Capítulo 1

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El Diablo que no conoces

Los Ángeles. California.

En mitad de una plaza publica.

La última vez que Constantine había visto a Lucifer - al menos, en persona - fue exactamente nueve años atrás. En aquél encuentro, el Diablo se había hecho presente en persona para llevarse su alma al Infierno. John lo engañó en aquella ocasión, obligándolo -de alguna manera- para que detuviera los planes de la impía alianza entre su hijo, el demonio Mammon, y el Arcángel Gabriel para destruir el mundo y luego, liberar del Averno el alma de Isabel, la fallecida hermana gemela de su antigua amiga, la detective de policía Ángela Dodson.1

Cuando el Diablo se disponía a llevárselo consigo, el sacrificio de Constantine le abrió de par en par las puertas del Cielo y el Tentador, frustrado, se había desquitado con él curándolo de su cáncer de pulmón y aferrándolo a la vida, con la esperanza de que a la final, John acabaría volviendo a caer en el pecado y demostrar así que su alma en verdad pertenecía al Infierno.

Como se ha dicho, de eso, nueve años han pasado. Por lo que cuando luego de haberse enfrentado al Arcángel Samael y a su tropa de ángeles caídos, Lucifer apareció a su lado, sentándose en aquel banco de plaza y diciéndole que tenían un problema del que hablar llamado "Gabriel", John no lo tomó para nada bien y sin rodeos ni ambages, lo mandó pura y exclusivamente a la mierda...2

-Admiro tú sinceridad - dijo Lucifer, cuando acabó de reírse. De nuevo, se puso serio - y tu franqueza, no creas que no. Pero, Johnny, esta vez tenemos que hablar... es en serio.

-¿De veras? ¿Y por qué la ascensión de nuestro viejo amigo Gabriel a deidad suprema del universo le quita el sueño al todopoderoso Rey de los Infiernos? La verdad, suponía que el que más feliz y contento iba a estar con la muerte de Dios ibas a ser tú.

-Y lo estoy. En parte. Pero sucede que la alternativa a un "Mundo Sin Dios" es peor.

-¿Y esa alternativa sería...?

-Un mundo dónde Gabriel sea Dios. Creeme, ni en mis peores pesadillas imaginé algo así... pero hay más.

-Oh. ¿Por qué no me extraña? - John resopló - Con ustedes, los demonios, siempre hay algo más. Escúpelo de una vez, ¿quieres? La veta dramática no es lo tuyo.

Silencio. Constantine fumó, aguardando a que el otro continuara hablando. Lucifer lo miró seriamente, muy seriamente. Sus ojos enrojecidos parecieron brillar con fuerza por un momento.

-Aquí no - dijo.

-¿Cómo?

-Aquí no - repitió el Diablo. Miró a la plaza publica, la gente que paseaba y al día soleado con desprecio - Este sitio no es de mi agrado - confesó.

-Pues es una pena saberlo, la verdad - Constantine se encogió de hombros.

-Reunámonos en otra parte - propuso Lucifer - En un lugar más deseable para mí. Un sitio que me viene como anillo al dedo - sonrió. La suya era una autentica sonrisa sardónica, burlona - Encuéntrate conmigo en el principal hotel y casino de Las Vegas.

-¿Las Vegas? ¿Quieres que vaya hasta Las Vegas? - John lo miró con fuerza - ¿Por qué carajo debería hacer el viaje hasta allá?

-Por dos motivos, amigo mío - Lucifer alzó un dedo - Motivo numero uno: es la "Ciudad del Pecado". El ambiente perfecto, donde el mismísimo Demonio se sentiría a gusto y relajado para sostener una charla. Motivo numero dos - alzó otro dedo - Porque quiero. Y si no te gusta, te jodes. Bye. Te espero ahí... no me falles.

Dicho lo cual, el Diablo desapareció y Constantine se quedó solo, fumando su cigarrillo con violencia y sintiendo el aguijonazo de la curiosidad picándole el alma.

CONSTANTINE: Apocalipsis (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora