Setenta y tres.

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El funeral

Seguía sin decir una sola palabra, al parecer mi madre lo entendió, me sirvió el desayuno, pero no probé ni un bocado, y también entendió eso, fui a mi habitación, tome una hoja de cuaderno y un esfero y escribí en ella:

Sigues siendo lo mejor que me paso en la vida

Tome la hoja, y la puse en el cofre con todas las demás cartas que había echo para el y que nunca las vio. Las guarde en mi bolso, me arregle un poco y salimos con mi madre.

Al llegar dieron ganas de llorar en cada instante, pero, respiraba y dejaba que las lágrimas se quedaran donde deben estar, dentro de mi. Al verlo, recorde el funeral de Karen, recordé que probablemente no quisiera que lo vieran así, y recordé lo lleno de vida que era, no podría verlo así, tan pálido, y la verdad es que no se parecía en nada a el hombre que conocí.

Deseaba verlo desde hace mucho, y lo hize, lo vi... Muerto.

Me senti como cuando en la televisión sacan a un genio de su lampara y engaña con tus deseos, deseaba verlo, pero no de esta manera.

Tome el cofre de las cartas y lo deje dentro de el baúl en el que se encontraba, derrame algunas lágrimas en ese instante, y unas cuantas cuando culmino la reunión, y me desahoge por completo al llegar a mi casa. No comí nada ese día, mas que un jugo que insistió mi madre en que lo tomara.

Sigues siendo todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora