Asleep.

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Vera.

-¿No me extrañaste ni un poquito? -le cuestionó mi padre a Sally, quien le estaba jugando una especie de broma mientras bebíamos algo tranquilamente en la sala de mi casa.

-No, papá, ya déjame en paz -contestó ella continuando con su broma.

-¿Y tú, Vera? -sus ojos dieron un rápido viaje hacia los míos.

Le regalé una brillante sonrisa. ¿Cómo no extrañarlo? Desde el momento en que dejaba la ciudad hasta que regresaba estaba extrañándolo. Fue lo más difícil en todos estos años en que mis padres se divorciaron. Papá me ofreció muchas veces ir con él a Estados Unidos, y una vez estuve a punto de hacerlo, cuando las cosas con mamá no iban bien. Solo había un problema: Sally. A pesar de las peleas, mi hermana era mi otra mitad, y no podría soportar estar a miles de kilómetros de distancia de ella.

-Moría por verte, padre -confesé.

Mi padre se alegró mostrando sus parejos y blancos dientes, y luego bebió un sorbo de su cerveza. Estábamos muy relajados escuchando un poco de los Sex Pistols -elección de papá-. Alex se encontraba extrañamente callado.

-Me encantaría escucharte, muchacho -le dijo mi padre, él podría ser un poco molesto cuando lograbas tomar confianza.

Alex pestañeó para volver a la realidad.

-¿Qué quiere que diga? -preguntó él sonriendo de lado.

-No lo sé... cuéntanos un poco de tu vida -contestó.

-Creo que hoy en día todo de mi vida se sabe -respondió seriamente mientras pasaba el dedo por el borde de su botella de cerveza.

-Hay cosas que no se saben, como por ejemplo... el amor -soltó mi padre, tenaz. Al parecer, estaba empeñado en tocar el tema.

Me removí en mi lugar, sintiéndome un poco incómoda, ya que mi padre sabía muy bien lo que ambos habíamos pasado y nuestra situación actual. Y sinceramente no deseaba escuchar las aventuras en las que se había metido Alex estos años.

-Es un tema tan extenso que podríamos estar horas y horas hablando de eso -comentó Alex, acariciando su impecable cabello.

-Tengo todo el tiempo del mundo -lo desafió mi padre con una sonrisa victoriosa.

Mi hermana y yo nos dedicábamos a observar aquella situación sin acotar palabra alguna. Sally lo sabía todo. Yo misma me dediqué contárselo cuando llegué de Londres, omitiendo el nombre del chico, que luego descubrió por su cuenta en la boda de Jamie.

-Digamos que me gusta pasar el rato con chicas que encuentro interesantes, pero al final del día, cuando estoy acostado en mi vacía cama, solo deseo a una en especial a mi lado -pronunció con expresión de satisfacción.

Mi padre apretó los labios; él ya había entendido, o eso creía.

-Debe ser difícil sentirse así, con la impotencia de no poder hacer nada para cambiar eso.

-Es difícil, aunque al menos, de alguna manera u otra, tengo a esa persona en mi vida. Digo, no del modo en que quiero, claro. Pero la tengo y soy feliz con el solo hecho de saber que está ahí... cerca -dijo Alex, algo melancólico.

-Iré a dormir -solté poniéndome de pie, un poco harta de la charla. No quería saber hasta a donde iban a llegar. Sabía que en algún momento mi padre iba a preguntar algo más, porque él es así. Está en su esencia, no puede cambiar-. Buenas noches, que descansen.

Caminé hasta mi habitación y me cambié de ropa para luego meterme a la cama. Mis ojos estaban casi apagados, mi mente, en cambio, totalmente encendida y con mucho combustible aún. Las frases que había dicho Alex revoloteaban en mi cabeza, haciéndome sentir culpable de todo. De haberlo dejado de esa manera al irme de Londres y luego no dar señales de vida.

Él pudo haberse interesado también. Buscarme en la ciudad e insistir. Aunque si yo hubiera estado en su posición jamás haría eso. Hasta a mí misma me di asco aquel día en que huí de él. Fui una completa cobarde.

En la ciega oscuridad de mi habitación, un hilo de luz apareció a causa de que Alex abrió la puerta para pasar. Se sentó en la orilla del colchón y comenzó a desvestirse en plena oscuridad, sin darse cuenta de que yo estaba totalmente despierta.

-Tú y mi padre se llevan muy bien -murmuré.

Alex dio un respingo y luego soltó una risita nerviosa. No se lo esperaba.

-Me asustaste -confesó de inmediato-. Sí, es genial.

Se deslizó debajo de las sábanas y permaneció a varios centímetros de distancia de mi cuerpo.

-Verdaderamente lo es -rectifiqué sin saber qué más decir.

-¿Tienes sueño? -curioseó al cabo de unos segundos.

-No mucho, ¿y tú?

A cambio de una respuesta hubo un incómodo y ensordecedor silencio. Me asuste un poco cuando Alex comenzó a cantar suavemente Asleep de The Smiths.

Sing me to sleep.

Sing me to sleep.

I'm tired and I

I want to go the bed.

Sing me to sleep

Sing me to sleep.

And then leave me alone

Don't try to wake me in the morning

'Cause I will be gone.

Don't feel bad for me.

I want you to know

Deep in the cell of my heart

I will feel so glad to go.

Me deslicé a través de las sábanas para acercarme más a él. Deposité mi cabeza en su pecho y me abracé a su costado. No sé por qué lo hice, solamente sabía que lo necesitaba. Necesitaba escuchar su corazón otra vez.

-¿Qué ocurre? -me preguntó.

-Nada, solo quiero... abrazarte -contesté con total inocencia.

-Se siente bien -me informó.

Y en eso no lo podía contradecir, porque en verdad se sentía bien. Dormir escuchando la respiración y los latidos de otra persona, notar como todo el cuerpo se va relajando con cada inhalación y exhalación, y disfrutar de ese pequeño proceso natural del organismo, que tal vez no le prestamos demasiada atención porque ya es algo tarde cuando nos ocurre eso y estamos entrando en una lenta fase de sueño.

Escuchar todo aquello en medio del silencio me daba paz y a la vez, mis ojos se iban apagando del todo y cada latido del corazón de Alex era cada vez más lejano.

Crawling Back To You [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora