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~Narrador: Natsu, dos meses tras la partida de Lucy~
Ya han pasado dos meses desde que Lucy abandonó el gremio. Dos meses desde que todos nuestro compañeros la golpearon y maltrataron cuando ella no tuvo la culpa de lo que pasó. A partir de ese día, algo cambio en todos, ya no existía esa felicidad que radiaba el gremio. Se habían creado varios grupos, unos se arrepentían de lo que hicieron mientras que otros solo ignoran la realidad. Yo ya no podría ver a la cara a todos ellos, no podía ver a los torturadores de Lucy, ellos son los causantes de que la luz del gremio se desapareciese para siempre.
Desde ese día, Happy y yo siempre estamos en su departamento, con la esperanza de que algún día vuelva y podamos ser los que éramos antes. La echaba de menos y no solo yo, también aquellos que no estuvieron ese día, Gray, Erza, Wendy, Charle, Levy, Gageel, Juvia y Laxus.
Oí como sonaba mi lácrima, pero la ignoré, no quería hablar con nadie. Sé que si sigo así, lo único que haré es preocupar a los demás, pero lo único que puedo hacer es pensar en Lucy y desear que vuelva. La lácrima seguía sonando, posiblemente no pararía hasta que contestase, por lo que la tuve que coger a regañadientes.
-Natsu, al fin contestas- Erza, ella fue la que nos dio a todos lácrimas para estar en contacto unos con otros, pero sé que nos las dio para tenerme vigilado -espero que no se te haya olvidado, pero estamos todos en tu casa, esperándote, para hablar de las nuevas noticias y rumores sobre Lucy.
-No se me había olvidado Erza, solo estaba-
-Sabemos que estás en su departamento, pero así no harás que vuelva y lo sabes- me quedé en silencio porque sabía que tenía razón -no tardes en llegar- y cortó la comunicación.
Llevamos dos meses encontrándonos en mi casa para poder buscarla a espaldas del consejo, ya que estos la dieron por muerta. A parte de esto, el maestro nos prohibió buscarla, no quería que más de nosotros nos fuéramos. A él también le dolió lo que le pasó a Lucy pero no pudo evitar lo que pasó.
Estuve un rato mirando la pared, no quería irme de su departamento a pesar de que la casera me dijo que tarde o temprano tendría que dejar de venir porque había clientes que querían comprarlo. No me gustaba la idea de que alguien estuviese viviendo en su departamento, pero era la realidad y tenía que aceptarlo.
Cuando quise darme cuenta, ya estaba de camino a mi casa. Me encontré con Gray fuera de esta, mirando a la nada. Gray también fue uno de los que más sufrió por la ida de Lucy, era como su hermana pequeña y la perdió sin que pudiese hacer nada. Le coloqué una mano en el hombro y se giró para mirarme. Estuvimos así unos minutos hasta que Erza salió y nos obligó a entrar en la casa para no perder más tiempo.
-Ya estamos todos- nos sentamos al rededor de la mesa -empecemos a hablar de los rumores- todos asentimos.
-Juvia y yo...- todos miramos a Gray - cuando estuvimos en nuestro último trabajo, escuchamos a un grupo de personas hablar de que habían visto a una chica rubia en la ciudad de Acalypha, fuimos a preguntarles pero nos dijeron que lo oyeron de unos amigos que vivían allí.