla pero no, despierto y rápidamente vuelven las malas emociones y la tristeza, por unos momentos se acrecienta mi ansiedad, agobio y estrés pues el contraste de la tranquilidad del sueño y el duro y frío despertar me cae como un jarrón de agua fría.

No, no ha sido ningún sueño, sigo despierta y la pesadilla sigue ahí, rápidamente vuelvo a entrar en un estado catatónico de sentimientos y emociones negativas dónde las lágrimas vuelven y no paran.

Me abrazo a mi misma y apoyo la barba en las rodillas mientras intento volver a dormirme, pero estoy viendo que esta será una noche muy larga.


* * *


Después de comer me visto rápidamente con unos pantalones vaqueros, una camisa azul, una chaqueta encima y unos botines negros. Me hago una coleta alta y me miro al espejo unos segundos, mis ojeras aumentaron tras la larga noche que pasé despierta. Intento hacer un esfuerzo por sonreír, cojo mi violín y me voy hacia la clase de violín.

Me encanta la música, desde pequeña me gustaba tocar el violín, empecé desde los 13 años a tocar el violín en clases particulares, entonces no se me daba tan bien como para ser la primera vez, pero con el tiempo aprendí a tocarlo mejor.

Salgo del edificio y voy camino a las clases de violín.

Tras pocos minutos de trayecto, llego al edificio donde me dan clases de violín, entro al edificio hasta subir al piso que necesito.



La clase transcurre bastante tranquila. Hasta que una chica morena de pelo liso, entra furiosamente en la sala hasta quedar al lado del profesor de violín. Todos la miran extrañada pero ella parece estar buscando a alguien.

- Señorita, disculpe pero no puede entrar aquí si... -la chica no lo deja acabar la frase y le da un empujón apartándole antes de fijar la vista en mi.

Entonces al hacer ese acto, no mira a nadie más, solo me mira a mi con odio. No conozco de nada a esa chica, pero ella parece que si que me conoce a mi.

Si te vas, recuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora