Waiting ever so patiently for you.

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Vera.

Miles seguía en York. Tal vez era el único amigo de Alex que aún permanecía aquí. Es por eso, que lo invitamos a salir. Sally también se nos unió al plan.

Fuimos a mi lugar preferido para olvidar los problemas: el bar. Era ese bar dónde yo iba casi todos los fines de semana. Los cuatro optamos por cerveza, principalmente Alex y yo, que teníamos el Bourbon aun dando vueltas en nuestras cabezas.

-La verdad es que estás igual a la última vez que te vi, Vera -me confesó Miles. Él, en cambio, estaba más flaco y llevaba su cabello más corto.

-Las ventajas de bañarse en formol, querido -bromeé-. ¿Cuánto tiempo te quedarás? -curioseé luego de darle un sorbo a mi cerveza.

-Puede que me vaya mañana -encogió sus hombros-. No he encontrado algo que llame mi atención aquí.

-¿Qué dices, amigo? -Alex le dio una palmada en el hombro-. Aquí tienes a alguien con quien distraerte -apuntó hacia mi hermana, exponiéndola, o más bien vendiéndola.

-No quiero importunar. Digo, no sé si esta bonita señorita tiene algún compromiso ya -dijo Miles.

Sally sonrió ampliamente, sonrojándose. Qué fácil era convencerla.

-Me gustaría mostrarte un poco la ciudad si decides quedarte -respondió ella con un tono encantador.

Alex estaba sentado en el taburete que se encontraba a mi lado, por lo que podía sentir su perfume con cada inhalación que daba. Observé su rostro; estaba concentrado en lo que ocurría con Sally y Miles, lo noté relajado y feliz. Aparté mi vista de él en cuanto nuestros ojos se encontraron.

-¿Qué? -preguntó muy cerca de mí-. ¿Qué veías?

Los bellos de la nuca se me pusieron de punta al sentir su respiración tan cerca de mi cuello.

-Solo observaba el buen humor que tienes hoy -improvisé.

-Eso no tiene mucho sentido -sonrió-. Te he extrañado, pequeña -estiró su brazo sobre mis hombros.

Le dediqué una simple sonrisa mientras veía sus grandes ojos.

-Quizás yo también lo he hecho -contesté, apoyando mi cabeza sobre su brazo.

-¿Alex Turner? -preguntó una chica al aproximarse a nosotros. Nos separamos de inmediato-. ¿Puedo sacarme una foto contigo? -estaba realmente emocionada, al borde del llanto se podría decir.

-Claro -soltó él poniéndose de pie.

-¿Puedes sacarla? -me suplicó dándome su cámara de fotos.

Asentí y esperé a que ellos posaran, disparé y el flash iluminó fugazmente a ambos. Finalmente, la chica tomó su cámara y se largó después de darle un abrazo a mi acompañante. Era entendible, no todos los días te cruzabas con el cantante de los Arctic Monkeys, y mucho menos en York.

-Esto en Londres no ocurría -dije volviendo mi lugar.

-Lo sé -alzó sus cejas y sacó un cigarrillo de la cajetilla que tenía guardada en el bolsillo de su chaqueta.

-¿No te molestan?

-Pues -encendió su cigarrillo y esparció el humo por el aire-, estoy un poco exhausto de todo eso, pero no puedo negarme. Ellos son los que escuchan lo que hacemos. ¿Tú no harías lo mismo si ves a David Gilmour en un bar al que concurres frecuentemente?

-Mmm, tal vez -sonreí- Pero tú no eres David Gilmour.

-¡Ojalá lo fuera! -rió.

-¡No! -exclamé-. ¿Qué dices? Él está muy viejo ahora, creo que ni siquiera vendría a un lugar como este.

-Ah, claro -dijo-. Yo solo tengo veintiocho jóvenes años -volvió a acercarse a mí.

-Y te mantienes -solté observando como el humo se desprendía de su boca.

-¿Quieres decir que estoy... atractivo? -preguntó alzando una ceja.

-Lo sigues siendo, tal y como lo eras hace tres años -rectifiqué.

Alex esbozó una sonrisa de alegría y posó su mano sobre mi mejilla, acariciándola. Miró profundamente mis ojos y apretó sus labios.

-Nunca me cansaría de decirte que eres hermosa -dijo en voz baja pero mis oídos lo oyeron de todos modos.

Los nervios estaban empezando a consumirme. Sus finos labios me atraían como si fuera un imán. Y esa mirada acechándome, tentándome para que sucumbiera de la decisión de ser amigos y me abalanzara sobre su cuerpo. No quería besarlo, no debía besarlo. Es por eso que me aparte un poco de él.

-Tranquila -pidió-. No voy a tratar de hacer que cambies de opinión con respecto a nosotros.

-Lo dudo aún -era verdad. Su boca lo aseguraba. Su mirada, en cambio, daba a entender otra cosa. Él estaba activando todos sus trucos de seducción para que yo pierda el equilibrio, era evidente.

-Si las cosas se ponen difíciles me iré, lo prometo -confesó.

-No quiero que las cosas se pongan difíciles -miré sus ojos con toda sinceridad-. Tratemos de que al menos sean llevaderas para ambos y así evitar desilusiones.

Alex asintió, bajando la mirada. En ese momento, recordé que dos personas habían venido con nosotros. Sally y Miles ya no estaban en sus lugares, deduje que ya habían empezado a conocer la ciudad...


Crawling Back To You [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora