Octavo mes.

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Louis acariciaba su enorme barriga con la mirada fija en algún punto de la pared, sus pensamientos corriendo a la velocidad de la Luz, quería ir y correr un maratón, quería lanzarse de un puente, quería hacer tantas cosas, pero él solo estaba sentado en ese lugar, en ese sofá que le traía tantos recuerdos.

–Louis –Niall susurro con cuidado, acercándose hasta él–. Tienes que comer.

No contesto, ni siquiera parpadeo, solo se quedó inmóvil, queriendo morir.

–Le hará mal a los bebes si no comes –insistió Niall, dejando una bandeja al frente de él y sentándose a un lado–. Sé que es difícil, pero...

–No sabes nada –lo corto, tan fríamente que el rubio hizo una mueca–. Dices saber lo que se siente, pero no lo sabes, no estas ni de cerca de saber.

La manera en que Louis hablaba, sin sentimiento alguno, sin algún rastro de emoción, hacía que Niall se preocupara más.

–Louis, por favor, tú...

–He dicho que no y no me harás cambiar de opinión.

Liam que observaba todo desde el marco de la puerta totalmente en silencio se acercó con precaución.

–Jacob te necesita –dijo firmemente, levanto la cabeza al ver como los ojos de Louis se cristalizaban y con esfuerzo se levantaba del sofá.

–No mi bebé –susurro–. No él.

Así que con pasos lentos pero desesperados, llego hasta el cuarto de su hijo, se acercó a la pequeña cuna, hacia solo una semana que había podido sacarlo de aquel horrible hospital, había nacido sietemesino y por ello había tenido que estar casi un mes en una incubadora, y no solo eso, con muchos cables conectados a su pecho y un tubo que le daba oxígeno.

–Bebé –hablo suave, agarrándolo entre sus brazos y arrullando, se sentó en una mecedora y lo acomodo encima de su vientre abultado, mirando esos ojitos pequeñitos–. Mi niño, te amo tanto.

Y Louis rompió en sollozos, abrazando a su pequeño bebé, susurrándole cuanto lo amaba, besándole su delicada frente, con su cuerpo temblando por los hipidos que soltaba.

–Déjalo salir –reconoció la voz de su amigo–. Solo tienes que dejarlo salir.

Zayn le acaricio el cabello.

–Los tres te necesitan –comento dulcemente–. No puedes darte por vencido, Louis.

–Gracias por volver, Zayn –hipo.

–Siempre juntos, hermano.

Louis sollozo aún más fuerte, lagrimas derramándose por sus ojos azules.

–Extraño tanto a Harry.

Ambos rieron, haciendo que la tensión de Louis se esfumara un poco. Pero cuando el doctor que atendía sus casos se acercó hasta él con una sonrisa cansada, sintió el mundo en sus hombros.

Rápidamente –o todo lo que su barriga la permita–, se acercó hasta él.

–¿Cómo están? –pregunto, colocándose una mano en la espalda para poder estar parado correctamente.

–Felicidades –él le sonrió–. Es padre de un lindo varón.

Louis abrió sus ojos enormemente, queriendo gritar de la felicidad.

–¿E-En serio? –tartamudeo.

El doctor asintió.

–Nació un poco prematuro, tendrá que estar en incubadora hasta que sus pulmones se maduren completamente.

Louis asintió, llorando de la felicidad.

–¿Y Harry? –Liam pregunto, frunciendo el ceño.

La mueca en la cara del doctor hizo que el mundo de felicidad que Louis tenía en ese momento se cayera a sus pies.

–Lo lamento –el doctor negó con la cabeza–, hemos hecho todo lo posible, pero el señor llego con los signos vitales muy bajos, tuvimos que hacerle cesárea rápidamente, pero tenía una hemorragia interna, y no aguanto.

Louis quiso hablar, decir cualquier cosa, pero todo se volvió negro ante sus ojos.

–Lo extraño mucho –él sollozo fuertemente, tanto que Zayn se preocupó y le quito el bebé de las manos– ¡Quiero que él esté aquí conmigo, que me diga que me ama y que todo estará bien!

Comenzó a gritar y a jalarse el cabello, Liam y Niall entraron corriendo por la puerta.

–¡Louis! –Liam exclamo, agarrándolo por los hombros–. ¡Contrólate!

Y es que, desde la muerte de su amor, Louis no había podido desahogarse, él había estado fuerte por su pequeño Jacob y las gemelas, pero ahora que veía como su hijo se parecía más a su padre no pudo aguantar más.

Solo iba un mes sin Harry, y él ya sentía que no podía aguantar.

–¡Louis! –una bofetada fue a dar a su rostro, pero ya era tarde.

Se dejó caer al piso de rodillas, con su barriga doliéndole. Había tenido un colapso mental.

(...)

Liam arrullaba entre sus brazos al bebé, esperando que el doctor saliera para darle noticias sobre su amigo y las gemelas. Zayn tocaba su rodilla en señal de apoyo, y aunque entre ellos las cosas eran incomodas, él trataba de no pensar en eso.

Niall se mantenía serio en un asiento, con sus ojos cerrados, el cabello revuelto.

No podía perder a otro de sus amigos.

–Familiares de Louis Tomlinson.

Liam reconoció al doctor, era el mismo que había atendido el caso de Harry, con el dolor en su pecho se levantó hasta él.

–Dígame la verdad –fue todo lo que pudo decir.

El doctor titubeo pero al final fue directo al punto.

–El señor Tomlinson murió.

Liam ahogo un sollozo, tratando de pensar con claridad, atrás de él el llanto de Niall se oía, Zayn solo respiro profundo, con sus ojos abiertos.

–¿Qué paso?

El doctor suspiro, tocándose el puente de la nariz.

–Louis había tenido mucho estrés junto el último mes, no había podido sufrir como era, la muerte de su novio, se había escondido todo, y cuando por fin pudo sacarlo, el colapso fue tan fuerte que... él entro al quirófano ya muerto, tenía una sobredosis de tranquilizantes y...

El doctor dejo de hablar, él sabía que ese tipo de noticias era muy fuerte, viendo a esos tres chicos llorando, mientras acogían al pequeño bebé entre sus brazos.

–¿Y-Y las gemelas? –Niall se atrevió de preguntar.

–Lo lamento –fue todo lo que dijo.

Y talvez, solo tal vez, Louis lo había hecho todo para dejar ese mundo, solo que no se pudo llevar a su niño con él.


Embarazo doble {Larry Stylinson} {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora